Presidente Santos: El Chocó necesita mucho más que un batallón de contraguerrillas

Publicado: 2012-03-14   Clicks: 2354

 

     Análisis del conflicto colombiano

      El problema de desorden público del Chocó no es nuevo. Lo asedian la pobreza y la violencia, pese a ser un departamento bendecido con riqueza ecológica sin par en el planeta, con minerales, con costas vírgenes, con privilegiada posición geoestratégica y mil bondades más. Gobernado desde siempre por castas corruptas e ineficientes, más del 90% de su población vive en condiciones infrahumanas y como un vergonzoso apéndice de sucesivos e incompetentes gobiernos centrales.

      La frontera con Panamá, la posesión de costas sobre los océanos Pacífico y Atlántico, la minería ilegal, la ausencia de presencia estatal y la pobreza rampante, se convirtieron en caldo de cultivo para incubar desde siempre, a delincuentes de todas las  pelambres, situación que se aumentó con el narcotráfico, el contrabando de armas, el paso de dineros de las mafias y cargamentos de drogas. Y para colmo de males, por la ambición geoestratégica de las Farc y las autodefensas ilegales para instalar sus dominios en tierras de nadie.

     Así,  hoy las Farc, el Eln, los rastrojos, los traficantes de seres humanos hacia Estados Unidos, los contrabandistas, los prófugos de la justicia, etc., han encontrado en este paraíso terrenal un territorio apto para esconderse y delinquir ante la impávida mirada de los dueños del poder en la capital, con la circunstancia agravante que con escasas excepciones, la comunidad chocoana ha carecido de líderes honestos y con visión estratégica que la orienten para salir adelante.

     El dantesco episodio de la muerte de más de 150 personas en la iglesia de Bojayá, producto de la guerra particular y sin cuartel entre las Farc y las Auc por el control de las rutas del narcotráfico, es apenas un reflejo de lo que allí sucede. Debido a la ausencia de Estado, en desarrollo de los lineamientos del Plan Estratégico para la toma del poder mediante la combinación de todas las formas de lucha, el Partido Comunista y las Farc han infiltrado empobrecidas comunidades en el selvático departamento y han creado especies de repúblicas independientes, en las cuales con el cuento chino de la paz, se pretende desconocer la  institucionalidad, la autoridad oficial y evitar la presencia militar o policial.

     Por razones obvias los comisarios políticos del narcoterrorismo han promovido todo tipo de manifestaciones públicas de esas comunidades y las han hecho parte activa de la guerra jurídica contra el estamento militar y policial, mientras el acucioso Frente Internacional de las Farc ha buscado acciones  de orden político, diplomático y propagandístico, en otros países, encaminadas a legitimar la rebelión camuflada y desde luego deslegitimar al Estado y sus Fuerzas Militares.

     Por desgracia e igual que ha sucedido en  otras regiones del país que padecen situaciones semejantes de abandono y carencia de acción estatal, sin excepción los gobiernos de turno desde 1968 en adelante, época en la que aparecieron los primeros brotes de terrorismo comunista en Chocó, igual que sus antecesores que tampoco se preocuparon por el destino de esa región,  han recurrido a la solución facilista de enviar las tropas a combatir los grupos armados ilegales, sin que a la par , vayan con ellas programas concretos de desarrollo con objetivos a mediano y largo plazo.

     Reiteramos por enésima vez y no cesaremos de hacerlo, que a la falta de visión político-estratégica de los gobernantes de turno frente a esta rica región, se suma la ignorancia meridiana de gobernantes, ministros, legisladores y jueces colombianos frente al Plan Estratégico de las Farc. De manera increíble han pasado casi cinco décadas de terrorismo comunista contra Colombia, y todavía los politiqueros de turno, los honorables magistrados, los expertos ministros, los sabios directores de departamentos administrativos y esa élite de sabihondos que florece silvestre en el país, creen que la solución a este problema es únicamente militar.

     De remate, con buen criterio pero sin examinar a fondo los demás componentes del complejo conflicto, los mandos militares han afirmado que estamos en el fin del fin, que el problema se resuelve en dos años, que las muertes de los principales cabecillas conducirán a la rendición de los demás bandidos, etc.

     También hemos insistido desde hace mas de 20 años en múltiples escritos, escenarios académicos, medios de comunicación y trabajos investigativos, que el problema del narcoterrorismo comunista se soluciona con acciones integrales de Estado. Que la acción militar es fundamental, pero que ella demanda el mismo compromiso de los demás entes estatales, es decir que asi como los soldados entregan hasta sus vidas por un mísero sueldo, los funcionarios públicos deben trabajar para lo que los eligieron y no para sus bolsillos, sus prebendas o sus conveniencias politiqueras.

     En ese orden de ideas se requiere un presidente que diseñe con su equipo de trabajo una estrategia integral convertida en política de Estado, no en coyuntura de cuatrienio; en la que se fijen objetivos concretos, de los cuales no se puede echar pie atrás; en todos los renglones de la administración, para que regiones como el Chocó armonicen con el desarrollo del resto del país, para que los comunistas no encuentren incautos listos para enguerrillarse, para que los narcos no tengan mano de obra y para que los politiqueros no roben mas.

     Construir carreteras dignas que unan al Chocó con Antioquia, el Valle y el Viejo Caldas; y porque no, construir el canal interoceánico en la frontera con Panamá, redundarían en fuentes de empleo, proyectos de ecoturismo, agricultura, ganadería, pesca, y mucho más.

     De la mano con estas acciones llegaría el  desarrollo social y económico en todos los sentidos, pues los ministerios en su conjunto inmersos dentro de un esquema político-estratégico, participarían con efectividad en programas de largo aliento, no en coyunturas demagógicas como el reciente consejo de gobierno en Quibdó.

    El refinamiento del Plan Estratégico de las Farc realizado por Cano e Iván Márquez, unió en un solo conjunto el accionar delictivo los bloques Caribe y Noroccidental, los cuales se articulan con el Comando Conjunto Suroccidental para hacer presencia geoestratégica sobre litorales y fronteras, con miras  construir milicias bolivarianas y células de Partido Comunista Clandestino en las regiones Pacífica y Caribe. Lo grave es que el Chocó está en medio de ese esquema.

     Tal situación amerita respuestas estratégicas de Estado a largo plazo, no la manipulación oportunista de  la situación llevando tropas para enfrentar con las armas a los bandidos, mientras los politiqueros corruptos de Quibdó y los apoltronados de Bogotá, siguen felices a costa de la sangre de colombianos de ambos bandos.

     La acción militar contra el narcoterrorismo comunista es necesaria, pero no única ni definitiva. El Chocó necesita fuerza pública pero también estrategia integral del Estado, investigación exhaustiva a todos los que han gobernado ese empobrecido departamento y soluciones políticas,  económicas y sicosociales, para educar las nuevas generaciones en un entorno diferente al delito, con el que han convivido por décadas, debido a la inoperancia de los demagogos que han gobernado a Colombia.

      Por esas razones no basta con instalar un batallón en el Chocó. La solución es mas profunda. De lo contrario será mas de lo mismo y lo que es mas dramático, como en otras partes del territorio nacional, terminará el Ejército con la carga de la irresponsabilidad político-administrativa de los gobiernos nacional, departamental y municipal. Asi de claro.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

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