Análisis del conflicto colombiano
La reciente carta enviada a la Cruz Roja Internacional por el “Estado Mayor de las Farc”, con un aparente cambio de tercio de aceptación al Derecho Internacional Humanitario, con la intención de incorporar con carácter constitucional la propuesta de diálogo permanente del gobierno con los terroristas, es un embuchado similar a la audaz estratagema de Tirofijo en el Caguán, cuando propuso una ley de canje permanente de militares y policías secuestrados, por terroristas presos.
Como es usual en Colombia cuando se trata de asuntos trascendentales para la vida nacional, esta noticia fue opacada por la semifinal de la Copa Suramericana de fútbol, el embarazo de Shakira, la posibilidad del balón de oro para Falcao García, la crónica anunciada de la reelección del procurador, etc..
No obstante la liviandad del análisis político-estratégico consuetudinaria del superficial periodismo criollo, el hecho amerita revisión, valoración y acciones concretas del Estado colombiano, para salir al paso a un ardid mas del Plan Estratégico de las Farc, enfocado en lograr el objetivo fundamental del grupo terrorista en este nuevo “proceso de paz” : Ganar reconocimiento político. Nacional e internacional.
En el orden práctico de la táctica política y la metodología “fariana”, que el citado documento sea publicado con la autoría del Estado Mayor de las Farc, indica permanente presencia en La Habana de cabecillas de cuadrilla y “ayudantías del Secretariado”, pues las Farc funcionan a partir de decisiones colectivas, aprobadas por el Secretariado con el visto bueno de las cuadrillas. Nada se hace al azar ni sin consenso. Un documento de estas condiciones implica preparación colectiva durante varias semanas.
Esto demuestra, que cuando Iván Márquez leyó la mentirosa instrucción a sus cuadrillas para detener las acciones terroristas, el grupo que argumentó haber atacado la infraestructura eléctrica en Antioquia porque desconocía la decisión, también mintió porque para publicar ese comunicado, Márquez y los demás cabecillas que están en La Habana, habían enterado a todas sus estructuras cuando publicarían la falsa noticia.
En el ámbito político-publicitario, planeado con rigurosa meticulosidad para ocupar más espacio mediático que el gobierno colombiano, a la carta dirigida por las Farc a la Cruz Roja, se suman la desfasada idea de pedir a Trinidad en la mesa de conversaciones de La Habana, la intervención de la terrorista holandesa, la asistencia de las concubinas de Cano y Tirofijo, la presencia del invidente Santrich, la publicación diaria de un comunicado con alguna patraña incluida y la engatusadora oferta diaria del insuperable deseo de las Farc para alcanzar la paz.
Por su parte, los negociadores del gobierno Santos, se han dejado imponer la agenda y manejar los tiempos, pues ni siquiera tuvieron la elemental malicia de impedir que las conversaciones iniciaran el mismo día que la Corte de La Haya emitiría el sospechoso fallo contra Colombia; pese a saber, que la contraparte era un gobierno comunista cómplice de las Farc.
Además de carecer una estrategia concreta para vislumbrar la posibilidad de obligar a las Farc a que cumplan lo pactado en la agenda, respecto a que solo se publicarían comunicados conjuntos.
De remate en su afán reeleccionista, el gobierno Santos y su equipo negociador escogido a dedo y a última hora, no intuyeron que Cuba y Venezuela no son mediadores del proceso de paz, sino socios de las Farc e instigadores del narcoterrorismo comunista contra Colombia.
Que la carta a la Cruz Roja haya sido firmada por el “Estado Mayor” y que en entrevista con la revista Semana, Enrique Santos haya reconocido que Timochenco entra y sale de Cuba cuando quiere, infiere que Iván Márquez y los otros 28 terroristas con transitoria suspensión de la orden de captura, a menudo se reúnen en diferentes sitios de Cuba, con traficantes de armas, narcotraficantes, lavadores de dinero y terroristas de todas las pelambres provenientes del Viejo Continente, o, con otros integrantes de las Farc que a menudo viajan a La Habana desde Caracas, Quito, Rio de Janeiro y La Paz.
Tras el fallo adverso para Colombia emitido por la Corte de la Haya, sostener conversaciones con las Farc, es asunto supremo de supervivencia política para el presidente Santos. Conocidas sus actuaciones anteriores y su desmedido afán reeleccionista, es probable que cometa errores de cálculo iguales o peores a los que condujeron a la pérdida de casi 100.000 kilómetros cuadrados, pese a la evidente intención político-estratégica de las Farc.
De seguro, la propuesta del “Estado Mayor de las Farc” de convertir las conversaciones en un deber constitucional permanente tendrá un rechazo inicial, pero la falta de concentración en el punto medular de cada asunto característico de la dirigencia colombiana, en un país cuyo establecimiento carece de estrategias a largo plazo, podría revertir hasta ceder a las intenciones de los terroristas, como ya sucedió con la agenda, la presencia de Tanja, los comunicados unilaterales de los terroristas, decir que se les cree que no son narcotraficantes, o prestarse para el show y la farsa de la liberación de los chinos en el Caquetá por supuestos “civiles”
Una vez más las Farc reafirman con hechos que llegaron a la mesa de conversaciones, con ideas concretas, montajes audaces y un programa metodológico de de actividades político-propagandísticas, atadas a las líneas estructurales del Plan Estratégico de las Farc.
Lo reiteramos: Humberto De la Calle aseveró que el gobierno no será rehén de un proceso. Sin embargo, los hechos sucedidos hasta hoy en torno a ese proceso, demuestran que el gobierno si es rehén, pero del Plan Estratégico de las Farc. Paso a paso las Farc construyen el reconocimiento internacional frente a la actitud pasiva del gobierno nacional
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
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