Incidencia de los acontecimientos de 1850 en la vida actual de Colombia

Publicado: 2021-01-07   Clicks: 575

      Análisis del conflicto armado en Colombia

      En desarrollo del seminario Liderazgo Público I, que adelanta la Fundación Excelencia Liderazgo y Transformación, el 4 de enero de 2021, se llevó a cabo el conversatorio vía zoom, titulado Incidencia de los acontecimientos de 1850 en la vida actual de Colombia, en el cual se analizaron los siguientes aspectos:

     La ley 20 de 1850, preparada por Manuel Murillo Toro ministro de Hacienda de la administración del presidente José Hilario López, se convirtió en el punto de quiebre de las pasiones políticas acumuladas de la época, y a la vez en el punto de partida de la violencia partidista y las polarizaciones extremas, que han caracterizado la vida republicana de Colombia.

      El tema álgido de esta ley fue quitar a la iglesia católica una serie de prebendas de tipo fiscal como el pago del diezmo, y la consecuente separación de la institución religiosa en la vida política del país, además de ser la antesala para la liberación definitiva de los esclavos en 1851, y el consecuente conflicto con los hacendados y ganaderos esclavistas.

      La tensión política desembocó en la guerra civil de 1850 orquestada por Mariano Ospina Rodríguez y otros copartidarios, cercanos a la iglesia católica, que acababan de fundar el Partido Conservador. Por su parte, los liberales también acabados de fundar como partido político, se dividieron en Radicales (gólgotas) que estaban inspirados en la comuna de París de 1848, y draconianos (moderados), que estaban mas cercanos de los conservadores.

      La absurda guerra estalló de inmediato y se extendió por todo el territorio de la Nueva Granada. El general José María Obando que una década antes había sido un rebelde antigobiernista en la “Guerra de los Supremos”, esta vez combatió en el departamento de Nariño a favor del gobierno de López.

      Tomás Cipriano de Mosquera que había combatido en la guerra de los supremos en el bando de los ministeriales de José Marquéz, y que hacía poco tiempo había entregado el poder como uno de los conservadores más férreos, se encontraba en New York al frente de su empresa particular, pero terció a favor del gobierno liberal de José Hilario López.

      Los antecedentes de esa ley y esa guerra civil en la que la única perdedora fue Colombia, se circunscriben a que entre 1830 y 1850, las dos décadas siguientes a la muerte del Libertador, el país era muy joven todavía, e inclusive pervivían instituciones de corte colonial español como el sistema tributario y la exagerada inmersión de la iglesia católica en la vida política y social de un país, mayoritariamente campesino.

       El ascenso de José Ignacio Márquez al poder (1837-1841) fue tragicómico, pero grave para Colombia. En vida del Libertador, Márquez fue uno de sus acérrimos contradictores y uno de los causantes de los odios y las bajas pasiones que llevaron al dramático final de la existencia de Bolívar. Marquéz era santanderista puro. Pero debido a un lío de faldas en el que estuvieron de por medio las infaltables hermanas Ibáñez, Santander intentó asesinarlo, y en represalia Márquez encabezó una corriente antisantanderista que sin ideología política clara se declaró “bolivariana”, pero con actitudes y planteamientos contrarios al pensamiento político del Libertador.

      Hábil y obstinado, Mosquera impuso para el lapso 1841-1845 a su yerno Pedro Alcántara Herrán, y se preparó para gobernar durante el lapso 1845-1849. Durante ese periodo, Mosquera abanderó supuestos ideales de Bolívar y estuvo muy cercano a la iglesia católica, visión con la que en realidad, no se identificaba plenamente el Libertador. Pero lo mas importante, pensando en sus negocios particulares por medio del canciller Mallarino, firmó el tratado de paz y fraternidad con Estados Unidos para construir el ferrocarril de Panamá. Desde entonces la logia Mallarino-Holguín-Mosquera, se apropió de la cancillería como un feudo político particular.

      El ascenso de José Hilario López al poder en 1849, marcó el inicio de una serie de infortunados sucesos para la vida política del país, que 172 años después siguen vigentes y no han permitido que se cristalice la paz duradera, se depongan las animosidades y se terminen las polarizaciones, que han producido tanta violencia política.

       La ley 20 de 1850 exacerbó ánimos, dividió los partidos, creó corrientes de odios insepultos, produjo la segunda guerra civil después de la independencia de España, motivó al dictador ecuatoriano Flores para apoyar la rebeldía conservadora e intentar robar territorio a Colombia; produjo el ascenso al poder de Obando, el golpe de estado de Melo; hubo una nueva guerra civil, el congreso ejerció funciones en el exilio y nombró a dedo a dos panameños como sucesivos presidentes paralelos, y tras todo ese escenario convulso, el retorno a la democracia, puso en el palacio de gobierno al conservador Mariano Ospina Rodríguez.

      Una vez posesionado Ospina, activó la Confederación Granadina, algo a lo cual se había opuesto años antes, e intentó, derogar la ley 20 de 1850. Se alió con la iglesia católica, desconoció a los liberales radicales e hizo alianzas con los moderados.

      La tensa situación condujo a una nueva guerra civil encabezada y terminada por Tomás Cipriano de Mosquera quien ingresó triunfante a Bogotá en 1860, se tomó el poder, fusiló a varios enemigos políticos, se declaró dictador de ideas radicales liberales a pesar de ser un terrateniente y un rico comerciante, convocó la convención de Rionegro para legitimarse como presidente, y con su aval se inició el improductivo y conflictivo periodo de confrontaciones existido entre 1863 y 1886, cuando el país se llamó Estados Unidos de Colombia.

      La polarización creció. Habilidoso el dirigente político cartagenero Rafael Núñez, siguió el ejemplo de Marquéz y Mosquera pasando de un bando a otro, y para legitimar el concubinato que tenía con una dama cartagenera, cedió de nuevo al Vaticano la preminencia en la educación y la controversial influencia de la iglesia católica en la vida política colombiana.

     Eso llevó a la guerra de los mil días. Esta guerra llevó a la violencia bipartidista de 1950 y a la violencia tripartidista de 1960, que luego confluyó en el narcoterrorismo comunista contra Colombia.

      171 años después, el país sigue enfrascado en polarizaciones similares con otros intereses, pero sin ningún asidero ideológico sólido, como sucedía en 1850. 17 décadas perdidas…

      Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

       Autor de 38 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional

         www.luisvillamarin.com

 

 

 

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