Análisis del conflicto colombiano
Los dieciséis meses de conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y los cabecillas de las Farc en Cuba, transcurridos desde el mismo día que la CIJ de la Haya cercenó mediante un fallo espurio parte de la soberanía territorial del país, dejan un pobre balance para la institucionalidad y muchas ventajas a los terroristas y sus cómplices desarmados, dentro y fuera de Colombia.
Un examen puntual de lo sucedido hasta ahora, infiere que por desconocimiento del plan estratégico de las Farc y del comunismo internacional, con afán protagónico, sin decantar fallidas experiencias de procesos similares con los gobiernos de Betancur, Barco, Gaviria, Samper y Pastrana, el presidente Santos nombró delegados a dedo, ha hecho politiquería con el tema pero no ha conseguido nada concreto.
Mientras tanto, las Farc han recuperado el casi desaparecido nombre político que tenían en noviembre de 2012, han manejado y manipulado la agenda, han impuesto los tiempos, a menudo regañan a los mudos delegados de Santos, vociferan comunicados diarios contrarios a cualquier esperanza de paz, pero en concreto han conseguido dos acuerdos parciales, muy favorables a los planes terroristas y del comunismo internacional a mediano y largo plazo.
El presidente Santos embelesado con el deseo personal reeleccionista, llama enemigos de la paz a quienes intuyen la gravedad de esta farsa; promueve propaganda insulsa pagada con los impuestos de los colombianos, en la cual dice que se requiere reelegirlo porque la plata que se gasta en la guerra debe ir a la paz: es decir, desmontar las Fuerzas Militares, para materializar el sueño esencial del comunismo y la dirigencia política apátrida, que siempre ha visto las tropas como un mal necesario.
Y de ñapa, gasta el presupuesto nacional en asesores y sabihondos que viajan por el país, justificando la equivocada teoría que la necesaria pero esquiva paz está a la vuelta de la esquina, que ni Santos ni los delegados son ingenuos, que ellos saben con quien están negociando, que hay muchos académicos y asesores que no dejarán feriar a las tropas, y mil mentiras mas.
Estos delegados, convencidos quizás que trabajan con acierto, parten del equívoco que dos mas dos es igual cinco, y a partir de esa miopía estratégica, difunden entre las tropas y entre la sociedad en general, la falsa ilusión de la paz, la inexistente voluntad de las Farc para cesar en su empeño totalitario, y la absurda idea que un tahúr con vanidad monárquica, cambiará el rumbo del país.
A manera de ejemplo ilustrativo: En una de las películas de Indiana Jones, el héroe de ficción debe enfrentar a un oriental avezado en artes marciales, que hace mil piruetas antes de atacar a Jones, pero el superhombre yanqui, de manera despectiva, dispara su revólver y elimina al audaz peleador. Igual pasa con los diálogos con las Farc en Cuba. En medio de su afán reeleccionista, pantallero y de inmerecida reelección, Santos hace piruetas, morisquetas, utiliza “calanchines” para que mientan acerca de la inexistente bondad y supuestos alcances del proceso, incluidos logros que solo radican en la imaginación desbordada del ¨pacifista” Santos, que utilizó los éxitos de guerra de las tropas, para ocupar un inmerecido cargo y un lamentable puesto en la historia de Colombia. Y las Farc como Indiana Jones, disparan contra el proceso cada vez que les da la gana.
1. Hechos
Las Farc impusieron la agenda, manipulan los tiempos, imponen todos los puntos de vista, emiten comunicados a diario, se declaran víctimas de la guerra que ellos mismos inventaron; niegan ser narcotraficantes y terroristas, repiten hasta la saciedad que no entregaran las armas, rehúsan someterse a un referendo donde el pueblo colombiano los apabulle en las urnas, porque prefieren un congreso o una constituyente llena de personajes similares a Roy Barreras, Benedetti, Cristo, Simón Gaviria, Iván Cepeda, Gloria Ramírez, Carlos Lozano, Héctor Elí Rojas, Angela Robledo, Horacio Serpa, Alvaro Leiva Durán, etc, etc, donde desde luego contarán con votos y lobby favorable.
A diario, las Farc asesinan campesinos, secuestran, cometen actos terroristas, y reiteran la barbarie contra Colombia, con la doble disculpa, primero que están averiguando, y luego con el cinismo que esos hechos son parte de la guerra. Entonces con la misma traidora posición mediocre de Santos y sus aduladores, hay que acabar con la guerra, pero no eliminando a las Farc, sino desmontando las Fuerzas Militares y firmando todas las imposiciones de los terroristas, que son apenas una parte del objetivo final, de llevar a Colombia a paraísos comunistas similares a Cuba, Venezuela o Corea del Norte. Lo demás será guerra de clases.
Durante los 16 meses de estadía en Cuba, las Farc han realizado dos plenos ampliados con todos sus cabecillas, mientras aparentan supuestas treguas armadas en Colombia; han llevado paulatinamente a La Habana a todos quienes deben hacer la décima conferencia del grupo narcoterrorista; lograron que Venezuela liberara al marquetaliano Fernando, a Rafael Gutiérrez y luego a Conrado; tienen todo el frente internacional dedicado a hacer trabajo político, propagandístico y logístico con traficantes de armas y drogas, gracias a la complicidad de la dictadura cubana y los gobiernos del Alba, y en síntesis, cuentan con todas las ventajas de modo, tiempo y lugar para refinar el Plan Estratégico.
Por el lado del gobierno, solo se ve el oportunismo publicitario de Santos, las declaraciones mañosas y sin credibilidad de De La Calle, la mudez en Cuba contrastada por la locuacidad en escenarios políticos y académicos de los delegados cada vez que vienen al país, y la reiterada mentira que no se están negociando las Fuerzas Militares, pese a que los hechos demuestran lo contario.
2. Análisis
Las conversaciones de paz en La Habana se resumen en enfrentar un plan estratégico político y armado que articulan las Farc, los partidos comunistas, el Alba, el Foro de Sao Paulo, de Venezuela y la dictadura cubana, que a pesar de ser parte de la agresión narcoterrorista contra Colombia obran como “mediadores”, con estratagemas sin articulación nacidas de la “genialidad táctica” de un tahúr con argucias de estadista, acostumbrado como sus antecesores a manejar la cosa pública, como si fuera un patrimonio particular y los problemas de Estado como si fueran un juego de naipes.
El país político y el país académico, han sido inferiores al reto y a la realidad. Mientras tanto, la Farc evalúan, reevalúan y refinan sus planes con todos los cabecillas, de manera periódica y poco a poco han llevado los cabecillas principales a Cuba para hacer la décima conferencia guerrillera con todas las garantías, los delegados del gobierno se reúnen a puerta cerrada con Santos que es unívoco y mesiánico en el tema, hablan dos o tres horas del tema y de allí salen a hablar hasta por los codos en escenarios previstos para multiplicar la errada idea que dos mas dos es igual a cinco.
Los embajadores y cónsules colombianos acreditados en el exterior andan en otro paseo. Saben que el 7 de agosto venidero se les puede acabar el exilio dorado, entonces, muchos se dedicaron a hacer campaña política por Santos y otro Roy Barreras de apellido Buenahora, que dizque representa a los colombianos en el exterior; pero ningún burócrata de estos, hace algo tangible por contrarrestar la propaganda internacional de las Farc.
Así, la ventaja política, estratégica, táctica y diplomática es obvia para las Farc, que maneja el asunto con metodología científica alrededor de un plan estratégico definido y refinado con base en la experiencia y la sinuosidad de Santos, sumada a la mudez funcional de los delegados de paz, que son muy dados a decir que desarrollan mucha actividad, lo cual puede ser cierto como en el caso del contendiente de Indiana Jones, pero muy poca efectividad como lo demuestran los dos puntos preacordados de la agenda de La Habana.
Lo ocurrido a lo largo de los 16 improductivos meses, demuestra que las conversaciones de paz con las Farc han girado alrededor de la vanidad reeleccionista de Santos y no de la previsión político-estratégica del futuro geopolítico, geoestratégico y general de Colombia en el entorno.
3. Conclusiones
Las conversaciones de paz en La Habana han sido muy positivas para las Farc y muy negativas para el futuro de Colombia.
Las Farc negocian con base en un plan estratégico articulado a los intereses del narcoterrorismo comunista contra Colombia, y el gobierno Santos negocia con argucias de tahúr, sin objetivos estratégicos, sin plan estratégico y sin negociadores idóneos.
El país político, la academia, los medios de comunicación y los colombianos en general hemos caído en la trampa dialéctica de las Farc y muchos engañados con la propaganda barata de quienes dicen que los dineros de la guerra actual serán destinados a la paz que está a la vuelta de la esquina, sin darse cuenta que eso no es cierto, y que además de acabar con el problema de las Farc, el país debe tener una defensa nacional fuerte para desconocer el espurio fallo de la CIJ de La Haya, así como evitar cualquier agresión armada de Venezuela, que no ha sucedido, no porque no estuviera prevista sino porque la ineptitud gubernativa de Maduro sumió al régimen chavista en una crisis.
La solución no es desmontar las Fuerzas Militares, ni hacer politiquería barata con ellas. Es derrotar a las Farc en el campo de batalla, someterlas en la mesa, bloquear su plan estratégico en los campos político y propagandístico y eliminar la desafortunada corrupción que aliada con la demagogia han llevado a Colombia la actual caos.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es analista de asuntos estratégicos en temas afines a la defensa nacional, la geopolítica, el conflicto colombiano, el narcoterrorismo y el terrorismo internacional. Autor de 22 obras y mas de 700 artículos especializados en estos temas, que además de ser traducidos a varios idiomas son tema de consulta en universidades y centros de estudios políticos en diferentes países.
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