155 días de las zonas veredales y las Farc siguen adelante con su Plan Estratégico

Publicado: 2017-05-05   Clicks: 1636

   Análisis del conflicto colombiano

     Pacto Farc-SantosAún Colombia no ha comenzado a experimentar las nefastas consecuencias del pacto Santos-Rimo, que para muchos ilusos o para los circunstanciales y tempñorales enmermelados de la línea santista significaba el fin de la guerra del Estado contra el narcoterrorismo comunista, pero cinco meses y cinco días después de consumado el sainete en el Teatro Colón, los hechos no solo las suposiciones lógicas, indican que el país político y el país nacional, vamos a experimentar el enésimo engaño de las Farc y seremos testigos que ni la trapacería de Santos, César Gaviria, Ernesto Samper, ni el resto del cartel de la mermelada, pudo bloquear el Plan Estratégico de las Farc.

    El tiempo se encarga de decantar la realidad de los sucesos. Por eso la historia es cada vez más crítica pero también más exacta. Cuando se dijo que los negociadores del gobierno frente a los delegados de la Farc en Cuba eran inferiores al reto, e incapaces de contrarrestar el Plan Estratégico de los terroristas, el gobierno Santos y su coro de idiotas útiles recurrieron a tildar de uribistas, guerreristas, ultraderechistas y enemigos de la paz a toda persona o entidad, que cuestionara la impreparación e incapacidad funcional de De La Calle y su combo de convidados de piedra en La Habana, así como la egocéntrica ambición del cuestionado mandatario para conseguir a como diera lugar, un inmerecido Premio Nobel de Paz, sin importar el desenlace final del asunto.

     Día a día los hechos dan la razón a quienes han sido tildados de uribistas, derechistas y guerreristas, al tiempo que se desinfla la credibilidad en posibilidades para que Santos y las Farc concreten la paz que conviene a Colombia, no la paz que sirve a los terroristas y los corruptos politiqueros, que solo ven dinero y burocracia en el manejo de la administración pública.

     Hoy 5 de mayo de 2017 se acumulan 155 días del espurio pacto Santos-Rimo, en el que hay un cronograma que con argucias y trampas han cambiado las Farc, comenzando por que si las Zonas Veredales eran transitorias, no requerían construcciones permanentes, ni tanto boato suntuoso con paseos de bailarines de la ONU en vehículos oficiales por todo el país, propaganda auto elogiosa de Santos y su combo; politiqueros ineptos y reencauchados como Pardo Rueda dirigiendo un proyecto pobrísimo en resultados, nombramiento de un policía con dotes teatrales en la improductiva e innecesaria vicepresidencia de la república, periodistas despistados elogiando la paz que no se ve por ningún lado, farsantes disidencias de las Farc, engañosos encuentros de paz con el Eln etc, etc.

     La ineficiencia de los funcionarios de la ONU es absoluta. Para quienes hemos comandado tropas y tenido bajo responsabilidad hombres y armas, sabemos que verificar y contar el armamento, las municiones y el material bélico de cualquier estructura es una tarea sencilla que no demanda ni meses ni semanas sino a lo sumo un día o dos dependiendo la cantidad de hombres bajo el mando, pues las estructuras jerarquizadas permiten subdividir grupos y establecer cuadros separados y consolidados de control estadístico diario y revistas mensuales.

     En el caso de las guerrillas comunistas, el control del armamento y las municiones de los terroristas es exigente en grado sumo. Los cabecillas de escuadras, guerrillas, compañías y bloques llevan un minucioso control del material a cargo y lo revisan casi que a diario, pues el temor de las traiciones o las delaciones y el control de los recursos logísticos para la guerra es un conjunto de actividades muy estricto. Al punto que un guerrillero puede ser fusilado por comerse una panela. Con mayor razón por no tener su armamento y municiones completos de acuerdo con los controles exigidos en el terrorismo interno.

     Asimismo cada cuadrilla de las Farc tiene “caleteros” encargados de empacar y esconder el armamento, las municiones, los explosivos y los repuestos de las armas que no están en uso o están pendientes por reparación. Las caletas están ubicadas en zonas controladas por los milicianos, pero el inventario de las mismas está en manos de cada cabecilla de cuadrilla.

     Todo eso para decir, que no es cierto que para contar y centralizar las armas en poder de las Farc se necesiten seis meses, ni instalaciones permanentes, ni shows con mandatarios internacionales, ni periodistas ansiosos de premios del gremio, ni politiqueros oportunistas como Benedetti o Roy Barreras, ni mucho menos los padrinos de las Farc agazapados detrás de la falaz bandera de la paz, ni al terrorista Simón Trinidad libre porque es el “único que sabe sumar y restar en las Farc”.

     155 días de incumplimientos de las Farc tolerados y cohonestados por el gobierno Santos y sus asesores inmediatos, sin que la prensa se manifieste de manera crítica, sin que la oposición sea capaz de convocar al presidente a un debate de control político en el Congreso, sin que la academia se pronuncie y sin que los colombianos le den trascendencia al asunto, solamente favorecen los proyectos y objetivos de las Farc.

    Para colmo de equivocaciones, pasa inadvertida para el país, la realidad que se vive en Venezuela, y la inteligencia estratégica del Estado parecería estar anestesiada al ritmo de los gustos personales del presidente y no de la obligación constitucional de evaluar y difundir hacia las agencias pertinentes, la información procesada acerca de las verdaderas intenciones de los comunistas armados y desarmados en el país.

     Con la disculpa muelle de que las Fuerzas Militares no son deliberantes y que apoyan el proceso de paz y reconciliación del gobierno, desde 201o hasta la fecha, los altos mandos militares de turno han cohonestado con la veleidad de Santos y han doblegado los intereses nacionales a las conveniencias particulares de un demagogo pasajero por la Casa de Nariño.

     Siempre que se les advierte que lo que está en juego no es el futuro personal de Santos, cosa que a nadie le importa en el país, sino el futuro integral dela nación, la libertad y la continuidad de la democracia republicana, también de manera muelle los generales y almirantes acuden a la disculpa trillada que son obedientes a la institucionalidad y la democracia.

     Nadie les está proponiendo que den golpes de Estado, ni que fuercen salidas extrainstitucionales. Por el contrario, el país y las personas sensatas piden de las Fuerzas Militares lealtad con la constitución y las leyes, no connivencia con un mandatario mediocre, mendaz y oportunista, que ha utilizado los soldados para su autopublicidad como le ha convenido.

     Olvidan unos y otros, que esos soldados que han entregado hasta sus vidas por defenderlos, son los que los han llevado y los siguen sosteniendo en los cargos que ocupan, entonces por elemental gesto de lealtad deben respaldarlos y protegerlos, asi como exigir al gobierno que cumpla y haga cumplir el pacto Santos-Rimo, por elemental respeto a las víctimas del terrorismo comunista contra Colombia.

     Si bien es cierto que la solución a todas las guerras es un acuerdo político, también es cierto que mientras la contraparte mantenga armada, organizada e ideologizada con un mismo credo político subversivo  y terrorista, es imposible y mentiroso hablar de paz, pues hay una guerra en stand by y un frágil estado de pacificidad, en el que de manera evidente, las Farc están imponiendo su voluntad, no para desarmarse, sino para seguir en pos de los objetivos trazados en su plan estratégico.

     O las Fuerzas Militares hablan claro y directo con el presidente y el cartel de enmermelados que secundan al mandatario acerca de la gravedad del problema y de la urgente exigencia a las Farc para que entreguen las armas y desocupen las zonas de terror proyectado a largo plazo que están construyendo con la venia de Pardo Rueda y sus muchachos, o en una década estaremos repitiendo la vergonzosa situación de Venezuela, con terroristas convertidos en dirigentes políticos. O lo que es peor con el eventual resurgimiento de bandidos y asesinos iguales a las Farc, mal llamados paramilitares, que ante tanta incapacidad del Estado para generar líneas claras del monopolio de la seguridad, acuden a la justicia por su propia mano y al desborde de la criminalidad exacerbada.

     No es tremendismo, ni concepción de ideas descabelladas, es la realidad de lo que está sucediendo. Que no se repita el escenario del gobernador Castillo y Rada en Cartagena, haciendo morisquetas y  posando frente a un espejo grande, mientras el sastre le corregía los últimos detalles a un costoso uniforme militar, y afuera sus gobernados se morían de hambre producto del sitio que el Pacificador Morillo ejercía sobre la ciudad amurallada en 1815.

     Causa desazón ver y analizar que todo eso ocurre porque la Farc si tienen plan estratégico, el gobierno vive de la trapacería politiquera y vanidosa de su presidente, los militares ni leen ni estudian la politica en su verdadera dimensión, son ajenos a la geopolítica del vecindario y están enmarcados en la obediencia ciega y el quehacer cuartelario, administrativo o de control móvil de zonas.

      Sintomático que esta irregularidad crezca como un cáncer devorador, sin que nadie, dentro de las estructuras del alto mando militar ponga los puntos sobre las íes y haga entender al país y a la dirigencia política, que una cosa es la obediencia debida a la constitución y la ley con el respeto supremo a la institucionalidad, y otra cosa es la sumisión torpe e irresponsable ante los caprichos de un emperadorcito con minúscula, ansioso de aparecer a toda hora en los medios de comunicación como la novia en el matrimonio y el niño en el bautismo, pero que por demás, con esas actitudes está irrespetando la constitución las leyes y la institucionalidad, las cuales debe ser el primero en respetar por medio del buen ejemplo.

     Por esa razón llegamos a 155 días de existencia de las zonas veredales sin que las Farc entreguen las armas, y lo que es peor se van a completar los 180 días del plazo y todo seguirá como si nada, pues entre otras cosas, a los funcionarios de la ONU que ganan más de 150 dólares diarios mientras deore el proceso, tampoco  les conviene que se muera esa gallina de los huevos de oro. Y a Santos no le conviene que se cierre esta farsa puez no tedría que mostrar ante el mundo con su Nobel de Paz.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Especialista en Defensa Nacional, Estrategia y Geopolítica

www.luisvillamarin.com

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