Análisis del conflicto colombiano
La Operación Odiseo que culminó con la baja en combate del narcoterrorista Alfonso Cano, corroboró una vez mas que los militares y policías son los únicos héroes y los verdaderos salvadores de la erosionada democracia y la libertad en Colombia. No obstante, como suele suceder en todas las actividades humanas, en especial en las que se socializan las ganancias y se individualizan los errores, apareció una cantidad enorme de oportunistas en búsqueda de réditos politiqueros y de ganancias personales. Todos subidos en el tren de la victoria.
Sin ruborizarse ante la vergüenza histórica que constituyen su debilidad de carácter y su pésimo desempeño presidencial, Andrés Pastrana tuvo el cinismo de afirmar que el fue el iniciador de este tipo de operaciones, como si el país no recordara la estulticia de Pastrana entregando medio país a los terroristas y sumiso ante las continuas baladronadas de Tirofijo y los demás cabecillas. Olvida Pastrana que además del vergonzoso episodio de la silla vacía, durante su desgobierno, las Farc arrasaron cientos de poblados, envenenaron acueductos, secuestraron a miles de compatriotas, traficaron miles de toneladas de coca, y utilizaron la zona de distensión como epicentro del crimen. Y todo eso con su anuencia y falta de capacidad para ejercer el cargo de presidente de los colombianos.
También apareció en los medios de comunicación, la exministra Martha Lucía Ramírez con el cuento chino que ella fue quien diseñó la estrategia que inició a ser exitosa. Olvida que su paso por la institución fue inocuo. Que ni aportó ni quitó. Que además de utilizar ese nombramiento para hacer politiquería infecunda, no se le recuerda ni como líder, ni como ejecutiva. Ni siquiera como que hubiera intentado entender qué es y cómo funciona la defensa nacional.
Con la característica desvergüenza, Ernesto Samper, el mas cínico e inepto de los expresidentes colombianos, tuvo el descaro de insinuar que fue desde su gobierno que se iniciaron las grandes operaciones exitosas contra las Farc y que en este caso, la muerte de Cano solo perjudicaría a los secuestrados. Nada nuevo en su singular comportamiento marrullero y demagogo.
Entretanto Santos y su ministro de Defensa Pinzón, ya no caminan sino que levitan. Sun Tzu, Mac Arthur, Rommel, Clausewitz, Napoleón, Mahan, Bolívar, o Alejandro Magno, no alcanzarían siquiera a imitar su brillantez estratégica. Con arrogantes y triunfalistas comentarios dan de baja a Timochenko en los micrófonos, tienen a las Farc acorraladas, además que según su sapiencia y erudicción político-estratégica, no es cierto que las Fuerzas Militares y la Policía están desmotivadas por falta de liderazgo político.
En ese concierto de egocentrismos, Santos fue hasta Inglaterra a regañar a la Unión Europea y a autoelogiarse como el único mandatario que tendrá el Reino Unido a su entera disposición para el comercio internacional con Colombia. Y claro está, para proclamarse desde Londres como el necesario candidato presidencial para ser reelegido, porque cuatro años no llenan su ego, ni permiten que pueda viajar a otros escenearios con gastos, pagado por el erario público para darse vitrina en el Viejo Continente, sin importar como ande el descuadernado país, incomunicado y afectado por el invierno, la pobreza estructural de millones de colombianos y la violencia comunista.
Por su parte los soldados y policías continúan desprotegidos en defensa jurídica, despojados por leguleyadas baratas del legítimo y muy constitucional fuero militar; mal pagos y fuera de eso sin que desde 1992 se les reconozcan los derechos salariales legítimos estipulados por la ley; además de no contar con un servicio de sanidad militar digno, eficiente y con la cobertura necesaria.
El Congreso de la República ignora olímpicamente esta compleja problemática, a pesar de que son los soldados y policías, quienes les garantizan igual que al presidente y sus ministros, ocupar los inmerecidos cargos. Fuera de dos o tres paralmentarios picados por el interés politiquero de captar los votos potenciales de la reserva activa, mas no por solucionar, han hecho leña del árbol caído, y con promesas de borracho forastero a campesina ingenua; han alardeado de querer ayudar. Pero solo lo hacen por los votos que los reelijan y les permitan seguir inmersos en las mieles de la burocracia inútil, con salarios de muchos millones, carros, y cola de lagartos pagados por el fisco nacional.
Igual que cuando se produce un efímero triunfo de la selección de futbol, la prensa se enfrasca en endiosar a los estrategas de escritorio que "planearon y dirigieron" a las tropas en las operaciones contra el Secretariado de las Farc. Y los aludidos estrategas de escritorio se tragan el cuento y producto de su mediocridad se creen Napoleones frente a un mapa militar de acciones operacionales. No importa que no entiendan lo que les explican los generales. Lo que vale es mojar prensa y pensar en que si Pastrana, Gaviria, Samper o Belisario, fueron presidentes ineptos, pero al fin y al cabo, presidentes , ¿porqué ellos no?
En síntesis, los únicos y verdaderos héroes han sido, son y serán los soldados y policías, que desde el mismo nacimiento de la república han aportado mucha sangre y sacrificio para salvar a Colombia de los bandidos de todas las pelambres: Los de cuello blanco, los de fusil en el monte y ahora de los carteles de abogados que quieren terminar de desangrar el exiguo erario a costa de falsos testigos y horripilantes montajes "jurídicos" con la venia de jueces, fiscales y magistrados venales.
Por eso una vez mas insistimos en que el soldado colombiano debe ser erigido con lujo de detalles como el personaje del bicentenario y que en lugar de estar gastando dinero en viajes de enormes comitivas a Europa y sandeces como mediar entre palestinos e israelíes, Santos y por extensión, su ministro Pinzón deben resolver de una vez por todas los problemas de salarios, salud, fuero militar y defensa jurídica de los uniformados.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos