Las Farc diez años después de la muerte de Alfonso Cano

Publicado: 2021-11-04   Clicks: 1330

     Análisis del conflicto armado en Colombia

     Operación OdiseoEl 4 de noviembre de 2011, el mundo recibió la noticia, que en una sorpresiva incursión aeroterrestre, en e área rural de Suarez Cauca, tropas del Comando de Operaciones Especiales d las Fuerzas Militares, dieron de baja en combate al capo del narcotráfico y cabecilla del grupo terrorista Farc, Guillermo León Saénz Vargas, más conocido en la agrupación criminal con el alias de Alfonso Cano, quien en ese momento, era el cabecilla principal de la organización delictiva.

     Oportunista, el presidente Juan Manuel Santos dijo que la noticia de la eliminación de este capo del narcoterrorismo le había sacado lágrimas. Casi todos los exministros de Defensa también se dieron aires de popularidad arguyendo supuestas genialidades anteriores ideadas por ellos, para por fin llegar al capo de capos del cartel de las Farc. Y como suele suceder, en los medios de comunicación se multiplicaron los analistas que saben y opinan con vehemencia sobre todo de lo que no conocen.

    Pocos días después quedó al descubierto, que al estilo de cualquier monarca africano, y ansioso por ganar reelección presidencial y premio Nobel de Paz, Juan Manuel Santos tenía a su propio hermano Enrique, en calidad de mandadero coordinando con otros capos del cartel fariano, el inicio de conversaciones.

     Y que, por esa misma razón, Santos había disfrazado de soldado a uno de sus delfines y hasta había consumado la “cantinflada”, de parar un desfile militar frente a la tribuna presidencial, para bajar a darle un beso en la mejilla al supuesto soldado de Fuerzas Especiales, con la misma desfachatez que posó en calzoncillos en una casa sin cuota inicial para una familia de escasos recursos en Valledupar. Tropicalismo puro y duro.

     En medio de ese sainete de oportunismo y populismo, el extraordinario éxito táctico de la Operación Odiseo contra Cano, que puso a las Farc al borde de la extinción, se convirtió en una derrota político-estratégica para el país, porque ante la ineptitud de los negociadores enviados por Santos a Cuba, los capos que representaban a los terroristas en La Habana, fueron más hábiles e impusieron la agenda, el ritmo, la concepción jurídica del asunto y las 298 páginas del espurio acuerdo, al que de remate los autonombrados de la derecha, le agregaron 12 páginas, porque no podían por fuera del show politiquero del momento..

     Para legitimar el pacto de Santos con las Farc, los complotados de lado y lado, contaron con el apoyo de la Secretaría General de la Onu, entidad del alto organismo multilateral, que a falta de resultados tangibles en complejas situaciones como las guerras civiles en Siria, Libia y Yemen, o las ya consuetudinarias hambrunas del África, optó por “apoyar” el embeleco pacifista de Santos, y hasta le legalizó el documento final con la “categoría de acuerdo internacional”. Léase pacto entre dos Estados en igualdad de condiciones.

     Así, con ilimitadas argucias, las Farc lograron impedir que se les destruya su fuente primaria de finanzas a legitimar el narcotráfico y la “protesta social” como formas de socavar la solidez institucional y engatusar a los ingenuos que salen a apoyarlos en actos públicos. Mientras tanto, la guerra revolucionaria marxista para la toma del poder e implantación del socialismo en Colombia, sigue vigente para ellos, para sus cómplices, y para sus estructuras políticas y armadas,

     Un análisis sopesado de la actual situación de las supuestas disidencias de las Farc, indica que las remozadas cuadrillas del grupo terrorista, están dedicadas a desarrollar el plan estratégico, pero en particular el fortalecimiento de bases guerrilleras protegidas por milicias bolivarianas, acorde con el plan Renacer que diseñó Cano en 2008 y que fue aprobado por la Novena Conferencia de las Farc.

     En resumen, en los medios de comunicación, se ha dicho mucho y se ha publicado mucho acerca de la poco probable desmovilización de las Farc. A juzgar por los hechos que a diario suceden, parecería ser que hubo una habilidosa maniobra dilatoria de los cabecillas de las Farc para ganar tiempo por espacio.

     Hoy es una realidad que los cabecillas de la supuesta disidencia viven en Venezuela cobijados por la dictadura narcotraficante de Maduro, y continúan desarrollando la tarea de desprestigiar a las fuerzas del orden, mientras en desarrollo del Plan Renacer sus estructuras clandestinas siguen preparando los pasos finales del “proceso revolucionario” consistente en fortalecer milicias, partido comunista clandestino y movimiento bolivariano clandestino, amén que esas tres estructuras terroristas de las Farc continuaron intactas.

     Diez años después de la muerte del reconocido capo comunista del narcotráfico y el terrorismo contra Colombia, las Farc no se extinguieron como anunciaban en noviembre de 2011 Santos en medio de sus emotivas lágrimas de cocodrilo, o los “expertos en seguridad” que ni siquiera han restado servicio militar. Por el contrario, las Farc siguen vivitas y coleando, dedicadas a desarrollar su plan estratégico, alrededor el plan Renacer ideado por Cano, y por estar inmersas en el tráfico de cocaína así como en la intención expansiva del socialismo del siglo XXI, igual que hace una década, las Farc son una agresión sustancial contra la seguridad nacional.

    Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

    Autor de 40 libros sobre defensa nacional, geopolítica y estrategia

    www.luisvillamarin.com

 

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