Análisis político-estratégico de once meses de conversaciones en La Habana

Publicado: 2013-09-20   Clicks: 2707

     Analisis del conflicto colombiano

      Es muy pobre y casi estéril para la paz de Colombia, el balance político-estratégico al cierre de la decimocuarta ronda de conversaciones entre los delegados del presidente Santos y los cabecillas de las Farc, en La Habana- Cuba.

Al cernir el cedazo, se observan importantes ganancias políticas, propagandísticas y estructurales para el conjunto integral del Plan Estratégico de las Farc, y ninguna ventaja para los objetivos nacionales de seguridad, desarrollo, paz, y derechos de las víctimas del narcoterrorismo comunista.

        Examinados los hechos y evaluadas las 14 rondas saltan a la vista preocupantes conclusiones, tales como:

       1.      Mientras las Farc llegaron a la mesa a imponer el plan de gobierno totalitario diseñado por el Partido Comunista Colombiano, que es el organismo superior del grupo terrorista; los delegados del gobierno nombrados a dedo y a última hora, llegaron a Oslo y La Habana, para cumplir su parte pagada con los impuestos de los colombianos, con el fin de coadyuvar al deseo vanidoso del Premio Nóbel y la reelección de Santos.

      2.    El desarrollo de los hechos así lo demuestra. Las Farc impusieron la agenda, el ritmo los tiempos y la temática del primer gran punto acerca del tema agrario. Se dieron un amplísimo baño de popularidad, lograron que todos su compinches armados y desarmados se colaran en los sainetes montados en la Universidad Nacional con el coro estentóreo de despistados delegados de la ONU; pasearon por los tres tercios de la arena a los delegados de Santos y para culminar la faena, clavaron la estocada con el paro del Catatumbo y la infiltración en los paros agrarios, que sepultaron cualquier embeleco reeleccionista de Santos, así este no lo quiera ver ni reconocer.

    3.    Como ya se anotó en análisis anterior, el Primer Gran Acuerdo entre las partes acerca del tema agrario, no contiene nada concreto que favorezca el desarrollo integral del agro colombiano, sino que parece un documento demagógico propio de una campaña electorera, en el que por desgracia para Colombia, se cuelan graves pretensiones de los terroristas por constituir zonas liberadas, controladas por las Farc.

     4.    La trituradora comunista, armada y desarmada, ha pulverizado a los fantasiosos congresistas que afanados por hacer componendas y marrullas para conservar sus inmerecidas prebendas, aprobaron un azaroso proyecto de ley para la paz. Además, ha desarrollado amplias campañas de propaganda interna y externa, para legitimar el Movimiento Bolivariano Clandestino con un pintoresco nombre asociado con la “segunda independencia”, con la búsqueda de la candidatura presidencial de su estafeta predilecta, para imponer el gobierno de transición hacia el socialismo, planteado por Tirofijo y Reyes antes de morir.

     5.     Igual que hace tres décadas cuando Tirofijo y Jacobo Arenas, manosearon a Belisario, o 22 años atrás cuando también manipularon a Humberto De La Calle; o 14 años atrás cuando aprovecharon la incapacidad y falta de carácter de Andrés Pastrana, asi como la carencia de estrategia integral de todos los gobernantes sin excepción desde el nacimiento de las Farc hasta la fecha; en Oslo y La Habana, las Farc han jugado con la ambición egocéntrica y autopublicitaria de Juan Manuel Santos.

      6.    Once meses de estériles conversaciones, solo han servido para escuchar las mismas argucias de la propaganda comunista: Que las Farc no entregaran nunca las armas, porque esas son la garantía para que se cumpla lo pactado. Que no son terroristas ni delincuentes, sino insurgentes políticos. Que no son victimarios sino víctimas. Que la solución es desmovilizar las fuerzas militares, reconocer a las Farc como el nuevo ejército del pueblo, perdonarles todas las atrocidades cometidas y encarcelar a todos los militares que los combatieron… Que la justicia penal militar debe desaparecer. Que las Farc son gobierno en determinadas zonas, etc, etc.

      7.     Por su parte, con arrogante autosuficiencia, Santos pontifica que las Farc se sentaron a negociar porque están derrotadas, sin darse cuenta que para los comunistas, es dogma negociar como parte de la guerra y no como la terminación de la misma. Que gracias a su genialidad estratégica y el ingenio cuasi celestial de su ministro de defensa Pinzón, han muerto muchos cabecillas: Que fueron capturados varios jefes de finanzas, y mucho más, fruto del trabajo incansable de los soldados, a los que por inexplicable contradicción se les niega el pago legítimo de los salarios acorde con la ley 4 de 1992, carecen de defensa jurídica por sus actuaciones para sostener a Santos y su casta, y padecen un inadecuado servicio de sanidad militar en actividad y en el retiro, pese a ser quienes ejecutan las operaciones militares exitosas, de las cuales se apropia Santos con tanta facilidad como demagogia.

      La lista podría continuar, pero esa es a grandes rasgos la realidad político-estratégica después de once meses de infértiles conversaciones, en las que las Farc mejor preparadas para ir a la mesa, y, con un plan de gobierno estructurado en la dialéctica de su partido, han ganado tiempo, continuado la guerra y utilizado para su proyecto a largo plazo, la estulticia del mandatario, la incompetencia de los delegados oficiales en La Habana y la indiferencia del Congreso, que acompasados por la indiferencia del pueblo colombiano, mantienen el mismo problema que hace tres décadas, o quizás peor.

      Aunque es cierto que han caído importantes cabecillas, las Farc continúan fuertes, porque ningún gobierno de los que las ha combatido, ha enfocado la acción política, social, económica, cultural y militar del Estado, para contrarrestar el Plan Estratégico, centro de gravedad de las Farc.

       Por eso la guerra se prolonga. Todos los días caen terroristas de diversos niveles pero se reciclan otros. Mueren soldados y se incorporan otros, pero claro sin que los hijos de los aristócratas, de los altos magistrados de las altas cortes, de los congresistas y demás burócratas cumplan con el deber de defender a Colombia en el campo de batalla.

      Para eso están los estratos 1, 2, y 3, que además son los que nutren con sus jóvenes las guerrillas, las bandas criminales, los narcotraficantes, la delincuencia organizada. Pero aquí no pasa nada, porque Santos, está embelesado en su relección y cuenta con un amplio círculo de acompañantes que hacen politiquería con los impuestos que pagamos los colombianos.

      Ese es el círculo vicioso de la guerra y la paz en Colombia, y el paupérrimo balance político-estratégico de once meses de conversaciones en La Habana con los cabecillas de las Farc.

       Y como el congreso en su conjunto no tiene ni dignidad, ni autoridad moral, ni sentimiento patriótico, no hay quien ponga los puntos sobre las íes, para que Santos rinda cuentas al país, en blanco y negro de cuáles son los resultados concretos de esta farsa: No las frases de cajón, en comunicados conjuntos de las partes, en los que se asevera que hay avances positivos, pero que nada está negociado hasta ahora.

 

Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

 

                                                                                                                         

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