Mientras persista la corrupción no habrá paz en Colombia

Publicado: 2010-01-14   Clicks: 3524

     El domingo pasado 10 de enero El Tiempo publicó una denuncia que por sus connotaciones debería ser un escándalo mayúsculo, pero que por desgracia y por fuerza de repetición, es algo normal en Colombia, pues fuera de unas cartas al foro del lector, nadie mas dijo nada. Ni la radio, ni los noticieros de televisión, ni los programas de opinión abordaron el tema.
     La explicación es sencilla y los hechos abundan. Pese a que la corrupción vulnera los derechos y limita el desarrollo integral de los colombianos, Foncolpuertos, Transmilenio, el puente de la 92 en Bogotá, la Hidroeléctrica del Guavio, el caso de la mona Haller, el robo de Roberto Soto Prieto, el robo  al departamento de Caldas, el caso de un contralor de Bogotá que en menos de tres años incrementó su capital personal en más de tres mil millones de pesos, los cuestionados contratos de restaurantes escolares en la administración de Lucho Garzón, los contratos de la secretaria de educación del Distrito y muchos casos más, son monumentos a la corrupción que nos hicieron perder la capacidad de asombro.

      En ese orden de ideas, en entrevista con Yamid Amat el Zar Anticorrupción Oscar Ortiz denunció que tras rigurosos seguimientos e investigaciones, su oficina determinó que en promedio cada soborno para acceder a la contratación pública equivale al del 12,9 por ciento, es decir que  si se aplica ese porcentaje al Presupuesto de Inversión de la Nación durante el año 2009, totalizado en 30 billones de pesos, significa que 3,9 billones de pesos, de los impuestos que pagamos los colombianos, terminaron en los bolsillos de hampones de cuello blanco incrustados en todos los niveles de la administración pública.

     Las cifras indican que con esos se dineros se hubieran podido construir 2.000 alcantarillados y 1.800 acueductos; se hubiera costeado la educación de 325 mil niños;  347 mil familias de estratos bajos hubieran podido acceder al subsidio de vivienda individual de 11,5 millones de pesos cada uno.

     O visto de otra forma, la suma total de los sobornos equivale a un año de inversión extranjera directa que en el 2007 fue de 3,7 billones de pesos. Calculan los analistas del Zar Ortiz, que el 17 por ciento de los proponentes vinculados a la contratación ofrece sobornos y el 32 por ciento son solicitados por los servidores públicos.

     Lo grave es que hay muy pocas denuncias: El 28 por ciento de empresarios conoce hechos de corrupción pero solamente el 8 por ciento los denuncia.  El Zar Ortiz fue al grano. En primera instancia denunció un aberrante hecho de corrupción que enloda a una de las altas cortes. Es el caso de la licitación del Ministerio del Interior y de la Justicia para la seguridad tecnológica en las cárceles, en la cual se presentaron tres propuestas. Dos de los oferentes se pusieron de acuerdo para inhabilitar al tercero.

     Descubierta la trama, el Zar anticorrupción, la Procuraduría y la Fiscalía, incidieron para que el Ministerio revocara la adjudicación antes de la firma del contrato. Pero una extraña acción de tutela fallada por el Consejo Superior de la Judicatura, obligó al Gobierno Nacional a firmar el contrato.

      La situación es grave y sintomática. El Consejo de la Judicatura conocía el proceso y, a pesar de las evidentes triquiñuelas urdidas por los corruptos, aprobó la tutela con unas aclaraciones (que para la oficina anticorrupción son poco convincentes), y ordenó suscribir el contrato de 53.500 millones de pesos, el cual está en proceso de ejecución.

      De resultar cierta la sindicación que una de las tres más altas instancias del poder jurisdiccional esté salpicada de corruptos, quiere decir que se dañó la sal, y que Colombia se quedó sin credibilidad en las altas cortes, pues otra de este mismo nivel, está inmersa en política partidista y constituye un partido de oposición, que hace mandados a los padrinos políticos de algunos de los magistrados.

      Al parecer, han ocurrido otras extrañas maniobras en el seno de la Judicatura. Dentro del sesgado proceso contra el coronel Plazas Vega, este instauró una tutela contra unos magistrados por presuntas irregularidades en su contra. De manera increíble la tutela fue entregada al mismo Consejo de la Judicatura para que se auto investigara y por obvias razones el fallo fue a favor de los denunciados. Como dice Plazas Vega: "De manera increíble los magistrados de la Judicatura, en este caso fueron juez y parte"

     Pero la corrupción abarca la estructura nacional, departamental, municipal. Por ejemplo, en 762 municipios se detectaron 5.026 irregularidades. Para citar un solo caso, la Unidad de Mantenimiento de la Malla Vial gestionó dos procesos contractuales: uno por más de 40 mil millones de pesos y otro por más de 36 mil millones.

     El objeto era el diagnóstico y el mantenimiento de vías locales. La oficina Anticorrupción pidió acreditar el astronómico suministro de 20 mil metros cúbicos de asfalto en un contrato. Solamente, dos o tres empresas podían ser oferentes habilitadas, lo cual infiere casi escogencia predeterminada.

      El zar advirtió que las condiciones eran excluyentes. Inconvenientes tanto para el Estado, porque dejaría de tener más opciones, como para el derecho de los particulares a trabajar con los recursos públicos. El proceso posterior se convirtió en un juego de astucia entre los interesados en la presunta movida chueca y el Zar que trata de evitar la concreción de un fraude administratativo, para enriquecer ratas.

     Se podrían enumerar no unos sino miles de casos de corrupción y deshonestidad. Lo grave del asunto es que al desviar esos dineros a las arcas del hampa de corbata, los comisarios políticos de las Farc encuentran terreno abonado para engañar incautos con los argumentos de la revolución comunista armada; Chávez tendrá más abierto el camino para financiar y auspiciar a sus amigos del Polo para que avancen en el proyecto de esclavizar al país dentro  la esfera del socialismo del siglo XXI, y de remate, crecerá la pobreza con todas sus implicaciones.

     Lo triste y anecdótico es que mientras en otros países la corrupción es castigada hasta con la pena de muerte, en Colombia hace parte del paisaje y la fauna politiquera. Es algo histórico.

     Desde el famoso empréstito de Inglaterra a la Nueva Granada, que alcanzó hasta para cumplir parte del propósito por el cual se suscribió y que en el fondo fue causal de la ruptura definitiva entre Santander y Bolívar, dada la probable desviación de alguna parte de esos recursos para los bolsillos de los amigos de Santander, hasta esta dramática revelación de Oscar Ortiz; la constante de la rapiña de los ladrones del presupuesto nacional ha sido la misma.

    Carretera a la Finca La Libertad en los Llanos Orientales, sobrefacturaciones en medicamentos y equipos hospitalarios, contratos con Fundaciones de amíguetes, pagos e nominas paralelas en el congreso, legalización en papeles de inexistentes obras públicas, salarios inflados para pensionar congresistas que muy pocas veces asistieron a las sesiones, delegados de las Farc que tienen sueldo como congresistas y viajan por cuenta de los contribuyentes a despotricar de la institucionalidad colombiana en el exterior; magistrados, jueces y fiscales que dejan vencer procesos, acuerdos por debajo de la mesa y mil marrullas mas, reflejan que la corrupción es una característica consustancial en muchos de quienes han ocupado cargos públicos a lo largo de nuestra historia.

      Así será imposible alcanzar la paz, por más buena voluntad que tenga el presidente Uribe, o por muy efectiva que sea la estrategia de seguridad democrática. Y así, los sacrificios supremos por defender a Colombia, y la memoria de quienes han entregado la vida tras la protección de la democracia, pasarán al plano del olvido, la indiferencia y la ingratitud.

      ¿Valdrá la pena que los soldados sigan entregando hasta la vida para defender la democracia, cuando escudados en ella hampones de todas las pelambres desangran las finanzas públicas y desvían recurso valiosos, que utilizados bien evitarían que los comunistas incorporaran mas terroristas a las filas de las Farc?

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

 Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

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