Por Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido
Escritor-estrateg
Publicado el 28 de Agosto 2007 7:16 PM en el Diario El Tiempo de Bogotá-Colombia
Es increíble que tan solo después de mas de 40 años de agresión comunista armada contra la institucionalidad, hasta ahora inicie a despertar sensibilidad social y política el tema del interminable conflicto interno. Estamos enfrascados en un estrecho túnel y no queremos buscar la luz. Nos hemos quedado del tren de la historia. Por un lado la dirigencia política nacional, regional o local, aferrada a las egoístas prebendas de la burocracia. Por el otro la guerrilla comunista, aferrada a arcaicos pensamiento políticos y métodos de violencia despiadada contra quienes curiosamente dicen defender.
Por el otro, los terratenientes, industriales y comerciantes, dueños del capital, aferrados en negarse a aceptar el precepto constitucional y moral de poner toda la propiedad privada al servicio del bienestar social, mediante la generación de empresas, empleos y estímulo tanto del ahorro como del consumo. Muchos de ellos, se han dedicado a financiar grupos criminales que se les salieron de las manos, porque el narcotráfico, un cuarto actor con intereses delictivos particulares, permeó todas las estructuras del viejo modo de vivir en Colombia, inclusive el de las guerrillas terroristas.
Y en medio de ese desorden, la población civil desinformada y sin capacidad de maniobra por falta de liderazgo, en particular los estratos uno al tres, pone la mayor parte de los muertos y los heridos, con la circunstancia agravante que unos cuantos manipuladores, venden ideas extremistas o críticas persé sin proponer o iniciar a buscar las soluciones.
Por desgracia, no hay estadísticas ni mucho menos estudios serios y rigurosos en torno al grave problema de los lisiados de guerra. Por las calles de las ciudades colombianas circulan miles de víctimas de las mortíferas minas quiebrapatas, sobrevivientes a estallidos de cilindros-bomba, heridos con arma de fuego, etc.
Algunos están parapléjicos, otros están ciegos, sordos o con dificultades en el habla. Algunos carecen de una o las dos piernas, brazos o manos. Otros padecen problemas siquiátricos. Y mucho mas.
No obstante la indiferencia del pueblo colombiano, carente de lideres que lo orienten es grande. Los medios de comunicación se prestan para hacer despliegues propagandísticos particulares con el día de los soldados heridos en combate, pero eso no sensibiliza, ni induce al cambio de comportamiento de la llamada sociedad civil. Cada quien se cree depositario de la verdad. No entendemos de objetivos nacionales, ni de planes estratégicos de gobierno, ni de administrar por objetivos, ni de construir con base en modelos de desarrollo socio-económico. Priman la politiquería, el amiguismo, el clientelismo y las componendas. Lógicamente, la única perdedora es Colombia.
Y como no hay consenso nacional para detener a los violentos, como el pueblo colombiano no se une para poner en su lugar a las Farc, a las Auc, a los politiqueros corruptos, la guerra es crónica dentro de un interminable círculo vicioso. Y mientras tanto, miles de lisiados pululan por las calles, a la espera que lleguen otros a engrosar las desconocidas cifras sin registrar.
Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido
Analista de asuntos estratégicos