Análisis del conflicto colombiano
El poder relativo de combate de los ejércitos incluye elementos tangibles e intangibles. Ambos son interdependientes, y la historia demuestra que los elementos intangibles son los que definen las batallas y las guerras, cuando la concepción política está articulada con las operaciones tácticas y estratégicas en el campo de combate.
La doctrina militar universal considera elementos tangibles a las fuerzas de maniobra constituidas por la infantería y la caballería en todas sus modalidades; las fuerzas de apoyo de combate conformadas por la artillería, los ingenieros militares y en el caso específico colombiano por la inteligencia militar y las comunicaciones; así como por los elementos de apoyo de servicios para el combate articulados en las unidades de transportes, armamento, intendencia, sanidad, etc.
Dentro de los elementos intangibles se ubican rasgos característicos de las tropas, definidos como la moral combativa, la disciplina, el entrenamiento, la habilidad conductora de sus comandantes denominada liderazgo, la experiencia en operaciones anteriores y la identidad del país al que defienden, con los objetivos nacionales y el accionar de las tropas en el campo de batalla.
La guerra de empate estratégico y sumatoria cero que se libró en Colombia contra las Farc a partir de las administraciones Gaviria, Samper y Pastrana, varió la balanza del poder relativo de combate, como consecuencia de sorpresivas operaciones aeroterrestres sobre la retaguardia estratégica de las Farc, con el apoyo del poder de fuego aéreo y la artillería disponible.
Los sucesivos éxitos tácticos de amplias connotaciones estratégicas materializados en las bajas de cabecillas como Acacio, Martín Caballero, Raúl Reyes, Alfonso Cano, Danilo, Jerónimo y otros bandidos, revitalizaron los elementos intangibles de combate de las tropas, retrocedieron los avances del plan estratégico de las Farc y retornaron la confianza inversionista al país. A la vez, eliminaron del panorama la idea abstracta del empate de sumatoria cero, pues el Estado colombiano asumió la iniciativa y entró en el periodo de los ataques coordinados, previos a la explotación del éxito y la consolidación.
El error político-estratégico del gobierno Santos, al sentarse a negociar la paz de igual a igual con un grupo terrorista que se hallaba en franco deterioro político militar, corroído por el narcotráfico e inmerso en delitos de lesa humanidad propios del terrorismo comunista, echó por la borda la ventaja estratégica, revivió el cadáver político de las Farc, facilitó a los gobiernos comunistas enemigos declarados de Colombia que continúen el complot contra Colombia descubierto en los computadores de Raúl Reyes y demostró con creces, las enormes erosiones que tiene la institucionalidad colombiana para comprender y combatir de manera conjunta la agresión marxista-leninista, al punto que las actuaciones de algunos funcionarios de los tres poderes parecerían ser mas pro-Farc que actuar a favor del país que les paga jugosos salarios y les brinda inmerecidos honores por los altos cargos que ocupan.
De la cadena de errores del actual gobernante frente a las Farc, el más reciente se sintetiza en la segunda orden inconstitucional de Juan Manuel Santos de suspender los bombardeos aéreos contra las guaridas terroristas, en lo que a todas luces constituye un cese bilateral de fuego, que solo favorece las estratagemas y ardides de los comunistas armados y desarmados.
El desafortunado mensaje del gobierno nacional, cayó muy mal dentro de las tropas y desde luego afecta los elementos intangibles del poder relativo de combate, pues tiende a relajar la disciplina y da pie para que se repitan episodios desastrosos como la masacre de 11 soldados en el Cauca, que tanto indignó a los colombianos.
Así mismo afecta la moral de todas las unidades de choque que realizan maniobras terrestres y minimiza el ímpetu de apoyo de los pilotos de combate; pone a dudar a los servicios de inteligencia si deben seguir tras las pistas de los bandidos, o si mejor dejan que el gobierno les entregue el resto del país; hace vacilar a las unidades de contraguerrillas si entrar en combate contra campamentos de las Farc protegidos con minas y de paso permite al Eln fortalecerse más, sin el temor de que sus cabecillas sean abatidos.
Además, es negativa la inactividad militar de tropas entrenadas para acciones de contraguerrillas porqu impide eficiencia cuando por la dinámica del conflicto sea necesario reiniciar la ofensiva.
Por otra parte, la decisión de Santos de suspender los bombardeos aéreos contra las guaridas de las Farc corrobora con creces que en La Habana hay una sola voz que impone, manda, decide y maneja las conversaciones y el curso de la guerra. Por falta de negociadores idóneos en los equipos del gobierno, de plan estratégico gubernamental y por ausencia de objetivos claros desde el bando gubernamental, los terroristas han manejado los tiempos, y están logrando el objetivo de legitimarse políticamente a nivel internacional, sin renunciar ni a su plan estratégico, ni a su objetivo primordial de la toma del poder, por medio de la combinación de todas las formas de lucha.
Entre tanto, las milicias bolivarianas, el partido comunista clandestino y el movimiento bolivariano clandestino, que no son tan clandestinos pues a diario demuestran que por sus hechos los conoceréis, continúan empeñados en derrocar el sistema vigente, desde adentro y afuera del país.
El punto mas grave del asunto es que la incertidumbre de las tropas no va a durar para siempre, dentro de un ejército al que a diario se le afecta la moral, se le amarran las manos, y se le deteriora la disciplina debido a la especie de "politización barata" de algunos de sus mandos, incapaces de decirle al gobierno y al país, que las tropas respetan y acatan la constitución y las instituciones incluida la presidencial, pero que esas tropas no están disponibles para satisfacer caprichos vanidosos y egocéntricos del mandatario de turno, pues tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe, y una vez desmoronado el Ejército, el país será presa de los bandidos de todas las pelambres.
Es hora que el Centro Democrático pase del dicho al hecho, y que con menos trinos de twitter, menos micrófono sin objetivo y mas acción política en el Congreso, convoque al presidente a un juicio político por la andanada de errores que ha cometido en La Habana con las Farc.
La moral de las tropas se está afectando de manera grave y los generales y almirantes, deben entenderlo así. Mientras su horizonte sea miope debido a que la prima de silencio o lealtad los tiene aferrados a sus cargos y a la obediencia con quien les otorgó los ascensos y los conmina a ser sumisos y leales con él, asi no lo sean con los intereses nacionales, las Farc y sus reconocidos cómplices seguirán avanzando hacia el socialismo del siglo XXI en Colombia.
No hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Negar esta realidad equivale a pretender tapar el sol con los dedos.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
El coronel Luis Villamarín, quien durante el tiempo de servicio bajo banderas demostró la doble capacidad de intelectual y tropero, es especialista en defensa nacional, geopolítica, estrategia militar, y contraterrorismo. Su pensamiento está registrado en 26 libros de su autoría y mas de 850 artículos especializados. Para leer sus escritos haga click aquí-