¿Deben estar los militares en la mesa de conversaciones con Eln y las demás bandas criminales?

Publicado: 2022-11-12   Clicks: 1258

     Análisis del conflicto armado en Colombia

      En aras de seguir aclimatando su clara intención de obtener un inmerecido Premio Nobel de Paz, prolongar su periodo presidencial a seis años, convocar una asamblea constituyente que lo eternice en el poder gracias a las curules que dará a los delincuentes, que negocien con su desgobierno la paz total; en forma mediática, oportunista y calculadora, Gustavo Petro y su séquito han regado el mensaje, de que habrá presencia de militares activos y retirados en la mesa de conversaciones con narcoterroristas del Eln y otras bandas criminales.

      El Eln por dentroPero muy pronto el ministro de Defensa salió a aclarar, que dicha participación será para legitimar el show pues los militares activos estarán en “mesas técnicas”. Dicho de otra forma, repitiendo el show  en La Habana, sirviendo de legitimadores o de validadores, de lo que los terroristas impongan a los mudos negociadores del gobierno; por demás impreparados, desconocedores y lo más grave, hasta sin autoridad moral para sentarse frente a los criminales; pues solamente les interesa firmar lo que sea, para que su “monarca” obtenga el Nobel de Paz y ellos se “proyecten políticamente”. Más de lo mismo.

      Absolutamente ilógico para las personas sensatas, pero supremamente conveniente para Petro y su cohorte comunista, que en la mesa de conversaciones con el Eln y los demás grupos de narcos, participen militares retirados, cuyo paso como comandantes de unidades de combate haya sido vergonzoso, plagado de resultados negativos y que de pronto hasta tengan “pecaditos” ocultos. Es lo mas conveniente para Petro y sus cómplices.

      Con un valor agregado para el interés manipulador petrista, que ya hayan participado y fallado en anteriores procesos, sobre todo por desconocer el Adn del Eln, por dejarse manejar por la estrategia elena de negociar para ganar espacio político no para entregarse; y, por estar pensando más en “honores” personales que en el futuro de Colombia, pues sus hojas de vida no muestran ningún palmarés victorioso contra ese grupo terrorista, en las áreas donde les correspondió combatirlo.

     Pero, que obviamente después del ya previsible fiasco, escriban memorias personales de autopulcritud, trasladando la responsabilidad y las culpas del fracaso, a la cancillería, al resto del equipo negociador, a los amigos del mandatario, a los marcianos, a los selenitas, a la constelación X o Y, al frío, al calor, a las lluvias, a la guerra de Ucrania etc.

      Pero claro está, que los jugosos viáticos y prebendas se multipliquen a su haber. Eso no le importará a Petro como no le importó a Santos, pues sus objetivos ya estaban logrados y los “resentidos” siempre serán desdibujados por los amigos de la “mermelada con pauta publicitaria” en los medios de comunicación. Como en la poesía de Garrick “El alma llora, cuando el rostro ríe”

      Ante un panorama tan desolador pero tan real, corresponde al Comandante General de las Fuerzas Militares y a los comandantes de las Fuerzas, poner los puntos sobre las íes, para que no se repita la vergüenza que ya padecemos con los cabecillas de las Farc, terminando de destruir a Colombia en el Congreso de la República, y con partido político propio, sin haber pagado un solo día de cárcel por la barbarie causada contra los colombianos, en especial los mas humildes a quienes dicen representar.

      La agenda y la dinámica de lo que se pacte y la forma en que se desarrolle, debe tener un seguimiento, una vigilancia y un poder de veto de los militares activos, que son quienes saben de estrategia, conocen el Plan Vuelo de Aguila del Eln, y entienden dónde están las trampas que tienden los terroristas, acorde con su mentalidad marxista-leninista. Si no se pone esa cortapisa, se repetirá inexorablemente la mecánica de La Habana con las Farc, pues no habrá dolientes que adviertan al país e impidan la consumación de las estratagemas elenas.

      Sobre la mesa no se puede colocar solamente la larga lista de etcéteras impuestas por los cabecillas del Eln, como ya ha sido costumbre. Siempre deberá anteponerse la cantidad de crímenes y ataques terroristas que han perpetrado contra la población civil y las víctimas. Eso es más importante que la pretendida legitimación de sus autodenominadas “justezas revolucionarias y supuestas "intenciones de defensa popular”

     Se debe bajar de la nube  al Eln, y desmitificar ante los medios de comunicación, el discurso marxista cristiano de sus cabecillas, que ellos representan al pueblo colombiano y que se debe negociar con la sociedad civil, pues cuando llegan a la mesa esos representantes de la para el Eln sociedad civil, resultan ser  desinformados politiqueros oportunistas en busca de ganancias personales,  o lo que es más grave, enmascarados representantes de las organizaciones de fachada, integrados al “poder popular”, el supuestamente extinguido “movimiento A Luchar”, las “comunidades eclesiasles de base”, las bases revolucionarias de masas”, “los grupos de estudio y trabajo y las comisiones de trabajo político organizativo”.

      Igualmente, antes de firmar cualquier acuerdo con el Eln, deben quedar claras y definidas las responsabilidades, los nombres y la ubicación exacta de los miembros nacionales e internacionales, de un sector de la iglesia católica relacionado con la teología de la liberación, que son parte muy activa del Eln, pero que desde la sombra de la clandestinidad delinquen amparados con argumentos manipuladores, de la defensa de los pobres.

      Al mismo tiempo el Eln debe entregar la lista de sus contactos en sindicatos, con gobiernos extranjeros y ONG´s internacionales. Todos esos criminales de cuello sucio no blanco,  deben ser judicializados, pues han delinquido en medio de la combinación de las formas de lucha marxista- leninista, han causado mucho daño a los colombianos, han traficado cocaína, destruido poblados, asesinado campesinos, etc.

      En consecuencia no se debe tolerar una justicia especial para pedófilos como la que tienen las Farc ahora a su favor. El Eln y todos sus cómplices, que no son tan clandestinos, deben ser identificados, sus armas deben ser entregadas a las autoridades militares que son las únicas autorizadas para manejarlas en el territorio nacional. Sus cabecillas deben ser sancionados con no participación en la política del Estado y mucho menos se puede tolerar que hagan parte de una nueva asamblea constituyente.

      Debe quedar muy claro no solo como el Eln ha movido millones de dólares y euros en paraísos fiscales con la clave “Buen Viento”, sino cuánto dinero y demás bienes poseen, inventariarlos antes de firmar cualquier pacto, entregarlo al Estado y con esos recursos reparar a las víctimas.

      En ese orden de ideas, lo que necesita Colombia no es agregar con el Eln otras 310 páginas de difícilmente realizables imposiciones, adicionales a las ya impuestas por las Farc a Humberto De La Calle y su combo de mudos en Cuba.

      Además que ya tienen un presidente con pasado de militancia comunista armada, con lo pactado por Santos con las Farc, es más que suficiente para que el Eln y los demás grupos terroristas se sometan a la justicia, entreguen sus bienes, terminen el eterno ciclo de engaños en diálogos que son monólogos autoatribuyéndose una representación popular que nadie les ha dado, etc.

      Señor General Giraldo, actual comandante General de las Fuerzas Militares: Los militares activos tienen en su haber la información de quienes son los cabecillas del Eln, sus perfiles, sus intenciones estratégicas, su ubicación geográfica, sus nexos abiertos y clandestinos, es decir todo su orden de batalla. Y ustedes, son quienes de verdad, saben de estrategia y táctica de guerra revolucionaria en Colombia.

      No permita que el Eln manipule la dinámica de las conversaciones. Ponga como línea roja que un equipo de altos expertos en estrategia, siga paso a paso las conversaciones con este grupo terrorista, y no permita que las estratagemas tan comunes en los comunistas armados y desarmados, manipulen la dinámica de lo que se converse con los delincuentes en la mesa de diálogos. Esa metodología es trillada y aburridora para los colombianos.

     Fácilmente dirán que eso es un tema político y que allí no deben estar presentes los militares. En respuesta le diríamos que si es así, entonces que Petro, el comisionado de paz, el lenguaraz ministro Iván Velásquez y los “atletas de la paz” petrista, se vistan de camuflado, carguen un morral de dos arrobas a la espalda, se infiltren en las montañas y que sean ellos quienes combatan contra los terroristas, pues según esa lógica, la solución la tienen ellos.

      Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

      Autor de 40 libros sobre geopolítica, estrategia y defensa nacional

      www.luisvillamarin.com

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