El soldado colombiano: 197 años servicio a la república

Publicado: 2007-08-07   Clicks: 2897

Merecido homenaje a los soldados de Colombia

Por coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Escritor-estratega

Publicado  el 7 de Agosto 2007 9:11 PM en el Diario El Tiempo de Bogotá-Colombia

http://www.eltiempo.com/blogs/analisis_del_conflicto_colombiano/2007/08/Merecido-homenaje-a-los-soldad.php

       El Ejército Nacional nace con la patria misma. Hace 197 años, se proclamó el grito de independencia. Nueve años después, el 7 de agosto de 1819, es decir hace 188 años, las tropas independentistas culminaron la asombrosa Campaña Libertadora comandada por el general venezolano Simón Bolívar, con una contundente victoria en la  batalla de Boyacá.

        Dos semanas antes en el Pantano de Vargas, 14 lanceros habían escrito la página de heroísmo más grande de la historia militar colombiana, al virar a favor del Ejército patriota, una desventajosa situación táctica que parecía ser una irreversible derrota militar.

       Embriagados con las mieles de la victoria, los patriotas fueron reforzados por voluntarios de la región. Luego de continuas escaramuzas y ataques de guerrillas, plantearon la batalla decisiva al sur de Tunja sobre el Puente del Río Teatinos, donde fue vapuleada la rancia infantería peninsular, experimentada en combates contra las tropas napoleónicas en Europa y comandada por distinguidos oficiales al servicio de la corona española.

        A las 4:30 de la tarde el campo de batalla era escenario de un jolgorio inigualable. 1600 soldados del Rey, ataviados a la usanza europea de la época,  eran prisioneros de guerra. En ese mismo momento, Pedro Pascasio Martínez,  un imberbe campesino, agregado días antes por un hacendado al grupo de asistentes personales del Libertador Simón Bolívar, acababa de capturar en un matorral al coronel José María Barreiro, comandante general de las tropas españolas. Sorprendido, el alto oficial ibérico ofreció una bolsa llena de monedas de oro, al mozalbete campesino boyacense para que lo dejara escapar, pero el joven soldado granadino, respondió con altivez.

            - La libertad vale más que todo el oro del mundo-

      Desde siempre el soldado colombiano se ha caracterizado por la lealtad a toda prueba y la abnegación para servir a la patria, defender la república y garantizar la constitución y las leyes. Admirado por los niños de todos los orígenes sociales, respetado por la sociedad en general, enaltecido por la bandera que jura defender y fortalecido con el credo en un código de valores que son sustento de la civilización occidental, el soldado colombiano de hoy, lucha contra el terrorismo comunista, las autodefensas ilegales, la delincuencia común y entrega hasta su propia vida en defensa de una sociedad que a veces es apática o parca en reconocer el sacrificio de sus Fuerzas Militares.

       Quienes hemos tenido el honor de comandar soldados colombianos en operaciones de combate, podemos dar fe y testimonio de su grandeza espiritual, de su valor frente al peligro, de su humildad en la victoria y de su inquebrantable espíritu de cuerpo para superar las vicisitudes diarias del arduo quehacer castrense.

       Con el soldado de contraguerrillas hemos caminado gélidos páramos, ardientes llanuras, escarpadas montañas, selvas tropicales y sabanas pantanosas infestadas de zancudos. Ni las enfermedades del trópico, ni los contratiempos para recibir oportunamente los abastecimientos, ni los prolongados alejamientos de los seres queridos, ni la lluvia, ni el frío, ni el calor, ni las noches sin luna, son obstáculo para avanzar a cumplir la misión. Es común que un soldado no vea nacer sus hijos ni morir sus padres. Siempre está listo para combatir por la libertad de los demás compatriotas, a costa de ingentes sacrificios y privaciones personales.

        Con nuestros soldados hemos llegado a donde otros temieron ir. Hemos roto los mitos de zonas controladas por los narcoterroristas, hemos destruido sus guaridas, hemos combatido sus estructuras ilegales y hemos abatido cabecillas entrenados por terroristas extranjeros. Hemos estado en el momento supremo del combate, en ese instante que traza una línea divisoria entre la vida y la muerte, en ese segundo eterno que pone a prueba quien es más valiente o más audaz. Con ellos hemos sentido el frío de la muerte y la gloria de la victoria militar. Y tan pronto pasa el combate hemos visto al mismo hombre bonachón, alegre y descomplicado. Es lo mejor de nuestra juventud portando las armas de la república.

            Gracias al esfuerzo denodado del soldado, hemos visto ondear victoriosa la bandera colombiana donde otros quisieran que ondearan la hoz y el martillo. Es el fruto del abnegado trabajo  de esos jóvenes llenos de ilusiones que integran las filas del Ejército Nacional. De los mismos que tienen una sonrisa amistosa y un corazón abierto para todo el pueblo colombiano y una vida colmada de vitalidad para ofrendarla si fuera necesario en aras de salvaguardar el legado del Ejército Patriota.

         Pero, a pesar del enorme esfuerzo del soldado, la guerra interna continúa porque durante varias décadas, la dirigencia política ha sido incapaz de formular estrategias concretas para erradicar los problemas que generan el caldo de cultivo para la violencia. Pese a decisiones absurdas y contrarias al sentido común -verbigracia soltar terroristas de las cárceles, cederles medio país, permitirles prensa y televisión por doquier- el soldado sigue convencido que su misión es sostener la república, la misma que fundaron hace 188 años unos soldados con escasos vestidos sobre el cuerpo pero con sobrado patriotismo incubado en el alma.

        Hoy como ayer, Colombia tiene unos héroes anónimos que garantizan su institucionalidad, la libertad, la república y la imperfecta democracia que nos rige. Esos héroes merecen ser reconocidos como los personajes del último siglo en el país. No es justo que la gran prensa, exalte como personaje del siglo a alguien cuyas ejecutorias hacen parte de la cadena de desaciertos que han llevado el país al drama actual, pues de no ser por la valerosa y patriótica acción de los soldados,  Colombia estuviera gobernada por una dictadura comunista.

      Es hora de dar el valor que corresponde a los soldados, y, pagar mejor sus aportes a la paz y la unidad territorial. Por ende, declararlos los personajes del siglo XX, es algo mas que merecido. De manera simultánea, es perentorio hacer un juicio político e histórico a las castas politiqueras inoperantes que nos han malgobernado, pues en ellas radica la verdadera responsabilidad de los ríos de sangre que han manchado el suelo patrio, durante tantos años de absurdas y estériles confrontaciones fratricidas.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

 

 

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