Geopolítica Alemana: ¿Ciencia o militarismo?

Publicado: 2018-07-08   Clicks: 1774

     Geopolítica internacional

     Como parte de los objetivos estratégicos del Centro de Geopolítica Colombia, el 25 de mayo de 2018, el coronel Luis Alberto Villamarín Pulido compartió mediante un seminario taller, con los miembros fundadores de la institución, un análisis académico de la evolución de la teoría y la práctica de la geopolítica en Alemania, país donde se cristalizó con mayor claridad la idea inicial de la geopolítica como una disciplina del saber dependiente de varias ciencias, pero que debido a la participación de esa nación en las dos grandes guerras mundiales, el tema se satanizó y se identificó con militarismo.

    Para este intercambio académico el expositor se propuso la tarea de analizar lo sucedido a la luz de la evolución de las ciencias sociales y las consecuencias históricas y políticas de las decisiones que se tomaron en Alemania desde finales del siglo XIX, hasta después de la Segunda Guerra Mundial

    Para comenzar el análisis, el coronel Villamarín planteó las siguientes consideraciones respecto a la geopolítica en su conjunto y su contexto:

     Desde la aparición de las organizaciones sociales del ser humano en el planeta, siempre ha existido la geopolítica, pero solamente hasta finales del siglo XIX y como consecuencia directa del crecimiento de los alcances de las ciencias sociales, geógrafos de varios países europeos y Estados Unidos comenzaron a estructurar teorías científicas primarias acerca de la relación de la política con la geografía, de la distribución de los seres humanos frente a la geografía, de la vitalidad de los estados frente a los recursos económicos, del cordón umbilical del poder político con el control territorial y de la estructuración de los estados naciones.

     Para lograr esos cometidos, los geógrafos de la época, concluyeron que la geopolítica como disciplina del saber y del actuar de los Estados es una combinación de ciencias, enfocadas en el desarrollo y bienestar de sus comunidades y en la defensa nacional de los Estados.

    En ese orden de ideas, por primera vez se habló no solo en los ámbitos militares y de planeación de campañas estratégicas para mover tropas en los teatros de guerra europeos, sino en las universidades y centros de pensamiento político de la innegable correlación de medios y fuerzas que integran el desarrollo nacional con defensa nacional, como consecuencia de factores y objetivos geopolíticos concretos.

    Así surgió la primera teoría derivada de la entonces llamada geografía política, que la geopolítica es la causalidad de la geografía en la política, y por extensión es un factor decisorio en el arte de gobernar los Estados, pues está atada con la política interior y la política exterior de cada ente territorial definido en términos geográficos, políticos, culturales, sociales y económicos donde existe una comunidad con organización sociopolítica e intereses comunes compartidos.

            Para evitar caer en la trampa de conceptuar a los gestores de la geopolítica alemana como los impulsores del militarismo y de la guerra persé, es conveniente examinar el trasiego de los hechos y hacer una visión general de Alemania, para tener una idea más clara de porqué y cómo sucedieron los eventos que coadyuvaron a configurar la proyección geopolítica alemana durante la primera mitad del siglo XX, que al juzgarla a la ligera,  podría coadyuvar a legitimar la avaricia de quienes vieron las sucesivas caídas de Alemania en las dos guerras mundiales, la posibilidad de endosar a los geopolíticos de ese país la responsabilidad por todos los males de Europa contemporánea.

      Por lo tanto es conveniente examinar a Alemania desde sus orígenes para dilucidar su proyección. El oriente alemán es una zona de predominio agrícola-donde durante siglos imperó la mentalidad militarista y el convencimiento que Alemania debería ser gobernada por medio de un sistema monárquico.

     Entre tanto al occidente del país se desarrolló un proceso industrial-comercial y científico, que permitió a los académicos y dirigentes políticos, fortalecer el ingente talento alemán y la posibilidad de acrecentar la influencia económica, cultural, comercial y científica de los alemanes en el resto del planeta. Sin embargo, durante largos periodos se impuso la mentalidad prusiana de los ejércitos fuertes para defender una nación fuerte regida por un monarca.

     Desde las guerras que desató Napoleón en Europa, hasta la aparición de Otto Von Bismarck en el escenario político mundial, predominó en Alemania la tendencia a ser un Estado fuerte, con poderío militar terrestre y sin mayor proyección sobre los mares, pero las necesidades derivadas de los desarrollos en todos los campos de otros países y los resultados de las para la época consuetudinarias guerras europeas, incidieron en que los intelectuales de Alemania Occidental reflexionaran de manera científica para robustecer el estado militarista que bullía al oriente del país.

     No obstante, la llegada al trono del controversial y malhumorado Káiser Guillermo, complicó tanto las relaciones de su monarquía con los gobernados dentro del país, sino las relaciones internacionales de Alemania, al entrometerse con insensateces en problemas de otras potencias europeas con sus colonias en Africa y Asia.

     Con la conflictiva personalidad del Kaiser Guillermo se puso de manifiesto por primera vez para las ciencias sociales, como el comportamiento de un jefe de estado con capacidad militar y poder territorial, podría en vilo la paz, la estabilidad y la proyección geopolítica de un país.

     Como consecuencia de estos desaciertos y el enfoque particular que se quiso dar a las teorías geopolíticas de los geógrafos alemanes de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Alemania terminó siendo satanizada como la principal responsable de la primera guerra mundial, y como consecuencia, su pueblo padeció todas las arbitrariedades  escritas en el tratado de Versalles, por Inglaterra y Francia, ansiosas de minimizar a los derrotados, al punto que el gobierno de Estados Unidos gestor de la victoria aliada, se negó a firmar esas imposiciones a los alemanes.

     Por parejo la derrota militar en el campo de batalla y las obsesivas imposiciones del Tratado de Versalles, generaron en la academia alemana y en amplios sectores de la vida pública y privada del país un deseo ilimitado de venganza contra los agresores y de reivindicación del nombre de la gran Alemania en el entorno mundial.

     El general alemán Hinderburg quedó encargado de cumplir las disposiciones impuestas al ejército alemán, pero paralelamente a esta labor desarrolló un plan estratégico de crecimiento silencioso y progresivo de la tecnología militar para una nueva guerra y la capacitación metodológica de nuevos cuadros de mando para dirigir las tropas, mientras que el gobierno central se dedicaba a acopiar recursos humanos y administrativos para encarar el nuevo reto.

     Obviamente los propulsores de las teorías geopolíticas alemanas tuvieron amplia aceptación entre quienes planeaban y desarrollaban tan singular proceso político de movilización nacional a mediano y largo plazo.

     La situación se fue tornando más compleja para los escenarios geopolíticos de Europa durante las décadas de 1920 y 1930, porque durante ese periodo denominado la preguerra, surgió con fuerza la doctrina política y geopolítica del nacional socialismo o nazismo, que afincada en las teorías geopolíticas del crecimiento y expansión del Estado alemán, la obsesividad derivada del pensamiento político y egocéntrico de Hitler, el destino de una raza aria privilegiada y la ambición de dominar militarmente el mundo, a la par de cuestionados procedimientos científicos para cambiar el curso de la especie humana en el planeta.

     Como era de esperarse, se desató la segunda guerra mundial y al final de la misma Alemania fue derrotada, dividida y sometida a los arbitrios de las potencias ganadoras. Por elemental lógica y para evitar el resurgimiento de nuevos brotes de apego a la geopolítica alemana, los ganadores se propusieron a publicar materiales y a despotricar de la geopolítica como tal, sin reconocer claro está, que las medidas por ellos adoptadas para “garantizar, la paz, la libertad y el respeto a la autodeterminación de los pueblos” también tenía elementos geopolíticos de ambiciones propias, y hasta peor de expansionistas como fue el caso de la Unión Soviética.

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     Vistas las anteriores consideraciones, es preciso aclarar que a finales del siglo XIX existían en el mundo diversas concepciones geopolíticas con ambiciones geoestratégicas similares, pero expresadas de diferente manera y acorde con los intereses de cada nación.

     Por ejemplo mientras en Alemania los geógrafos se interesaban en dar enfoques más universales a la geografía política como razón y esencia de la existencia del Estado en un continente convulso como fue por muchos siglos Europa,  en Estados Unidos el almirante Alfred Mahan construía escuela de pensamiento geopolítico a partir del criterio que era necesario amenazar militar y comercialmente el  poderío británico para fortalecer la presencia activa de Estados Unidos en todos los continentes.

     Inclusive los alumnos de Mahan en Estados Unidos estudiaban los conceptos geográficos del alemán Friederich Ratzel, quien para finales del siglo XIX persistió en todos sus escritos y exposiciones académicas, acerca de la importancia de la geografía en las sangrientas guerras que habían asolado a Europa.

     E inclusive fue más allá y sostuvo que la geografía política absorbe conceptos de mar y tierra para la guerra

     A los conceptos de Ratzel se agregaron las proyecciones oceanopolíticas del Almirante Tirpitz, oficial de confianza del káiser Guillermo quien desde los inicios de su carrera como oficial naval dedicó ingentes esfuerzos a la tecnificación del armamento naval, la construcción de submarinos y las operaciones navales de combate, siempre relacionadas con el aprovechamiento de los factores geográficos en la guerra en los mares, para conquistar orillas lejanas y proyectar el poder nacional allende los mares.

     Y para demostrar que el fenómeno de la cultura geopolítica no era exclusiva de los alemanes, sino que fue la consecuencia directa de un fenómeno político y diplomático internacional, en Inglaterra el geógrafo Halford Mckinder, planteó a finales del siglo XIX que para concretar el control del mundo se requería dominar una Isla Central donde se concentra el Poder Eurásico, denominado un Heartland

     Desde allí se puede gestar un sistema político central, a  partir de un Estado-eje, que desde luego sería Alemania. Téngase en cuenta que esto no lo dijo un alemán sino un británico.

     Por lo tanto, agregó Mckinder que hay una importancia capital de la historia en la práctica geopolítica, habida cuenta que se juntan factores geográficos, humanos, antropológicos, etnográficos, sociales, económicos y culturales.

     En consecuencia, para Mckinder la geopolítica es una ciencia que aporta elementos de prospectiva en la guerra y la política y por extensión la geografía es un invaluable recurso que  ayuda al arte de gobernar

     Por la misma época surgió en los escenarios académicos el geógrafo sueco Rudolph Kjellen, autor del libro Ocho potencias contemporáneas revisó la incidencia de los imperios turco, ruso, austrohúngaro, británico, Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos, para concluir que el estado es un organismo biológico, que conduce a concluir que todo sistema de gobierno está basado en la geografía

     Pero fue el alemán Karl Haushofer, quien con base en los anteriores criterios de alcanzó mayores connotaciones internacionales en la teoría y la práctica de la geopolítica, con la circunstancia agravante que fue el autor predilecto de los nazis, razón por la cual no solo se satanizó a Alemania sino a los criterios geopolíticos como tal, al asociarlos equivocadamente con ambiciones militaristas. Y una mentira repetida se vuelve realidad.

      Haushofer enriqueció sus conceptos con base en múltiples viajes por Europa y Oriente Lejano, hasta el punto que se puede afirmar que a partir de sus experiencias académicas e investigativas fue el gestor de las prolongadas y secretas relaciones entre Japón y Alemania desde comienzos del siglo XX, hasta su desenlace en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)

     Producto de los viales e investigaciones académicas Haushofer escribió varios libros de geografía especializada enfocados en asuntos geopolíticos y la instrucción a sus lectores de constituir grupos de difusión de esta disciplina.

      Tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial y debido a las arbitrariedades de los vencedores, Haushofer incrementó su trabajo académico como parte complementaria de la idea subrepticia del alto mando alemán de la resurrección militar de 1919 en adelante

     Así Haushofer difundió la idea que la geopolítica es un concepto intelectual y un método de gobierno, el cual interpretaron los nazis como la extrema necesidad de unir científicos con publicistas políticos, para desarrollar la propaganda nazi durante las décadas de 1930 y 1940.

De repente, en toda Alemania la juventud y en general los cuadros directivos del nazismo identificaron la geopolítica como la combinación de diversas ciencias sociales para mediante su utilización sincronizada alcanzar fines políticos estratégicos del Estado.

Para Haushofer entonces, la autarquía del Estado se enfocaba en desarrollar el poder propio sin importar que tanto se afecta a los vecinos, pues para su existencia todo Estado fuerte requiere de un espacio vital sin importar las fronteras pues el pez grande se come al chico.

      Asimismo agregó Haushofer y eso hizo parte de la doctrina nazi, que para controlar el mundo entero, el Estado Alemán debía identificar los núcleos  geoestratégicos derivados de la teoría de las Pan-regiones, en esa época denominadas por el cómo panarabismo, panafricanismo, panamericanismo, y la unión pan asiática de la Esfera de la Co-prosperidad japonesa

     Realizada la exposición, los asistentes al taller se dividieron en dos grupos y realizaron sendos talleres con base en los siguientes ejercicios:

 

     Primer ejercicio

     Periodo 1880-1945

     Grupo A

    Geopolítica es militarista

    Grupo B

    Geopolítica no es militarista sino futurista

    Segundo Ejercicio

    Visto desde 2018

    Grupo A

    Geopolítica es una combinación de ciencias prospectiva

    Grupo B

    Geopolítica iniciada por Alemania es militarista no futurista

     Terminadas las exposiciones de los grupos en tormo a las tareas expuestas por consenso se determinaron los siguientes puntos de enseñanza, útiles para futuras exposiciones e investigaciones académicas por parte de los miembros del Centro de Geopolítica Colombia:

 

1.       La historia de los pueblos está ligada a proyección geopolítica

2.      La geopolítica no es dogmática. Es dinámica.

3.      La personalidad de los líderes influye en la geopolítica

4.      La inteligencia estratégica es determinante en la geopolítica

5.      El arte de gobernar es interno y externo gravita alrededor de la geopolítica

6.      La geopolítica articula la defensa nacional y desarrollo nacional

7.      Toda nación necesita tener planes de movilización

Luis Alberto Villamarin PulidoEl coronel Luis Alberto Vilamarín Pulido es especialista en estrategia, geopolítica y defensa nacional, temas sobre los cuales ha escrito y publicado más de 1500 artículos y 35 libros, algunos de ellos traducidos a otros idiomas.

 

 

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