El pueblo colombiano debe desconocer el fallo de La Haya, revocar el mandato de Santos y exigir la renuncia de la canciller Holguín y su combo de asesores.

Publicado: 2012-11-21   Clicks: 2619

     Análisis del conflicto colombiano

      Los hechos lo demuestran. El cinismo rampante corre por las venas de los malgobernantes colombianos, como si no hubiera sucedido nada grave con la evidente pérdida de más o menos 100 mil kilómetros de mar territorial.

     fallo salomonico la hayaSantos, la canciller Holguín y su combo asesor, no solo quieren seguir atornillados a las mieles de la burocracia, sino que desean contar con la connivencia del pueblo colombiano, que no les diga nada, les perdone su estulticia funcional, los rodee de solidaridad y los ratifique en los cargos, mientras pasa la tormenta mediática y los colombianos nos acostumbramos a que ya se perdió ese tramo y no hay nada que hacer. 

      Pero eso no es así. El pueblo colombiano es soberano por ley natural. Por ende, tiene total derecho a desconocer un fallo espúreo de una corte extranjera, sesagda en defender los intereses políticos, estratégicos y geopolíticos de Nicaragua. El  espacio de mar territorial que nos quieren robar, es patrimonio nacional y en consecuencia, el pueblo soberano está en su derecho universal de negarse a aceptar ese fallo. Y punto.

      Pero como el actual mandatario y su liviano equipo de asesores en relaciones exteriores, no van a renunciar ni mucho menos a resolver nada, acompasados por un Congreso de la República débil, timorato y carente de patriotismo, amén que hasta el día de hoy ha cohonestado con silencio cómplice y actitudes pusilánimes la desfachatez del presidente y su canciller, es el momento oportuno, histórico y de “efervescencia y calor” como dijera Acevedo y Gómez, para que el pueblo colombiano en su majestad se haga sentir.

      La primera expresión popular gigantesca debe ser una manifestación nacional en todas las ciudades, municipios, veredas, corregimientos, rechazando el sesgado fallo de la Corte de la Haya, desconociendo su contenido y declarándose en desobediencia civil al respecto, con las actas y firmas necesarias para dejar constancia histórica que nadie  juega con la soberanía de nuestra patria.

     En segundo lugar, es el momento oportuno para que los patriotas que somos más de 40 millones de colombianos, iniciemos la incesante campaña de recoger las firmas necesarias para que sea revocado el mandato del presidente Juan Manuel Santos. Aquí no vale el cuento barato que cuando llegó a la presidencia ya todo estaba andando y que por el contrario los colombianos salimos a deberle.

     !No señor!: Santos tenía la sartén por el mango, pero por mantener a la canciller Holguín dedicada a adobarle su imagen personal, en costosos e improductivos viajes incluida una onerosa e inoficiosa Cumbre en Cartagena, para ganar veleidosa carártula en la Revista Time y facilitar el apoyo del voto hispano a Obama en Estados Unidos, se olvidó de lo fundamental como diría Gómez Hurtado. Nada de reelecciones de este personaje, ya funesto para la historia del país. Ni siquiera merece terminar su mandato.

      Los hechos lo demuestran. Colombia acaba de padecer un gran fracaso histórico, geopolítico, geoestratégico y de seguridad nacional. No obstante el señor Santos mira para el lado, hace politiquería de dos días en la isla y regresa a hablar de cultivos ilícitos y otras yerbas, como si no hubiera sucedido nada tan grave.

     En tercer lugar, la canciller Holguín, los excancilleres y expresidentes de la república que tuvieron que ver con este fiasco iniciado por Nicaragua hace tres décadas, todos sin excepción, deben ser juzgados con rigurosidad en el Congreso de la República, y si su actuación u omisión, ameritan cárcel por eventual traición a la patria, que paguen. Sin contemplaciones. “La patria está por encima de los partidos” dijo Benjamín Herrera, y de “los abolengos y pergaminos personales”, abonamos de nuestra propia cosecha.

     Por otra parte es el momento que los partidos políticos se pronuncien. Aterra el silencio cómplice de las direcciones nacionales liberal y conservadora, además de la evidente complicidad de los comunistas que no han dicho ni pio, porque saben que eso conviene al plan estratégico de las Farc y de su socio Hugo Chávez.

     Tampoco se oye a Colombianos por la paz, ni a la senadora Gloria Ramírez, ni mucho menos a las Ong´s sin cabeza visible, que a diario inventan calumnias contra quien cuestiona su resbaladiza ideología marxista-leninista. Tampoco aparecen las universidades, ni los medios de comunicación, todos al parecer muy santistas, esperan a que el chaparrón amaine y que como ya llega diciembre con su alegría, mes de parranda y de diversión, entonces viva la fiesta y Güepa je….

     Tampoco aparecen los exminsitros de defensa muy dados a autoatribuirse los éxitos de las tropas en su momento, pero que hoy deberían estar al frente del debate nacional, hasta que se haga justicia y claridad. Mucho menos vemos a generales del Ejército que eran demasiado bravos en los cuarteles y causaban terror cuando visitaban las tropas como Fracica Naranjo, Pedraza Pélaez, Mora Rangel,  Suárez Bustamante y otros personajes, de esos que se dan silvestres en nuestra fauna local; que hoy deberían estar defendiendo la integridad nacional con la misma arrogancia que  en su momento trataban a los subalternos. Todos brillan por su ausencia.

     Mucho menos se ve a los analistas políticos y de temas de seguridad nacional, que pontifican sobre lo divino y lo humano en los programas de opinión. Menos aparecen los politiqueros que en campañas electorales prometen el cielo y la tierra y hasta se disfrazan de futbolistas cuando juega la selección Colombia. Tampoco habla el vicepresidente Garzón, ni su tocayo Lucho dos lenguaraces de talla mayor, cuando se trata de buscar prebendas y componendas partidistas. Ni Peñaloza, ni Mockus, ni Serpa, ni Noemí, ni Ingrid, ni LUis Eladio, ni Consuelo González, ni Sigifredo, ni Navarro Wolf, ni los exprocuradores. Nadie...

       Silencio total de todos los politiqueros que se "palanquean" el curso de Defensa Nacional para agregar datos a su hoja de vida. O la de cientos de profesionales que les gusta disfrazarse de tenientes, capitanes, mayores y hasta coroneles de la reserva, pero en la mayoría de los casos para usfructuar del uniforme. Hoy brillan por su morronga  ausencia y bajo perfil calculado.

     Y los ex congresistas, exembajadores, los decanos de las facultades de derecho y ciencias políticas donde se graduaron como profesionales, los "magos internacionalistas" que nos dejaron perder el pleito, se quedan callados. Colombia no le duele a nadie, porque somos un país ajeno a su destino, a los objetivos nacionales, a la visión estratégica, a entender que tenemos al enemigo al lado en el Palacio de Miraflores, pero somos complacientes con el cómplice de las Farc y probable cerebro detrás de bambalinas para el fallo de La Haya.

     Muchos proceden igual a  como actuaron  los despistados magistrados que invalidaron los computadores de Reyes como pruebas, o como el curita con problemas sicologicos que dijo en Cali que Alfonso Cano era un "pobre viejecito sin nadita que comer".  Según ellos ya todo está perdido, poque somos un país respetuoso de las leyes, asi los demás no las respeten para "petaquearse" a Colombia.

     Por eso una vez más como lo demuestra la historia universal, solo el pueblo en su sabiduría y temple colectivo, puede aprovechar este momento histórico, para exigir la revocatoria del mandato de un presidente inferior al reto, de una canciller torpe e incompetente y al mismo tiempo la responsabilidad política y si es del caso penal, de quienes fallaron por acción u omisión durante los últimos 30 años.

     Todo esto, claro está, si hay carácter en el Congreso de la República, so pena de que el mismo pueblo se envalentone y también revoque las curules a los congresistas por ser inferiores a su responsabilidad histórica.

    PD: En un país con dignidad como Suecia, Noruega o Dinamarca, el presidente y su "staff de Relaciones Exteriores" se hubieran caído. Y si hubiera sido en Ecuador, los indígenas los habrían sacado a sombrerazos de sus oficinas.

 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es experto en defensa nacional, contraterrorismo urbano y rural y autor de 19 libros relacionadas con el conflicto colombiano, la geopolítica mundial, el terrroismo internacional y la historia del hemisferio americano.

 

Operacion Sodoma (Caída del Mono Jojoy, símbolo del narcoterrorismo comunista contra Colombia)    Operacion Jaque    Complot Contra Colombia - (Secretos de los Computadores de Raul Reyes)    El Cartel de las Farc

 

 

 

 

 

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