Análisis del conflicto colombiano
La reciente carta de Timochenko en la que cuestiona la estratagema propagandista de Juan Manuel Santos y su séquito de aduladores, para vender a la opinión pública la errada idea que la firma del acuerdo de paz está cerca y que las Farc caminan al unísono con las permanentes improvisaciones del gobierno en este asunto, corroboran por enésima vez, una serie de realidades que han sido repetitivas durante el prolongado periodo de conversaciones con el grupo narcoterrorista en La Habana.
El mensaje del cabecilla de las Farc confirma, que la agenda de conversaciones gravita alrededor de las imposiciones unilaterales y el manejo de los tiempos orquestados por Iván Márquez; que los negociadores del gobierno no solo no son idóneos sino que después de tres años siguen sin entender el plan estratégico de las Farc; que en aras de posicionarse como premio Nóbel de Paz, Santos miente con la misma facilidad que cambia de traje para diferentes eventos; que las Farc han logrado el propósito de legitimarse políticamente y que con mil marrullas más, no se van a levantar de la mesa, mientras tengan secuestrados mentalmente a De la Calle y su improductivo combo amarrados al afán mediático de Santos, etc.
Mientras los colombianos comunes y corrientes, dentro y fuera del país miran con absoluto escepticismo las probabilidades de paz con las siempre mentirosas y engañadoras Farc; obnubilado en su infinita vanidad y prohijado por un congreso incapaz de enjuiciarlo políticamente, Santos navega en su ego, vulnera la constitución, manosea a las Fuerzas Militares con la venia de generales y almirantes incapaces de contradecirlo (no por disciplina sino por conveniencias personales y escasas neuronas en algunos casos), y además, vende ilusiones de “culebrero de pueblo” a una enorme masa de colombianos desinformados por los medios masivos e impotentes, producto de la acefalía crónica en el por siempre inexistente liderazgo político.
En esta misiva, resalta la habilidad con que Timochencko afirma que el proceso marcha exitosaamente en la mesa. Claro está, porque las Farc se están saliendo con la suya y el establecimiento anda embelesado en creer que todo seguirá igual para sus eternos beneficios de élite, sin medir la profundidad del problema y los peligrosos avances de esta situación.
Las Farc están jugando sus cartas con calculada astucia y van ganando la partida política. La oposición política al gobierno o mejor desgobierno de Santos, se centra en problemas personales, derivados de la deslealtad de Santos hacia Uribe. El Fiscal General, el ministro de defensa recién llegado y su antecesor, los otros ministros del despacho y el grueso del congreso, por no citar a intocables magistrados, andan en otro paseo.
Son ciegos, mudos, sordos e ineficientes frente a esa realidad, que no consideran suya. Al fin y al cabo, pensarán, que Colombia lleva doscientos años de vida republicana enfrascada en la violencia y que las Farc son un problema más dentro del cual pueden coexistir sin que se afecten sustancialmente sus intereses y ambiciones…. Hasta que no los toquen, como ocurrió cuando Jojoy ordenó secuestrar dirigentes políticos… Tropicalismo en toda su extensión.
Llama la atención que los medios de comunicación enmermelados, los "analistas santistas" del conflicto y hasta los mamertos, cada uno desde su conveniencia, dieron poca trascendencia a esta comunicación de las Farc, en la que se reafirma que los terroristas no van a entregar las armas ni a dejarlas para darle gusto al nuevo lenguaje barato de la guerra estructurado alrededor del “desescalamiento del conflicto” inventado por estrategas de escritorio, puesto que este es un asunto semántico sin probabilidad de medición científica, que confirma que en Colombia ni los civiles saben de defensa nacional ni los militares entienden de política, y que las familias de siempre seguirán por muchos años atornilladas en los altos cargos gubernamentales, que según su criterio de predestinación divina de casta sobre la “indiada, campesina, obrera y montonera de guaches o chusma” solo corresponde a los “iluminados” de siempre.
Y así las Farc en asocio con gobiernos proterroristas del orbe, organizaciones no gubernamentales proclives y muchos Judas Iscariotes metidos en la política seguirán desarrollando su plan estratégico, porque “juraron vencer” y el tiempo no corre para los proyectos estratégicos a largo plazo del marxismo leninismo. No importa la caducidad de esta arcaica doctrina en otros lugares del planeta.
No hay peor ciego que quien no quiere ver, ni peor sordo que quien no quiere escuchar.
Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido
Analista de asuntos estratégicos
El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es analista de asuntos estratégicos, especialista en defensa nacional, geoopolítica y estrategia. Autor de 26 libros y 850 artículos acerca de estos temas. Para leer sus escritos haga click aquí.