¿Qué hicieron los cabecillas de las Farc en Cuba durante diciembre de 2013 hasta el 11 de enero de 2014?

Publicado: 2014-01-16   Clicks: 3896

     Análisis del conflicto colombiano

     Mientras Santos y su combo de aduladores celebraron con bombos y platillos, que las Farc se prestaron para la farsa de hacer un “acuerdo” sobre el punto 2 de la agenda acerca de la presumible participación política, con lo cual el tahúr del Palacio de Nariño, ratificó su veleidoso deseo de ser reelecto, así él, no sepa para qué, ni sirva para mayor cosa en el cargo. Lo importante para él y su casta es que Colombia lo reelija y punto. Es un derecho natural para él y los de su cohorte. Los demás colombianos son sus vasallos históricos.

      Politiquero como ha sido toda su vida, además de inepto como lo demostró en condición de vicepresidente, ministro de justicia y en 1991 en los diálogos de Caracas y Tlaxcala, Humberto De La Calle, asumió con obediencia de mascota amaestrada, todas las órdenes del cuasi monarca hereditario de Palacio, para decir que todo está bien, que las conversaciones van por buen camino, y desde luego para tomarse un largo mes de descanso con sus mudos asesores, debido al “estrés” de las intensas conversaciones en La Habana.

     Por su parte las Farc que cuentan con todo un entramado político, propagandístico, jurídico, de organizaciones de apoyo al terrorismo, brazo político propio, y un plan estratégico coherente para sus objetivos a corto, mediano y largo plazo; aprovecharon ese largo mes sabático de los engolosinados reeleccionistas de Santos, para hacer un pleno ampliado con los cabecillas de los frentes guerrilleros, bienvenidos como siempre en Cuba.

      En sesiones políticas alcahueteadas por la dictadura cubana, los terroristas que dirigen las cuadrillas examinaron con los negociadores de las Farc en Cuba, lo bueno, lo malo y lo feo de lo que se ha hecho hasta ahora; estudiaron la situación operacional y administrativa de cada Bloque de frentes; confrontaron avances y retrocesos políticos y armados en torno al plan estratégico de las Farc, y desde luego redefinieron procedimientos políticos para la mesa en los temas venideros y armados con las cuadrillas en Colombia; así como las tareas para sus estafetas legitimados en Ongs y hasta en el Congreso; pautas para las milicias bolivarianas y misiones concretas para el movimiento bolivariano y el partido comunista clandestinos, que no son tan clandestinos.

      Una de esas coordinaciones fue imponer a Santos, que sacara a Julián Conrado del veraneadero protegido por la inteligencia militar venezolana, pues allí se hacían muy evidentes, las coordinaciones que este bandido hace con traficantes de armas y drogas, como lo hacía con ciertas limitaciones cuando vivía Raúl Reyes en la selva del Ecuador.

      En cambio iba para Cuba, quedaba libre como sucedió en su momento con Rodrigo Granda; se quitaría de encima el pedido de extradición, simularía estar muy enfermo, pero sobre todo podría estar en contacto directo con los cabecillas de las Farc y negociar armas y drogas con la caterva de delincuentes internacionales, que protegidos por la dictadura cubana entran y salen a diario de la isla.

    Por esas razones, al reiniciar el tercer acto del sainete llamado proceso de paz, las Farc volvieron al punto cero. Publicaron una extensa crítica a las explicaciones de Santos y De La Calle a las Fuerzas Militares acerca de lo que sucede en las conversaciones, negaron ser traquetos, retomaron la propuesta de legitimar la coca presentada en El Caguán, propusieron una vez más acabar con las Fuerzas Militares que es el único y principal objetivo que pretenden alcanzar al lado de la legitimación política, y por ese misma ruta avanzar hacia el gobierno de transición  del socialismo del siglo XXI.

     Algo tan claro y elemental de deducir, que parece no tiene asidero en las brillantes y lúcidas inteligencias de los mudos negociadores en La Habana, de los senadores y ministros untados de mermelada, los directores de medios comprados con pauta publicitaria, las masas ignorantes compradas con populismos de casas regaladas, y la payasada reiterada de Santos, que toda persona que se oponga a su egocéntrica e ilimitada vanidad reeleccionista, es un guerrerista, un enemigo de la paz, y un promotor de la guerra por la guerra.

      La estupidez colectiva no deja ver que loa jefes de las Farc no están ni interesados, ni dedicados a negociar la paz. Están dedicados a sacar ventajas políticas, estratégicas, y militares de esta farsa, derivada del afán protagónico y reeleccionista de Santos.

       Y de la mediocridad de la dirigencia política que a cambio de platos de lentejas, porciones de mermelada o serruchos administrativos, repite con milimétrica exactitud, le desvergüenza con que se permitió la pérdida de Panamá, el regalo de los Monjes  a Venezuela, la fuga de Pablo Escobar de la Catedral, la elección presidencial de personajes nefastos como López Michelsen, Belisario Betancur, Virgilio Barco, César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Juan Manuel Santos, el espurio fallo de la Corte de La Haya a favor de Nicaragua, etc, etc.

      No hay objetivos nacionales, ni líderes que los orienten, por eso los negociadores fueron nombrados a dedo, no para defender los intereses de los colombianos y de las Fuerzas Militares, sino para apoyar la carrera reeleccionista de Santos, su vanidoso deseo de ser nominado Premio Nobel de Paz y eventualmente Secretario General de la ONU. En ese grupo no podía haber una sola voz diseidente del deseo vanaglorioso de Santos. Necesitaba dóciles y serviles a su disposición. Y lo logró

       De La Calle, Jaramillo y Villegas habían demostrado su incapacidad para negociar con las Farc en anteriores procesos  del mismo tenor. El general Mora fu débil de carácter y carente de liderazgo cuando permitió que Andrés Pastrana entregara a las Farc la sede de un batallón, para que donde antes ondeaba el pabellón nacional, los terroristas instalaran un trapo con los logos del grupo terrorista. Sin consultar a los militares activos y retirados fue puesto ahí, donde como convidado de piedra, defiende o justifica su pago de salarios y viáticos en dólares, pero como dice Vinasco Ch, de “aquello nada”.

       El atentado de hoy en Pradera (Valle), ligado con del Inzá hace un mes y el de un helicóptero de la Policía en Antioquia hace unas semanas, sin aclarar todavía la denuncia de Uribe Vélez con otro helicóptero en Anorí, y otros actos terroristas que no trascienden en los medios impregnados de mermelada, reflejan que las Farc están ganando tiempo y espacio, y haciendo lo mismo que Petro: dilatando el cumplimiento de la ley, para con cómplices y correligionarios, asestar puñaladas a la misma democracia que por debilidad y falta de proyecto estratégico, les tolera sus patrañas.

       De remate, periodistas y analistas desfasados, manipulados por suposiciones sin valoración estratégica o científica de la guerra, aseguran que las Farc están divididas, que el Bloque Sur no está de acuerdo con lo que se conversa en La Habana y mil insensateces más.

      Por carencia de inteligencia estratégica,  la miopía analítica impide llegar al corazón del asunto. El bloque sur está financiando la guerra en todo el país, sigue consolidando áreas con las estructuras políticas clandestinas controladas por las milicias bolivarianas, mantiene intactas sus cuadrillas y prepara acciones terroristas a largo plazo, además de contar con la complicidad del gobierno de Correa en Ecuador para mover sus delegados hacia Cuba, traficar coca, armas y apoyar en todos los sentidos a los demás terroristas de las Farc. Además de ser el área piloto para la añorada república independiente de Caquetania.

      Timochenko continua en Venezuela, coordinando con el gobierno de Maduro, cómo hacer daño a Colombia y favorecer a las Farc; los cabecillas en La Habana con su enorme séquito de bandidos autorizados por Santos, desarrollan con plena libertad los contactos internacionales, que antes con muchas dificultades hacía Raúl Reyes desde la selva ecuatoriana o Iván Márquez desde la selva venezolana, etc.

      Y Santos con su séquito de aduladores y comelones de galletas con mermelada, empeñados en la reelección con base en una idealización de una paz que ni siquiera ha pasado por la mente de la contraparte en La Habana.

      No conocer al enemigo, y sobre todo no combatir su estrategia, es razón más que sobrada para perder cualquier guerra. No es una conclusión pueril, ni un concepto traído de los cabellos, es la más clara enseñanza de todas las guerras.

       Conrado no fue a Cuba a curarse de una enfermedad, la tregua de diciembre fue aprovechada por las Farc para refinar el plan estratégico, no hay ninguna intención de paz fariana a la vista, y una vez mas el gobierno demuestra que su única estrategia es utilizar las conversaciones en Cuba, para fortalecer su desmedida ambición reeleccionista, no importa para qué ni porqué. Lo importante es que no se pierda ese ansiado juguete.

         Que Dios se apiade de Colombia, porque no hay peor ciego que quien no quiere ver.

      Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

      Analista de asuntos estratégicos

       www.luisvillamarin.com

      El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es analista de asuntos estratégicos, autor de 22 obras acerca del conflicto colombiano, el terrorismo internacional, geopolítica, defensa nacional e historia patria. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas y ocupan los primeros lugares de preferencias de los lectores en formatos físico y electrónico del gigante comercial Amazon.com

       Para leer los libros escritos por el coronel Luis Villamarín haga click aquí

 

 

 

Reciba gratis noticias, articulos y entrevistas

* indicates required

Maintained and Created by: { lv10 }

LuisVillamarin.com, 2015©