AUC, coca, política y guerra

Publicado: 2004-11-17   Clicks: 2063

   

Análisis del conflicto colombiano

     Publicado en el Periódico Acore de Bogotá Colombia el 17 de noviembre de 2004 Página 20

     Episodios recientes dentro y fuera de Santa Fé de Ralito, ponen en evidencia que el poder local de las autodefensas ilegales tiende a regionalizarse y a suplantar a autoridad del Estado, erosionada por acumuladas décadas de desgobierno, corrupción administrativa y vacío de autoridad primero llenado por las Farc y suplantado de facto por los mal llamados paramilitares. En ambos casos el narcotráfico constituyó el oxigeno de unos y otros.

     La política colombiana de las últimas tres décadas está signada por efectos directos e indirectos del narcotráfico, pus la estabilidad institucional y la conservación del orden público han dependido de la lucha nacional e internacional contra este flagelo. La elección popular de Pablo Escobar, cuya campaña fue financiada con dineros calientes y la inmersión en el narcotráfico,  primero del M-19 y luego de las Farc, con la complicidad de funcionarios oficiales cubanos y nicaragüenses sandinistas, dio luces a las crecientes formas de autodefensas financiadas en un principio por ganaderos y agricultores asediados por la guerrilla, para después caer en el mismo esquema económico.

       La ausencia de autoridad y liderazgo regionales, sumada a al centralización de la política nacional, facilitó la incubación de gérmenes subversivos y de violencia en los antiguos territorios nacionales, puesto que los dirigentes de turno, ansiosos de satisfacer prebendas personales, olvidaron la provincia, en un país como ya se dijo, subsiste por si mismo y a pesar de sus gobernantes.

      Ayer fueron satanizadas las Farc en El Caguán. Hoy son satanizadas las AUC en Santa Fé de Ralito. A Pastrana se le tilda de laxo e indolente. A Uribe de autoritario y obsesivo. Facciones, grupúsculos, coaliciones de ocasión y hasta los comunistas pescan en río revuelto. Y la única perdedora es Colombia, por ausencia total de una estrategia integral del Estado para combatir la violencia endémica.

     A lo anterior se suma la indiferencia congénita del pueblo colombiano, ausente en las grandes decisiones, impío ante su propio destino e incapaz de construir el tejido social y la estructura social con objetivos a largo plazo. En ese orden de ideas los conceptos generales de defensa y seguridad nacional son ajenos a la población civil, afectada al extremo por el accionar de los grupos violentos. De contera, no hay programas de desarrollo socio-económico prolongados en el tiempo. Cada quien llega a ocupar los cargos públicos convencido que su antecesor no servía, por ende, la solución es rehacer o cambiar todo.

    Producto de ese maremágnum, el narcotráfico se posicionó como la forma más fácil de obtener ingentes recursos, para ricos y pobres, para dirigentes y gobernados, para la diáspora en el extranjero y miles de colombianos hacinados en cinturones subnormales de miseria, zonas abandonadas de la inversión estatal y en las entrañas de la política, algunos sectores de la industria, la banca, el deporte y los reinados de belleza entre otros.

    En ese escenario, las AUC hallaron la fuente ideal para responder a la agresión comunista y de paso para construir, por medio de la violencia y el terror, un imperio clandestino con fuerza política y aceptación, a veces tácita y a veces abierta, de quienes fueron víctimas de las barbaridades de las guerrillas durante treinta años. Lo grave es que el Estado colombiano no tiene la capacidad militar para apagar la hoguera de las pasiones políticas manchadas de narcotráfico, mientras que la sociedad civil permaneció, pero lo que es peor, permanece indiferente ante su suerte y destino.

    El vergonzoso periodo gubernamental de 1994-1998, cuando Colombia fue declarada ante el mundo entero como una narco democracia, fue complementado por una crisis de autoridad total, con el visto bueno de los indiferentes, lo cual redundó en la imposición por la fuerza de autodefensas y guerrilleros, en un combate financiero y geopolítico que por la dimensión de sus alcances hace parte de la lucha internacional contra el terrorismo, el narcotráfico, el lavado de activos y el tráfico de armas.

     Los hechos de sangre ocurridos desde cuando iniciaron las conversaciones de paz con las AUC demuestran que ese grupo no solo es una fuerza de criminales, como pretenden demostrar las Farc ys sus correligionarios, sino que por la dinámica del conflicto se convirtió en el elemento físico que rellenó el vacío de autoridad civil y la incapacidad táctica de las tropas para combatir guerrillas escurridizas y protegidas por los pobladores civiles simpatizantes del fenómeno subversivo comunista.

     Al declararse anticomunistas, las AUC  dieron tinte político a su planes, pero sobre todo imprimieron este rótulo, como consecuencia de la violencia irracional, dentro de la misma lógica terrorista impositiva de las Farc dentro de las comunidades campesinas. Al mismo  tiempo, el narcotráfico conservó la enorme influencia en la economía local, regional y nacional.

     En síntesis, con todos los altibajos y dificultades, lo que se negocia en Santa Fe de Ralito, no solo es la desmovilización de un grupo criminal, que de hecho lo es, pues con la irracionalidad, la barbarie y la inmersión en el narcotráfico, resultó peor el remedio que la enfermedad. Es la obligación legal del Estado colombiano de recuperar el monopolio de la ley y el orden en todo el territorio nacional, y, a la vez garantizar con métodos lícitos que la guerrilla dejará vivir en paz a los afectados.

     Ante la evidente dificultad para solucionar ese problema, las autodefensas untadas hasta la coronilla de narcotráfico, constituyeron nuevos carteles o apadrinaron los ya existentes. Entre tanto la guerra continúa y las autodefensas ganan legitimidad sobre la misma estela de terror y crímenes que construyeron las Farc, al mismo tiempo que la comunidad internacional, inmersa en los problemas de la globalización, la amenaza del terrorismo y los problemas internos, olvida el constante desangre colombiano. Controvertida lógica de la paz y la guerra en Colombia.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

 

Obras del coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

 

     

       

     

Reciba gratis noticias, articulos y entrevistas

* indicates required

Maintained and Created by: { lv10 }

LuisVillamarin.com, 2015©