Al cumplirse la sexta semana del cuestionado gobierno de Gustavo Petro, su poco preparado gabinete, salta a la luz que Colombia no está al borde del precipicio, sino que ya cayó en el mismo, por cuenta de los bandazos, impreparación e ideologización de los funcionarios que actualmente ocupan las mas altas responsabilidades públicas encargadas de trazar las políticas públicas paa el bienestar y el desarrollo nacionales.
Dadas las anteriores circunstancias, urge estructurar un partido político de democracia pura sin los corruptos tradicionales, ni los oportunistas politiqueros, que trace una senda de desarrollo e integración nacional y no de odios y choques como lo está haciendo el actual mandatario, con el falo argumento de la paz total, que le ppermita eternizarse en el cargo.