Análisis del conflicto colombiano
En reiteradas ocasiones hemos puntualizado que para ganar la guerra contra el narcoterrorismo comunista que asedia a Colombia, es necesario conocer el Plan Estratégico de las Farc y a la par con la infatigable labor de los soldados y policías, contrarrestarlo con acciones integrales en los campos político, económico, social, diplomático y de justicia tanto nacional como internacional.
En contraste, la soberbia, la autosuficiencia y el egocentrismo de quien se cree similar a Churchill como estadista y superior a Mac Arthur como estratega militar, condujeron al presidente Santos a anunciar su eterno deseo de poder, vanagloria y culto a su personalidad. No importa el caos que hay en Colombia. Importan sus deseos “pastranistas” de figuración adentro y afuera del país.
Es tal el desconocimiento del gobierno y de los sucesivos ministros de relaciones internacionales en su conjunto, acerca del contenido estructural del Plan Estratégico de las Farc, que desde hace mas de una década las Farc han puesto como objeto mercantil la vida de los secuestrados para que los cómplices del Foro de Sao Paulo y los mal llamados colombianos por la paz, pretendan legitimar con artilugios al grupo terrorista. Y por desconocer la intención estratégica y objetivos de las Farc, suceden episodios lamentables como el de hoy, que dicho sea de paso no es la primera vez que ocurre. Pero que, por desgarcia podría no ser la última, al ritmo de la ignorancia e indiferencia político-estratégica de altos funcionarios de la administración Santos.
Con contadas y esporádicas acciones individuales de algún cónsul, ninguno de los sucesivos gobiernos desde 1982 hasta la fecha, ha tenido la intención estratégica para desarticular o contrarrestar la diplomacia paralela de las Farc. Parecería ser, que ocupar una embajada o un consulado colombiano en el exterior, equivale a estar en el lugar ideal para vivir la gloria dorada del exilio diplomático, de espaldas a la realidad del narcoterrorismo comunista que padecemos, quienes pagamos los impuestos para sostener allende las fronteras a esas élites cuasi-monárquicas.
Sin que al parecer, estos representantes suigeneris de la política colombiana en el exterior, se enteren de lo que sucede a su lado, mientras tanto, las Farc y sus alcahuetes dictan conferencias en universidades, tienen contactos en los medios de comunicación, participan en foros políticos, distribuyen propaganda y proyectan la imagen que son un grupo armado con supuestas intenciones políticas.
Al mismo tiempo una de sus voceros, llamada por ellos Teodora, promueve la siniestra propuesta de hacer un intercambio humanitario, enfocado en medio de oscuros artilugios a dar estatus de beligerancia, embajadas y apoyo abierto a las Farc por parte de los gobiernos comunistas, en la etapa final del ataque totalitarista contra Colombia, contempaldo enel Plan Estratégico de las Farc y el proyecto a largo plazo del Foro de Sao Paulo.
Es inconcebible que a sabiendas que los secuestrados son la joya de la corona de esta perversa estratagema, la Cancillería y sus funcionarios diplomáticos acreditados en el exterior, con ampulosos títulos, rimbombantes cargos e inmerecidos salarios; no hayan hecho nada o en su defecto, muy poco para que las cortes internacionales juzguen a Rafael Correa, Hugo Chávez, Daniel Ortega, la dictadura cubana y los demás delincuentes de cuello blanco, que aparecen comprometidos con las Farc en los computadores de Raúl Reyes.
Es inaceptable que todos esos "brillantes" funcionarios que nos representan en el exterior, no hayan hecho campañas proactivas para que los gobiernos democráticos, las organizaciones internacionales, las organizaciones no gubernamentales que no están corrompidas por el narcoterrorismo, los intelectuales, las universidades y los medios de comunicación, califiquen como terroristas a las Farc y sus padrinos del Partido Comunista. Y en consecuencia para que los persigan y les impidan por ejemplo, la vagabundería que tienen en Suecia con Anncol y otras organizaciones afines.
Tampoco se entiende, porqué durante el gobierno Uribe los computadores de Reyes tuvieron excelente manejo mediático y pésimo manejo jurídico, pues no fueron llevados a las cortes internacionales. De remate, una de las salas de la cuestionada Corte Suprema de Justicia profirió el folclórico y descabellado fallo, de invalidar estas pruebas en procesos contra los cómplices de las Farc, a sabiendas o por lo menos si la inteligencia no les alcanza para eso, con la abierta evidencia que los implicados en apoyar al narcoterrorismo comunista fariano, son los mismos que por coincidencia manipulan el dolor de las víctimas secuestradas o sus familiares, y de manera descarada pretenden legitimar a las Farc, por medio de un calculado acuerdo humanitario.
Mucho menos se entiende el extraño silencio de gobierno Santos y de la justicia colombiana con los computadores de Jojoy y Tirofijo incautados en la Operación Sodoma. Es obvio que esos archivos electrónicos reconfirman lo que contenían los de ordenadores de Raúl Reyes. Y claro, los computadores de Cano, reafirmarán por segunda vez todo lo anterior y mucho más.
Pero … ¿Cuál es el extraño propósito de callar esto?... ¿Para que los grotescos e irrespetuosos gobernantes de Venezuela y Ecuador no se disgusten con Santos?... O, para que la camarada Dilma no pierda su estatus de mediadora en cada montaje de las Farc y sus cómplices para hacer una “liberación unilateral”.
De remate el presidente Santos llama a Chávez su “nuevo mejor amigo”, pese a que las evidencias demuestran que para Colombia este sujeto es el “viejo peor enemigo”. Al mismo tiempo, a la canciller Holguín le preocupa que Chávez no vocifere improperios contra Santos, pero parece que no le interesa o por lo menos no lo exterioriza, saber que Chávez tiene mentalidad bandoleril y que nunca ha renunciado a apoyar a las Farc, pues hacen parte de su proyecto bolivariano inmerso en el socialismo del siglo XXI. Y que siguen en Venezuela con oficinas en Caracas y campamentos en la frontera binacional dentro del territorio venezolano.
En contraste y sin hacer mayor cosa por defender la soberanía nacional o evitar una guerra posterior pues para allá va el país si a Chávez y a Correa no se les somete a la justicia internacional; la canciller Holguín anda de agente viajera por el mundo, haciendo ridiculeces pagadas por el erario público colombiano, tales como zanjar en la paz entre israelitas y palestinos o haciendo visitas protocolarias a la reina de Inglaterra.
Presidente Santos, Canciller Holguín, magistrados de las altas cortes, senadores de la república, señora Fiscal General, medios de comunicación, universidades, lo sucedido hoy con la masacre de los policías y militares secuestrados es de suma gravedad y pone en evidencia la mediocridad con que se ha manejado el problema de la guerra contra el narcoterrorismo, en los campos político y diplomático.
Colombia no espera reacciones insípidas ni frases de cajón, verbigracia el indignado reclamo del ministro Pinzón, cuyas sentidas palabras contrastaban con sus gestos y semblante. Colombia necesita acciones judiciales fuertes contra los cómplices de las Farc. Además, no mas payasadas y sainetes en torno a liberaciones unilaterales calculadas, en consonancia con los dudosos intereses de los mal llamados colombianos por la paz.
Y claro que la Canciller suspenda la viajadera por el mundo, en busca de protagonismo mediático para Santos, y mejor, que se dedique a resolver primero los problemas nacionales, con énfasis en buscar la presión internacional de condena y obligación para que las Farc liberen a los secuestrados sin ninguna contraprestación, ni compromisos antipatrióticos de regresar a mesas de conversación.
Las Farc constituyen un grupo armado compuesto por terroristas, narcotraficantes, sicarios, ladrones, violadores de menores, secuestradores, extorsionistas y bandidos, que solo representan los intereses del Partido Comunista Colombiano, agrupación que entre otras cosas, ya es hora que sea juzgada y condenada penalmente por su contubernio con el terrorismo y además obligada a compensar económicamente a todas las víctimas de las atrocidades de sus copartidarios armados.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos