Guaca de las Farc: Delito versus protagonismo

Publicado: 2010-05-08   Clicks: 3090

 

Por coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Publicado el 7 de Junio 2007 9:53 PM

http://www.eltiempo.com/blogs/analisis_del_conflicto_colombiano/2007/06/Guaca-de-las-Farc-Delito-versu.php

      La reciente decisión del Tribunal Superior Militar en torno a la guaca de las Farc, hecho que dio motivos hasta para una película, pone de manifiesto serios errores procedimentales de la Justicia Penal Militar, asi como el afán de protagonismo del general René Pedraza Peláez, comandante directo de los soldados y desde luego también responsable del lamentable suceso.
     Sin duda que el comportamiento específico por parte de la compañía de contraguerrillas, de manera individual y colectiva, tipificó una conducta que ameritaba la iniciación de sendas investigaciones, penal y disciplinaria, lo cual indica que ajustadas al debido proceso, los implicados deberían ser escuchados por los jueces naturales, evaluadas las pruebas y tomadas todas las decisiones dentro del debido proceso consagrado en las leyes vigentes colombianas, incluido el general Pedraza, pues “todo comandante es responsable de lo que hagan o dejen de hacer sus hombres”.
      No obstante y para eludir cualquier responsabilidad en el bochornoso episodio, el general Pedraza, acostumbrado a inventar historias fantásticas verbigracia el cuento chino de la tarjeta de pago expedida por las Farc a quienes ya hubiera extorsionado, o la supuesta alianza de las Farc y las Auc en el Valle para combatir contra la Tercera Brigada; salió a los medios de comunicación a ufanarse de haber descubierto un ilícito, con el velado propósito de buscar para sí el nombramiento como Comandante del Ejército.
       Carente de liderazgo y corto de imaginación para anticiparse a los planes de las Farc, Pedraza cargaba tras de si el pesado fardo de haber permitido el crecimiento guerrillero en el Valle, pese a que su antecesor el general Jaime Canal Albán, dejara Los Farallones libres de la presencia de grupos al margen de la ley. Durante su comando le cabe  la responsabilidad por impericia e imprevisión del sangriento ataque de las Farc contra Cerro Tokio en su jurisdicción, las demoledoras emboscadas contra tropas bajo su mando en Santander de Quilichao, Puracé y Villa Colombia en Cali, el asesinato de Monseñor Duarte Cancino, el espectacular secuestro de 12 diputados a plena luz del día en Cali y la masacre del Naya cometida por las Auc.
      A esto se sumaba la poca o ninguna ascendencia que el general Pedraza ejercía sobre sus subalternos. Arrogante, ególatra, locuaz, mentirosos patológico, sin visión táctica ni estratégica, despótico y autosuficiente en el ejercicio del mando e inferior al reto que demandaba su cargo, Pedraza incentivó entre su Estado Mayor una alianza nefasta, destinada a acabar las carreras de oficiales más capaces que él, quienes por sus brillantes hojas de vida, pudieran estar hoy al mando de importantes unidades de combate. Lo extraño fue que los generales Tapias y Mora que cohonestaron con el presidente Pastrana la entrega de la soberanía nacional en el Caguán, mantuvieron a Pedraza en el cargo, pese a su evidente ineptitud.
       En el momento que los soldados comprometidos en la irregular distribución del “botín” confesaron lo sucedido en las selvas caqueteñas, Pedraza intentó ganar espacio personal mediante autopublicitada actitud moralista, con la clara intención de tapar su ineptitud profesional, tras una denuncia pública de algo que debería ser manejado por los jueces con toda la rigidez y ajuste a la ley. La locuacidad de Pedraza solo sirvió para oxigenar el escándalo periodístcio, pero no contribuyó en nada a que reinara el imperio de la justicia.
       Al final, solo hubo perdedores. El Ejército perdió oficiales, suboficiales y soldados expertos en lucha antiterrorista rural. La imagen institucional y la consecuente credibilidad quedaron en vilo. El espíritu corporativo de las Fuerzas Militares muy sensible a los ataques externos sintió la agresión de quienes desconocen la esencia del militar, lo fustigan y lo censuran de manera colectiva. La Justicia Penal Militar, fue y sigue siendo blanco de críticas y conjeturas. A nivel individual los militares implicados, terminaron la carrera de manera abrupta, vieron su honor mancillado y pusieron en tela de juicio las virtudes militares inculcadas en los cuarteles.
       Para las Farc también fue una pérdida enorme, pues una gruesa suma de dinero destinada al financiamiento de las estructuras armadas, fue extraida de una de sus caletas y una prueba mas que mueven ingentes cantidades de dinero procedente del narcotrafico. Para la estrategia de seguridad democrática el hecho constituyó un duro golpe y la abierta posibilidad para que los adversarios políticos e ideológicos del presidente Uribe, aprovecharan para atacarlo y criticarlo.
    En el singular tinglado del protagonismo versus el delito, Colombia perdió otro round y desde luego el fantasma del conflicto, ganó una batalla mas por su dañina existencia.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com
 

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