Connotaciones político-estratégicas para la paz en Colombia con la reelección de Chávez en Venezuela

Publicado: 2012-10-09   Clicks: 3390

 

     Análisis del conflicto colombiano

   Fatal y preocupante. No puede definirse de otra manera  la incidencia que tendrá en la paz de Colombia, la publicitada reelección de Hugo Chávez en Venezuela. Socio incondicional de los terroristas y ansioso de incluir a Colombia dentro de la esfera del socialismo del siglo XXI, gobernada por los representantes políticos de las Farc incrustados en el  Movimiento Bolivariano Clandestino, denominado con motes rimbombantes y engañosos; el mandatario venezolano hará lo posible y lo imposible para que los negociadores de las Farc, manipulen las conversaciones y recuperen el espacio político perdido debido a su inmersión en el narcotráfico y el terrorismo contra Colombia.

     Como todo comunista, Chávez es desleal, tramposo, mentiroso y calculador. Eso lo sabe el mundo entero, pero la amnesia y la inmediatez de los periodistas que cubren los sucesos políticos internacionales, hace que se olvide la realidad. Es tan falso Chávez que cuando las Farc asesinaron en territorio venezolano a unos soldados de su país y unos funcionarios de PDVSA, en sucesivas conversaciones y torvos acuerdos con Granda e Iván Márquez, Chávez volteó la torta y para lavar la imagen de las Farc, culpó a los paramilitares de esta acción terrorista.

     Cuando el Ejército colombiano neutralizó a Raul Reyes en Ecuador donde se econdía con la venia de Rafael Correa, Chávez no solo amenazó con declarar la guerra a Colombia, sino que hizo una ceremonia improvisada para rendir un minuto de silencio a la memoria del terrorista abatido, y luego con cinismo y agresividad extremos vociferó ante sus lacayos de la asamblea nacional venezolana, que las Farc y el Eln no son terroristas, sino ejércitos revolucionarios que tienen reconocimiento político (y apoyo financiero) en Venezuela.

     Las relaciones del tránsfuga mandatario venezolano con las Farc vienen desde finales de la década de los 80, cuando el partido comunista venezolano planeaba un golpe de Estado en Caracas, complejo escenario en el que los gobiernos de Carlos Andrés Pèrez y Cesar Gaviria mordieron el anzuelo. Inclusive Humberto De La Calle, el mismo negociador de hoy, paseó por Caracas y México por cuenta de los impuestos pagados por los colombianos, sin siquiera darse cuenta que los comunistas de ambos países, lo estaban manipulando. Ojala haya aprendido... O por lo menos, entendido lo que se teje de manera subrepticia.

     Una semana antes de posesionarse Santos la Dijin de la Policia descubrió en Bogotá un plan de las Farc para asesinar a Santos con la información que anexa que el crimen era financiado por el “gobierno amigo” Cuál es ese gobierno amigo?... Dentro de la baraja de las posibilidades, Chávez ocupa el primer lugar.

     Pero quien lo creyera. Al otro día de posesionarse y a sabiendas que estaba hablando con el potencial autor intelectual de un magnicidio en su contra, Santos se abrazó con Chávez, lo declaró el nuevo mejor amigo, le dijo que sectores del partido liberal que por hipócrita conveniencia habían sido uribistas furibundos, ahora estaban en conversaciones secretas con delegados de las Farc, y que su hermano Enrique un mamerto con Rolls Royce, apartamento en Manhattan, reloj Rolex, gusto gastronómico exquisito y aguda capacidad para las intrigas politiqueras, sería el enlace con los terroristas en la isla prisión de la dictadura cubana.

     Entonces, Chávez siguió el manual de farsas ordenado por su patón Fidel. Fingió la amistad, previa coordinación con Iván Márquez entregó a Colombia a unos desertores de las Farc que se escondían en Venezuela, y de paso aprovechó la estulticia funcional de Santos, para intercambiar al narco venezolano Walid Makled que lo podría hundir ante la justicia en Estados Unidos, por un terrorista de poca monta que al parecer había gastado en Suecia  más dinero del autorizado por las Farc, y había sido llamado a cuentas por Iván Márquez, eso si en su oficina en Caracas. Nunca, que el sueco nacionalizado fuera a la selva venezolana a la guarida del jefe terrorista.

     De ahí en adelante la cancillería colombiana ha sido incapaz de lograr que Venezuela entregue a dos terroristas claves de las Farc que vivían a sus anchas en Caracas y bajo protección de los servicios de seguridad chavistas. De remate, con el evidente apoyo de la Guardia Nacional Venezolana, terroristas del Bloque Caribe de las Farc, atacaron la base militar de Majayura en la frontera binacional y luego se refugiaron en Venezuela. Años antes habían asesinado a un capitán y un cabo colombiano, que seguían a Rodrigo Granda en Venezuela.

     De inmediato, Chávez envío tropas a la frontera, dizque para evitar la entrada de fuerzas irregulares a su país, pero la verdadera intención era proteger el repliegue de los terroristas, sin que el Ejército colombiano pudiera perseguirlos en caliente.

     Todos estos antecedentes convergen en una realidad irefutable: Chávez es enemigo declarado de Colombia. Es cómplice de las Farc, grupo terrorista que hace parte del plan estratégico orquestado por la dictadura cubana para extender el comunismo en todo el continente.

      Aquí no cabe el beneficio de la duda, ni la socarrona creencia que las Farc están derrotadas y que que ahora si buscan la paz, para que Juanma y su impreparado equipo negociador sean galardonados con el Premio Nobel  de Paz.

     La realidad es otra: Con Chávez en el poder las Farc tienen oxigeno para rato, propaganda permanente con Telesur, dinero para financiarse y facilidad para traficar cocaína por territorio venezolano hacia Europa o Estados Unidos, además de la descarada complicidad de las fuerzas armadas venezolanas, asi como la permanente propaganda interna en Colombia del Movimiento Bolivariano Clandestino, que con otros nombres pero con los mismos de siempre, vocifera a los cuatro vientos, la necesidad de la solución negociada al conflicto.

      A estos se suman las voces de personajes tan nefastos como el desprestigiado expresidente Ernesto Samper, quien cree que Colombia ya olvidó su funesto paso por la presidencia y vergonzoso ejemplo como mandatario elegido en forma cuestionable; la del lenguaraz senador Roy Barreras, y la muchos estultos que recurren a la afirmación descalificadora de guerrerista, contra todo aquel que tenga el carácter de advertir al país y al mundo, que ni ahora ni antes las Farc y su brazo político comunista, han tenido interés genuino de paz.

     Las Farc quieren el poder, alcanzado por medio de la combinación de las formas de lucha. Y las negociaciones políticas tramposas, con la complicidad de gobiernos vecinos como  los de Chavez, Correa, Daniel Ortega o la dictadura cubana y la argucia de sus comisarios políticos, camuflados en movimientos políticos y sociales de izquierda hábilmente manipulados.

      En síntesis, la reelección de Chávez es negativa en grado sumo para la paz de Colombia, y es un ingrediente más para la prolongación del desangrante conflicto, sin descartar que en una de sus lunáticas percepciones de liderazgo continental se le ocurra una aventura guerrerista conra Colombia, en apoyo directo a los planes de las Farc, como lo tiene contemplado en el Plan Guaicapuro. Chávez no es un mediador para la paz en nuestro paìs, sino un acicate para que los comunistas armados y desarmados del continente prolonguen la guerra contra Colombia. Además esa es la lógica marxista-leninista.

Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

Lea aquí las obras escritas por el coronel Luis Villamarin

 

Reciba gratis noticias, articulos y entrevistas

* indicates required

Maintained and Created by: { lv10 }

LuisVillamarin.com, 2015©