La cualificación de los cabecillas de las Farc

Publicado: 2007-07-08   Clicks: 1925

 

Por coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Publicado el 8 de Julio 2007 12:50 PM en el Diario El Tiempo de Bogotá-Colombia

http://www.eltiempo.com/blogs/analisis_del_conflicto_colombiano/2007/07/La-cualificacin-de-los-cabecil.php

      Hace casi un par de años una funcionaria de las Naciones Unidas afirmó en Bogotá que en las Farc hay un importante número de cabecillas cualificados con entrenamiento político y bélico. No obstante que ninguna institución, ni ningún interlocutor válido opinaron con seriedad al respecto, llovieron truenos y centellas a favor y en contra del comentario de la referida señora.

     Sin embargo, la existencia de la cuadrilla Teófilo Forero y la espectacularidad de sus acciones, corrobora que la funcionaria si tenía razón y que durante las últimas dos décadas las Farc han refinado la preparación de sus terroristas, con base en el criterio que cada combatiente es un cuadro político-militar en potencia, proyectado para reclutar y capacitar otros cabecillas.

     Las técnicas de combate irregular con fuerzas especiales utilizadas por las Farc en San Juanito-Meta, Las Delicias-Putumayo, El Billar-Caquetá, La Carpa-Guaviare, Gutiérrez-Cundinamarca, Patascoy-Nariño y Cerro Tokio-Valle, demostraron la contundencia de golpes masivos contra unidades militares mal comandadas, después que los terroristas desarrollaron una minuciosa labor de inteligencia, producto de la impericia y falta de concepción estratégica de los comandantes de las brigadas afectadas.

     Además de la “artillería guerrillera” integrada por los letales cilindros-bomba cargados con metralla y excrementos humanos para hacer mas dramática la supervivencia de los heridos, las Farc utilizaron en esos ataques, a unidades entrenadas y equipadas como fuerzas de infantería ligera, adiestradas mediante procedimientos de comandos terrestres, preparados para efectuar infiltraciones tácticas sorpresivas, aplicar técnicas de arrastre bajo y golpes de mano contundentes.

     Quienes ejecutaron tales acciones fueron entrenados por instructores vietnamitas, nicaragüenses, salvadoreños, cubanos, rusos, islámicos, ingleses y vascos. A la milimétrica ejecución de planes de asalto, se sumaron la preparación sistemática de los ataques, con la ayuda de filmaciones realizadas durante las “penetraciones” al objetivo, maquetas del tamaño de las bases fijas atacadas, reconocimiento visual y cartográfico del terreno, previsiones de contingencia, acopio de explosivos cerca del lugar del combate decisivo, organización de las redes de informantes alrededor de las bases militares y capacitación de las escuadras guerrilleras para atacar en la penumbra, de acuerdo con los conceptos básicos de la táctica militar para las operaciones ofensivas terrestres.

     Al mismo tiempo, cada bloque de frentes creó su propia armería, su propio hospital de guerra, sus caletas y sus rutas de aprovisionamiento. Algunos terroristas cualificados fueron enviados desde el Secretariado a las cuadrillas, con la misión de entrenar nuevos técnicos en explosivos, inteligencia de combate, tráfico de estupefacientes, lavado de activos y en general para articular toda actividad táctica con la línea estratégica global del movimiento terrorista.

     Los espectaculares secuestros del edificio Miraflores y el avión de Aires en Neiva, así como de los 12 diputados en Cali, corroboran que el adiestramiento de las llamadas fuerzas especiales de la columna móvil Teofilo Forero va mas allá del afán mediático de los periodistas y estrategas de escritorio que pontifican acerca del conflicto.

     El atentado contra el club El Nogal y la publicación de los nexos de las Farc con extremistas islámicos, etarras y miembros de Ira, corroboró que la cualificación de la organización terrorista abarca el componente armado, las estructuras financieras, la concepción política y refleja la intensa actividad prosubversiva desarrollada en varios países por el llamado Frente Internacional de las Farc, mientras los cuerpos diplomáticos y consulares colombianos duermen sobre los laureles de la indiferencia.

     Algunos de los propósitos de tener cabecillas cualificados son: incrementar la efectividad en combate, aumentar el número de combatientes entrenados para integrar las milicias bolivarianas, desarrollar dentro de las masas la línea política del Partido Comunista Clandestino y ampliar la cobertura política del Movimiento Bolivariano de los Pueblos orientado desde Venezuela.

     El éxito de las Fuerzas Militares contra las Farc en Cundinamarca durante los dos primeros años de gobierno del presidente Álvaro Uribe, se debió a la importante cantidad de bajas en combate de cabecillas cualificados que propició el Ejército contra las cuadrillas encargadas por el Secretariado para instalarse alrededor de Bogotá.

     En la práctica las bajas en combate de los cabecillas cualificados, lo cual ha incidido en el estancamiento del plan estratégico de las Farc, han sido producto de la contundencia de algunas operaciones militares concretas y no de una estrategia concisa en torno a este punto sensitivo del poder relativo de combate. Por lo tanto, como no hay una estrategia integral del Estado para contrarrestar la de las Farc, la guerra en Colombia se ha convertido en un proceso crónico, prolongado por la persistente cualificación de los cabecillas de las Farc y la ausencia de acción integral por parte de todos los componentes del poder nacional en aras de conseguir y consolidar la necesaria paz.

 

Coronel  Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

 

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