Fracaso de los ministros de defensa civiles (III)

Publicado: 2007-07-23   Clicks: 1990

 

Por coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Publicado el 23 de Julio 2007 10:14 PM en el Diario El Tiempo de Bogotá-Colombia

http://www.eltiempo.com/blogs/analisis_del_conflicto_colombiano/2007/07/fracaso-de-los-ministros-de-de.php

      cover la silla vacíaLa inmersión de las Farc en el narcotráfico, el incremento de las acciones terroristas contra la población civil o la infraestructura económica, y el desborde de las oleadas criminales de las autodefensas, coinciden con la llegada de funcionarios civiles sin formación estratégica, a ocupar la cartera de Defensa Nacional.

     La pueril disculpa de Cesar Gaviria, gestor de la idea, según la cual estos ministros podrían representar políticamente a las Fuerzas Militares y dar un nuevo aire al manejo administrativo de los recursos castrenses, solo sirvió en la práctica para que los polítiqueros tradicionales, metieran la mano en los dineros del único ministerio al cual no tenían acceso, y para que llenaran las oficinas del ministerio, los institutos descentralizados, la justicia penal militar y las unidades militares, de “recomendados”.

     Al revisar las ejecutorias de cada uno, todos son triunfalistas, pero en la práctica si no fuera por el sacrificado combate de las tropas, de seguro que ya las Farc controlarían parte del territorio nacional. Es inconcebible que en pleno proceso de inmersión de las Farc en el narcotráfico y de fortalecimiento de los carteles de las drogas, Pablo Escobar se haya escapado del hotel de cinco estrellas llamado “cárcel”, el cartel de Cali haya impuesto un ministro de Defensa y otro que fue rechazado por el mando militar, y lo que es peor, ninguno de los ministros de estos dos periodos haya sido enjuiciado políticamente.

     Tampoco es concebible que durante las estultas negociaciones de paz en el Caguán, la cartera de Defensa haya sido dirigida de manera sucesiva por un gamonal del Valle, un contador público y un típico dirigente político regional, de los mismos que han llevado a Colombia al caos actual.

     Mucho menos se entiende que durante la administración Uribe, el primer presidente que decidió dar la cara al problema, de manera sucesiva la cartera de Defensa haya sido ocupada por una técnica en comercio exterior, un empresario privado fascinado con disfrazarse de soldado, un abogado desconocido pero arrogante al extremo y luego por un precandidato presidencial en soslayada campaña. Fuera de la férrea convicción personal del presidente Uribe en contra de la guerrilla, no se observa una concepción estratégica integral destinada a ganar la guerra a los violentos.

     Es curioso que con ocasión del destape de la parapolítica, se sindique a dirigentes políticos regionales y a algunos militares, pero que en ningún caso se enjuicie políticamente la conducta de quienes han sido los ministros de Defensa durante el periodo del inusitado crecimiento de las autodefensas, pues por elemental sentido común, es necesario que aclaren su responsabilidad política en el desborde de un fenómeno, frente al cual estaban obligados a generar líneas de acción para evitar que sucediera.

     Diversos investigadores han señalado que durante la administración Gaviria, las Auc apoyaron a la policía en la persecución contra Pablo Escobar, lo cual desde luego era de conocimiento del presidente y el ministro de Defensa. Sin embargo, el hecho ha sido minimizado para desviar la atención de la opinión pública al respecto, máxime ahora que Gaviria aspira a la reelección y Pardo Rueda a ser su sucesor.

     En realidad los organismos de control, la prensa y la academia se han quedado cortos para analizar y evaluar la gestión de los responsables de la Defensa Nacional después de la aprobación de la constitución de 1991. Todos los funcionarios civiles han pasado por el ministerio de Defensa sin pena ni gloria, pero ninguno ha sido citado a responder por las masacres cometidas por las AUC, o por los ataques de las Farc contra los poblados, o por los secuestros masivos. Todos tapados con la misma cobija se han protegido, sin que respondan por nada, quienes ganan jugosos sueldos pagados con los impuestos que aportamos los colombianos, para sostener esa ineficiente burocracia.

     En asuntos de alta estrategia es decisiva la voluntad política para articular el poder político con el militar, sumado a la guerra sicológica. No obstante resulta increíble, que no haya campañas mas agresivas de publicidad para el pago de recompensas por la captura de los cabecillas de las Farc. Es evidente que ni la dirigencia política, ni los ministros de Defensa civiles, ni los medios de comunicación masiva y en general quienes tienen algo que perder, creen que las Farc pretenden tomar el poder, suplantarlos, juzgarlos y asesinarlos como hicieron con los diputados del Valle, para luego imponer una dictadura comunista en Colombia.

     Pero como desconocen la estrategia adversaria, han sido incapaces de formular una estrategia integral del Estado que se anticipe a los planes subversivos terroristas. No comprenden que lo que está en juego es la continuidad de la vigencia republicana, las libertades individuales y la posibilidad de que Colombia se integre a los procesos de desarrollo del mundo globalizado. Siguen convencidos que la guerra es problema entre militares y guerrilleros, y que la paz es asunto del presidente con los terroristas.

     Desconocer que piensan y cuáles son los planes de las Farc, conduce a las reacciones torpes y a la politiquería. No se puede explicar de otra manera que a diario mueran soldados y policías, que se incrementen las pensiones por muerte en combate de miembros de la Fuerza Pública, que en pleno siglo XXI haya comunidades viviendo en condiciones infrahumanas porque la guerra impide la llegada del progreso. Y todo eso es responsabilidad de los ministros de Defensa. No solo están en ese cargo para que les hagan honores militares, les permitan nombrar a todos sus recomendados, les pongan 17 carros con escolta hasta para el perro como fue el vergonzoso caso del carente de ética ministro Fernando Botero, etc. Han sido nombrados en el cargo para que en nombre de los colombianos dirijan la estrategia de seguridad nacional y el manejo administrativo de las Fuerzas Armadas. Y en ese punto específico no se han visto resultados contundentes.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

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