Retos para la nueva cúpula militar

Publicado: 2013-08-22   Clicks: 2221

     Análisis del conflicto colombiano

   El sorpresivo relevo de los generales Navas, Mantilla, Pinilla y el almirante García, pocos días después de la payasada de Santos con su delfín disfrazado de soldado de Fuerzas Especiales, durante el más importante desfile militar; al mismo tiempo que el fingidor mandatario se sobraba en alabanzas para “la mejor cúpula militar de la historia colombiana”, sugeriría a los generales Barrero, Rodríguez, León y el almirante Wills, que analicen tales hechos, por razones tan simples como estas:

     1.       Quien no es  leal con quienes lo llevaron y lo han sostenido en el inmerecido cargo, tampoco será leal con quienes nombró para sacar del camino a sus antecesores.

      2.      Desde 1992 existe un vergonzoso e insoluto problema de nivelación salarial de militares y policías, el cual es de pleno conocimiento de Santos, pues para desgracia de las tropas este personaje ha pasado sin pena ni gloria, y no ha hecho nada por solucionar incoherentes trabas en torno un derecho legítimo de militares y policías, máxime que Santos  fue ministro de Hacienda, de Defensa y ahora presidente, es decir los tres cargos más sensibles y cercanos a la solución del problema.

      3.      Así como Santos se auto elogió y se apropió de la genialidad de la Operación Jaque para proyectar su marrullera carrera presidencial, y de paso desconoció a los verdaderos cerebros y actores de la audaz maniobra aeroterrestre; también se ha auto declarado el mejor ministro de defensa de la historia y el más amigo de los soldados a quienes a diario deja al garete, como se evidencia en los desgastados e improductivos conversatorios en La Habana con los jefes terroristas.

     4.      Para el efecto Santos ha recurrido a todos las payasadas posibles, por desgracia toleradas por la cúpula saliente y algunos de la entrante, tales como disfrazar al hijo de lancero, luego de fuerzas especiales y como cualquier dictadorzuelo africano llenarlo de medallas y aditamentos inmerecidos en el uniforme.

     El 9 de abril ordenó sacar hasta la Escuela Militar de Cadetes a hacer la pantomima del respaldo popular a su embeleco de paz, al lado de todos los funcionarios de ministerios, institutos descentralizados y alcaldía de Bogotá, a quienes además les dieron día libre, pagado por los contribuyentes, algunos de los cuales cometieron la irresponsabilidad histórica de elegir a Santos.

    Aunque no le funcionó la traida del Papa a Colombia para que bendijera y avalara su vanidosa pretensión de Premio Nobel de Paz, Santos no se refiere al espurio fallo de la CIJ de La Haya contra Colombia, porque sabe que al hacerlo lo tildarían de guerrerista y se le podría escapar el también inmerecido galardón internacional y desde luego su ansiada reelección.

    Cuando se creía que en Colombia habían quedado atrás las tránsfugas marrullas  de López Michelsen,  o las grotescas patanadas de Carlos Lleras, o las debilidades de carácter de los dos Pastrana, o la politiquería barata de Samper y Gaviria, o la estulticia de Belisario y Barco, la aristocracia criolla convencida de su destino manifiesto y mesiánico, resucitó un camaleón, que parece acomodarse a todas esas nefastas características de sus antecesores, acorde con las circunstancias que favorezcan su ego.

     El núcleo preocupante del problema, es que por medio de artilugios, componendas con los gobiernos comunistas de Venezuela, Nicaragua, Cuba, Ecuador, Brasil, Uruguay y Argentina, las Farc se están saliendo con la suya en La Habana; a pesar de las constantes derrotas militares que sufren sus cabecillas intermedios, obra de los soldados no de la presumida genialidad de Santos.

     En 1997, los terroristas Luis Merino de El Salvador y Narciso Isa Conde de República Dominicana, se reunieron en Tirofijo en el Caguán, para transmitirle el pensamiento de Fidel Castro, frente a la intención de los terroristas colombianos de iniciar “conversaciones de paz” con quien relevara en 1998 al desprestigiado y cínico gobierno de Samper.

     En sus memorias recientemente publicadas por un funcionario oficial de la dictadura cubana, Merino hace hincapié en que la orden de Fidel a todos los comunistas del hemisferio era unirse en torno a Chávez en Venezuela, que les daría muchos petrodólares para financiar la propaganda y el terrorismo comunista, y desde luego hacer un bloque conjunto para presionar la paz en Colombia.

    Pero no la paz de la desmovilización de las Farc, sino un esquema similar con el que en la actualidad, desde La Habana los bandidos manipulan a De la Calle y su combo de mudos compañeros.

   Una paz basada en la desarticulación progresiva de las Fuerzas Militares con la creación de un ministerio de seguridad para policías dirigidos por civiles; el perdón total a toda la barbarie narcocomunista, el enjuiciamiento de todos los militares que los combatieron, la entrega de zonas liberadas de producción agrícola donde los comunistas puedan continuar el desarrollo de las etapas superiores de la revolución socialista del siglo XXI, al estilo de la actual Venezuela.

    Quiera Dios que los generales Barrero, Rodríguez, León y el almirante Wills, den la lectura adecuada a esta realidad y preparen las Fuerzas Militares para evitar esa catástrofe histórica, política y moral de la institución armada.

    Pero, si embelesados en la guerra y en las marrullas de Santos con elogios y golpes arteros a traición, olvidan lo fundamental que es la existencia de la soberanía nacional, soportada por sus Fuerzas Militares, las consecuencias serán fatales para Colombia.

      A manera de sumario, es pertinente recomendar a los actuales altos mandos militares:

      1.       Oponerse a la creación del Ministerio de Seguridad, pues la mejor solución sería militarizar la policía y convertirla en una cuarta fuerza militar, o crear un cuerpo de carabineros y desarmar todos los cuerpos de policía que usan fusiles, helicópteros de guerra o cumplen misiones de combate; y entregarles bastones y algunos de ellos armas cortas para combatir delincuencia urbana. No se puede admitir un cuerpo armado con capacidad de combate militar que ande como rueda suelta, ajena a las Fuerzas Militares y al vaivén de los politiqueros de turno.

      2.      Centralizar la inteligencia operacional en las Fuerzas Militares. El reiterado cuento mediático de “exitosa operación contra las Farc con inteligencia de la Policía y bombardeo de la Fuerza Aérea”, no solo desvirtúa la función constitucional de la Policía Nacional, sino que pone en entredicho la idoneidad de las Fuerzas Militares, en medio de un ambiente de celos profesionales y protagonismo mediático, del que el general Oscar Naranjo salió diplomado con tesis laureada.

      3.      Activar una Escuela de Altos Estudios de Geopolítica, a la cual vayan todos los oficiales superiores a estudiar los fenómenos inherentes a la situación interna y externa de la actualidad.

    4.      Estructurar los cursos de inteligencia estratégica, pues es algo que necesitan los oficiales superiores para ejercer altos cargos de comando, y también, los ministros civiles de defensa, los cancilleres, los embajadores, los cónsules y los agregados militares y de policía.

     5.      Fortalecer la defensa aeronaval del Caribe Colombiano, pues las pretensiones de China, Rusia, Brasil y Venezuela van en serio contra el Archipiélago San Andrés, la plataforma continental colombiana y nuestro mar territorial.

    6.      Escribir la memoria histórica con valoración científica social del conflicto y elaborar cientos de audiovisuales, libros, revistas, y documentos electrónicos acerca del terrorismo comunista contra Colombia.

    7.      Desempolvar todos los archivos de inteligencia e instaurar todas las denuncias penales y demandas a que haya lugar contra el Partido Comunista y sus cómplices de las Farc por el genocidio sistemático de campesinos y demás barbaridades contra los colombianos.

    8.     Fortalecer los medios de defensa jurídica de los miembros de las Fuerzas Militares.

     9.      Incrementar la instrucción en todos los niveles del mando,  acerca del conocimiento de los alcances, objetivos y métodos del Plan Estratégico de las Farc.

     Como se puede inferir de estas tareas se desprenden muchas misiones más, todas encaminadas a blindar las instituciones militares de la audacia de los comunistas y de la impredecible lealtad o mejor del impredecible concepto de la lealtad que tiene Santos con los militares que lo llevaron y lo han sostenido en los cargos de su vanidosa carrera política, a partir de cuando el entonces presidente Uribe cometió el imperdonable error histórico de nombrarlo Ministro de Defensa, a sabiendas de su camaleónica personalidad.

     A manera de epílogo, se recuerda a los señores generales y al almirante Wills que Sun Tzu, puntualizó:

    -El buen general sabe que hay caminos que no se deben recorrer, batallas que no se deben enfrentar y órdenes del soberano que no se pueden cumplir-

     El juicio de la historia es inexorable. Con reelección o sin ella, Santos pasará a la historia con similares niveles de mediocridad a Marroquín, Lopez Pumarejo y Lopez Michelsen, Pastrana, Samper o Gaviria; pero Colombia siempre necesitará unas Fuerzas Militares sólidas, cultas y capaces de salvar la república, cada vez que los politiqueros de turno, pretendan entregar el país a los violentos, en aras de su figuración personal, su insatisfecha e ilimitada vanidad y la creencia de la superioridad de sangre azul sobre el resto de los mortales.

    El reto es muy grande. Total que manos a la obra.

 

Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

 

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