Juan Manuel Santos ¿De tal palo tal astilla?

Publicado: 2017-03-17   Clicks: 3174

       Análisis del conflicto colombiano

      En 1985, Jacobo Arenas terrorista, fundador  e ideólogo de las Farc publicó por medio de la Editorial Oveja Negra, un libro que ahora las Farc han puesto gratis en internet, intitulado Cese al Fuego, que no es otra cosa que la visión marxista-leninista del Plan Estratégico de las Farc para desarrollar un proceso de guerra revolucionaria hacia la toma del poder, por medio de la combinación de las formas de lucha.

     Cover Operción SodomaEl orador principal en el lanzamiento de este libro fue Ernesto Samper Pizano, hoy amangualado con Juan M. Santos en sostener la caña de supuestas bondades de las capitulaciones gubernamentales frente a las imposiciones de las Farc en Cuba.

     Igual que sucede con todos los documentos de interés para la inteligencia estratégica y la  seguridad nacional, Cese al Fuego de Jacobo Arenas, nunca fue analizado, ni evaluado por los sabihondos ministros de Defensa civiles, los mandos militares ansiosos de sumar bajas de bandidos en combate, los cancilleres y embajadores debajo de cuyas narices creció el Frente Internacional de las Farc, los congresistas acostumbrados a deslechar el Estado, los magistrados ansiosos de prebendas monacales, los académicos que tienen dos manos izquierdas a la hora de evaluar la guerra en Colombia y los periodistas ansiosos de premios del gremio sin profundidad investigativa o dóciles a la mermelada de turno.

     Mucho menos lo leyeron De La Calle, Mora, Naranjo, Jaramillo, Pearl y los demás sordo-mudos que fueron a aceptar imposiciones de las Farc en Cuba, porque el exceso de mermelada les produjo tal grado de diabetes, que como dicen los campesinos “se les nublaron las vistas”.

      Y por no leer este documento, ni los “textos programáticos de las Farc” es que Colombia se encuentra ad portas de entrar a una etapa de violencia peor a las ya vividas, pues el “acuerdo Santos Farc” solo los favorece a ellos dos, pero no al país, ni a quienes han padecido la violencia derivada del narcoterrorismo comunista durante varias décadas.

     Releyendo el texto escrito por Jacobo Arenas como línea de fe de las Farc para cualquier negociación de paz, encontramos esta perla:

     “Se dice y es cierto, que en  aquellos tiempos, el Dr. Eduardo Santos a la sazón director-propietario de El Tiempo, entregó dos y medio millones de pesos para financiar guerrillas” Cfr. Arenas Jacobo, Cese al Fuego, Editorial Oveja Negra, Bogotá-Colombia, Primera Edición 1984.

     El punto grave del asunto, es que Eduardo Santos fue presidente igual de cuestionado o peor que Juan Manuel, que el mismísimo Gaitán, muy cercano a los comunistas de la época con el tema de las tierras ocupadas por las élites de las capitales fue su crítico acerbo, y que por obra y gracia de la demagogia y la politiquería, la imagen de Eduardo Santos terminó siendo vendida a los colombianos como la de un prohombre, un estadista y un liberal “integérrimo”.

      Igual que con Alfonso López Michelsen y Carlos Lleras, que hasta de “monumento o ícono” los pusieron en los billetes de circulación monetaria nacional. A ese paso, dentro de no muy poco, el Mono Jojoy, Tirofijo, Pablo Escobar, Alfonso Cano, el cura Pérez, Sangrenegra, Chispas, Deesquite, el ganso Ariza, el pedófilo Garavito y otros personajes de lados muy oscuros, serán imágenes de los billetes en Colombia.

     Con sobrada razón, Indalecio Liévano escribió en su obra inmortal “Los Grandes Conflictos Sociales y Económicos de Nuestra Historia”, que las galerías de próceres y prohombres colombianos, están llenas de mediocres.

     Si las Farc reconocen que Eduardo Santos financió las guerrillas comunistas, que no surgieron desde 1948 en consecuencia directa de la muerte de Gaitán,como pretenden engatusar los comunistas y los “intelectuales de izquierda” sino que fueron aprobadas desde 1947 por el Partido Comunista Colombia, como también lo afirma Jacobo Arenas en el mismo libro, esto induciría a pensar que a Juan Manuel Santos no le asiste el genuino deseo de paz que tanto exterioriza, sino un acentuado interés por legitimar el proyecto político fariano.

      Esto es lo que decía Jacobo Arenas al respecto:

     —Un pleno ampliado del Comité Central del Partido Comunista Colombiano realizado en los finales de 1947, diseñó como tarea inmediata  pasar a la organización de la Autodefensa Popular para responder a la violencia oficial con la violencia organizada y serena de las masas— 

     —Fue una organización campesina armada y (sic) bajo la dirección del Partido Comunista en las regiones agrarias bajo su influencia, creció y se hizo fuerte allí donde las circunstancias lo exigieron—

      —En algunas ciudades y poblaciones importantes, la Autodefensa fue organizada y jugó papel de gran significación en el enfrentamiento con los pájaros, organización paramilitar al servicio del gobierno y los gamonales del pueblo, de los latifundistas y reaccionarios, dirigida a matar a los opositores que hallaran en su funesto camino—

     —La autodefensa inició en el Tequendama, Viotá, y 10 municipios circunvecinos, para luego expandirse a Montevideo y El Pato en Santander, la línea del ferrocarril de Puerto Wilches, a San Juan de Rioseco en Cundinamarca, a Chaparral en el sur del Tolima, a la Concepción en Santander del Norte, a las zonas de la Tropical Oil Company, a la Shell y la Socony Vacunyn en los territorios petroleros, a la región del Ariari en los Llanos Orientales y a otros lugares del país—

     —Pero para que un movimiento de autodefensa pueda dar a luz una guerrilla, se requiere que sea un núcleo disponga de una estructura orgánica y de mando, de un plan militar, de un conocimiento de la táctica, lo operacional y lo estratégico; cuyos integrantes ya no luchan por la defensa de sus intereses particulares, no luchan por la tierra, sino por el triunfo de la revolución, es decir, combatientes de nuevo tipo, profesionales de la causa, que combaten ante todo por el poder—

       Aunque en las redes sociales, de manera aventurada muchas personas han escrito que Juan Manuel Santos es comunista e integrante de las Farc, e inclusive le adjudican el alias de Santiago y asocian su actividad politiquera y demagógica a favor de la supuesta paz, aunándole la melosería con los bandidos  y el ”mamertismo” crónico de su hermano Enrique muy cercano a los “intelectuales  terroristas”, siempre hemos sostenido que Juan Manuel Santos es un tipo mediocre, sin visión estratégica, un niño rico igual a Andrés Pastrana al que le faltaba el juguete de la presidencia para satisfacer su ego y luego el Premio Nóbel de Paz y que por esas razones, cedió todo lo que pidieron y le siguen imponiendo las Farc.

     Pero si se mira desde otra óptica, cuando algo ocurre una vez es casualidad, cuando se repite por segunda vez es coincidencia y cuando se repite por tercera vez, se configura una agresión. En ese orden de ideas, que el tío-abuelo haya sido cómplice e instigador de bandidos, que el hermano mayor apologista de las guerrillas del Llano, sea “mamerto del Chicó” como son todos los comunistas que viven como ricos y hablan en nombre de los pobres, y que el actual presidente sea tan laxo y desenfocado con las Farc, amerita que la familia Santos aclare al país, cuál es su verdadera inclinación ideológica y para donde quieren enrumbar a Colombia.

      Pero no con el espurio documento que publicó en España a costas del bolsillo de los colombianos, el actual Procurador cuando pelechaba de las mieles de la burocracia diplomática como embajador en Madrid, mediante una propaganda editada en pasta dura costosísima y sin contenido serio, llena de auto-elogios a una familia, que en realidad está manchada por perversos personajes, que usando un apellido de “alcurnia” ha coadyuvado a la violencia crónica en el país.

     Es la ocasión para que los terroristas Iván Márquez, Granda, Catatumbo, Alape, Santrich, Timochenco (si es que todavía su corazón no ha sido justiciero con él), la Sandino, y los demás criminales abiertos y clandestinos, que idolatran a Jacobo Arenas, confirmen o nieguen lo escrito por el borrachín ideólogo marquetaliano acerca de los nexos del expresidente Eduardo Santos con los terroristas, que digan de una vez por todas, cuál es la relación y cuáles son las razones para que Enrique Santos destrabara siempre las conversaciones; y, para que Juan Manuel Santos sea claro con el país y el mundo, si de verdad quiere la paz como la queremos los colombianos, o la paz que conviene a las Farc y a los comunistas armados y desarmados.

     Por lo pronto quedan muchos interrogantes acerca de la frase lapidaria de Jacobo Arenas en su libro Cese al Fuego, texto que recomendamos a todos los colombianos que lean, para entender mejor a que están jugando las Farc con la farsa de la paz, las zonas veredales y la cola de idiotas útiles incluida la ONU:

      “Se dice y es cierto, que en  aquellos tiempos, el Dr. Eduardo Santos a la sazón director-propietario de El Tiempo, entregó dos y medio millones de pesos para financiar guerrillas”

       Uno de los interrogantes es:

      Juan Manuel Santos: ¿De tal palo, tal astilla?

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Especialista en Defensa nacional, Estrategia y Geopólítica

www.luisvillamarin.com

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