Análisis del conflicto colombiano
Que Colombia es un país sin memoria, sin objetivos nacionales, sin líderes políticos con amor patrio y que esa amnesia nos ha hecho mucho daño a lo largo de la accidentada historia patria, se corrobora con las alegronas declaraciones de Humberto De La Calle acerca de que ya las Farc están comprometidas en formalizar acuerdos.
A esta salida en falso del gobierno nacional se suma el sospechoso viaje de seis “padres de la patria” a rendir cuentas a las Farc en Cuba, entre ellos Gloria Ramírez e Iván Cepeda, dos furibundos defensores de las razones políticas y sociales de la existencia del narcoterrorismo comunista contra Colombia, al que con vehemencia ellos dos denominan la “insurgencia armada”.
En reiteradas ocasiones hemos insistido que día a día este sainete de La Habana se parece más a lo acontecido en el Caguán (1998-2002), pero el gobierno nacional, los “apaciguados pacifistas” carentes de dignidad y carácter, y, los politiqueros que se unen con Dios y el diablo como Roy Barreras, se suman al coro de los estúpidos funcionales que dicen que si la guerra no funcionó en 50 años, lo mejor es continuar con estas conversaciones… A sabiendas que no llegarán a ninguna parte.
Baila en la cuerda floja De La Calle cuando por satisfacer el ambicioso ego reeleccionista de Juan Manuel Santos, miente al país con el argumento poco creíble que pronto habrá acuerdos concretos, pese a que los terroristas dicen que hay avances y “buen camino” pero nada de nada.
En este sainete hay una sola realidad: las Farc necesitan a Santos cuatro años mas. No para entregar las armas ni para rendirse, sino para aprovechar la inmensa vanidad de Santos, engatusar a Colombia, fortalecer el movimiento político semiclandestino. Y para eso cuentan con la complicidad circunstancial de un demagogo, oportunista y lenguaraz presidente del Congreso.
No conocer la historia es puntal para repetirla. En medio de la farsa del Caguán con el débil gobierno de Pastrana, las Farc se inventaron una comisión de notables. Allí estuvieron dos recalcitrantes camaradas orgánicos del Partido Comunista, que no sólo sacaron del camino a una convidada de piedra nombrada por Pastrana, sino que llevaron al Palacio de Nariño las exigencias de los terroristas, como la única solución viable a los problemas de Colombia.
Durante las laxas y demagógicas conversaciones de paz de Belisario Betancur con las Farc en Casa Verde, el camarada Alberto Rojas Puyo, se convirtió de manera descarada y permanente en el estafeta de Jacobo Arenas y en el principal espía del Secretariado de las Farc dentro de la Comisión de Paz. Hasta un libro con el tránsfuga intercambio epistolar de los comunistas armados con el desarmado, que confesó haber hecho muchos actos de solidaridad con la “lucha de las Farc”, fue publicado por los terroristas con el título “Correspondencia Secreta del Proceso de Paz”.
Por su lado, Santos y los demagogos congresistas siguen convencidos que son dueños del país y que pueden hacer lo que les venga en gana con la seguridad nacional, con la dignidad de la patria y con los recursos de los colombianos. No solo iniciaron contactos con los bandidos de las Farc sin consultar con el pueblo colombiano, sino que siguen negociando a espaldas del país, no se sabe qué ni con que concepciones político-estratégicas, ni mucho menos cuál será el costo que pagará Colombia por este sainete.
Las Farc y sus cómplices de la Farcpolítica en Colombia y del Foro de Sao Paulo en el exterior, están de plácemes con tanta estulticia de los “audaces” politiqueros del congreso y de la presidencia, que en el desmesurado afán de la rebatiña electorera y la necesidad de evitar que otros tan o más voraces que ellos, se queden con las curules, los ministerios, los altos cargos y desde luego con el manejo del presupuesto nacional adjunto a la posibilidad de llenar con burócratas los cargos públicos.
Lo cierto es que no se puede esperar nada bueno para Colombia, del sospechoso y “legitimado” viaje de seis congresistas para reunirse con las Farc en Cuba, máxime que dentro del grupo van comunistas recalcitrantes, cuya presencia es coincidente en todas las actividades no muy claras de “justos reclamos agrarios”, “derechos humanos” y todo tipo de denuncias, calumnias, ofensas y críticas contra toda persona o institución que cuestione, asuntos espinosos en torno al Plan Estratégico de las Farc, la financiación de malintencionadas ONG´s o la pregunta clave, ¿Por qué los comunistas colombianos jamás cuestionan a las Farc?
Mientras tanto el sainete continúa, el país marcha a la deriva y Santos con su séquito de politiqueros sigue empeñado en la reelección, que a todas luces favorece el Plan Estratégico de las Farc y hace daño a Colombia.
Eso es lo que da la tierra y no hay abono para mejorar la cosecha.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
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