Santos, Rivera y hasta las Altas Cortes hacen politiquería con las operaciones militares contra el narcoterrorismo comunista.

Publicado: 2011-06-06   Clicks: 3442

                Análisis del conflicto colombiano

     En las últimas tres semanas ha sucedido una serie de acontecimientos mediáticos derivados del manejo politiquero que el gobierno nacional, y quien lo creyera, hasta las Altas Cortes, han dado a los resultados de operaciones contra el narcoterrorismo comunista en Colombia.

     Mientras con evidente deseo de deslegitimar todo lo que hizo el expresidente Uribe (2002-2010) sus contradictores políticos apoltronados en la Corte Suprema de Justicia, no han escatimado nada para actuar de espaldas a la realidad nacional, a la defensa nacional y al juramento que como magistrados del alto tribunal, les asiste para pensar primero en Colombia y luego en sus intereses personales.

     A la controvertible decisión de la Corte Suprema de Justicia  de desconocer la validez de los contenidos de los computadores de Raúl Reyes, se agrega la inexplicada actitud politiquera del presidente Santos para dar a conocer los explosivos contenidos de los computadores de Jojoy y Tirofijo.

    Ese manejo a cuentagotas de la información enfocada solo a publicar datos que ya son conocidos en torno a la conducta narcoterrorista de las Farc; deja en duda la credibilidad del mandatario y demuestra su vehemente deseo reeleccionista, aún a costa de sacrificar la seguridad nacional en aras de que no se enoje su “nuevo mejor amigo”.

    De ñapa, la Cancillería con la ministra de Relaciones Exteriores a la cabeza, está más dedicada a tener contentos a Chávez, a Zelaya, a Correa y los demás cómplices de las Farc, que a proyectar la industria, el comercio y los talentos de  Colombia en el exterior.

     Pero el sainete no termina ahí. Otra alta corte profirió un fallo politiquero y populista. A partir de la sentencia que obliga al Estado Colombiano a indemnizar a unos soldados secuestrados en la base de las Delicias en 1996, se abrió el boquete para que cualquier ex secuestrado demande al Estado por las mismas razones.

     O lo que es peor, para que cualquier uniformado prefiera dejarse secuestrar en combate, a sabiendas que cuando lo liberen será indemnizado, le pagarán todos los salarios atrasados y fuera de eso recibirá la asesoría y apoyos que han recibido otros ex secuestrados.

    En ambos casos, computadores de Reyes y Las Delicias flotan dudas que ninguna de las dos cortes quiere aclarar y que obligan a preguntarles: 1.¿Conocen los alcances del Plan Estratégico de las Farc  los magistrados de las dos cortes aludidas?. 2. En caso afirmativo que lo conozcan, ¿entienden la gravedad de los alcances de sus mediáticas decisiones? 3. ¿Entienden estos honorables magistrados, que el presidente ecuatoriano Rafael Correa además de cómplice de las Farc es traicionero y que aprovechará esta circunstancia para incrementar demandas internacionales en dólares contra Colombia?

    4. ¿Analizaron los ilustres magistrados que tales decisiones solo favorecen a los terroristas d las Farc encarcelados por la Farcpolítica? 5. ¿Evaluaron los ilustrísimos juristas que este tipo de decisiones inciden en la desmotivación de las tropas para combatir el narcoterrorismo, al ver que todos los esfuerzos y sacrificios en el campo de batalla, son negados por decisiones absurdas justificadas con tecnicismos y leguleyadas de “ilustrados jurisconsultos”.

    Y a este sainete se agregan otros ingredientes: El dúo Santos-Rivera además de desleal con las tropas actúa con desmesurado protagonismo mediático personal, en la lucha individual de cada uno de ellos dos, por  evitar que Vargas Lleras sea presidente en el 2014 y desde luego, por ser “el niño en el bautizo, la novia en el matrimonio y el muerto en el velorio”. Egocéntricos y vanidosos, están convencidos que el universo gira alrededor de ellos.

     Inepto para dirigir una estrategia integral contara el narcoterrorismo, desconocedor absoluto de la Defensa Nacional, desleal con las tropas en actividad y las reservas de la Fuerza Pública, el ministro Rodrigo Rivera copió y hace las mismas fanfarronadas de Santos.

    Cada vez que los soldados o policías propinan un golpe al narcoterrorismo, Rivera aparece  ante los medios rodeado de generales y almirantes y habla cuál emperador frente a su séquito. Con estulta arrogancia también copiada de Santos se auto atribuye lo magistral de cada operación, la capacidad de decisión y el liderazgo que necesitó para  concretar cada golpe.

     Lo malo del asunto es que los altos mandos militares no le dicen nada y lo acompañan en el acto teatral. Así, ante el país y el mundo, Rivera que es  desleal y traicionero con el bienestar de los soldados que lo defienden y sostienen en el inmerecido cargo, hace politiquería con fines personales.

     No le importan ni la sangre, ni el sudor, ni el sacrificio ni la abnegación de militares y policías, pues igual que  Santos y los demás politiqueros que han sido ministros de defensa, ahora los utiliza para sus fines egoístas, y  luego los mira como estorbos cuando se retiran del servicio activo y reclaman sus derechos legales, verbigracia los servicios de salud y el pago de salarios atrasados desde 1992.

    En otro escenario, Santos aprovechó la ceremonia de ascenso de oficiales en la Escuela Militar para llenar de fingidos elogios a las tropas, a las que él mismo se ha opuesto a que perciban los salarios ordenados por la ley desde 1992.

    A su connatural teatralidad, Santos agregó otra frase triunfalistasimilar al cuento chino del “fin del fín”, “les estamos respirando en la nuca”, con el reciente argumento que “cabecilla que ponen, cabecilla que eliminamos”.

    Todo lo anterior indica que las Fuerzas Militares y la Policía no solo son vistas por los politiqueros de turno como un mal necesario, sino como el filón del cual pueden sacar los mas mediáticos y propagandísticos réditos para su vanidosa proyección personal, así pierda Colombia.

    Politiqueros como Santos, Rivera y unos cuantos magistrados desubicados frente a la realidad colombiana, están tan encaramados en su ego, que se creen monarcas infinitos, sin comprender que a mediano plazo, tanto y tan constante desmoronamiento de la institucionalidad saldrá caro para Colombia y que la historia los juzgará por mediocres ineptos y hasta por traidores a la patria.

    Entretanto seguirán vulnerados los derechos legítimos de las Fuerzas Militares, la Policía y sus reservas activas. Por lo tanto se requiere de un movimiento político que restituya esos derechos, ubique senadores en comisiones de defensa, relaciones exteriores y presupuesto; y logre que el ministerio de Defensa sea ocupado o por un oficial en actividad o por un miembro de la reserva activa. Eso como mínimo…

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

Obras del coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

 

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