¿Cuáles serían las consecuencias globales de una guerra prolongada en Ucrania?

Publicado: 2022-04-21   Clicks: 340

   Ejemplar patriotismo de ucranianos para repeler invasipón rusa

      Geopolítica de Rusia y Europa

      Como suele suceder en todas las actividades humanas, las guerras terminan y sus momentos finales son impredecibles. Sus escenas ocupan lugar preponderante en el imaginario cultural como momentos decisivos que dieron la aparente sensación de un final definitivo de las contiendas bélicas.

     Pero el final de una guerra puede ser engañoso. La dinámica de la geopolítica demuestra que al final de las guerras no se resuelven del todo, las tensiones políticas o culturales, ni los prejuicios raciales y las diferencias políticas, religiosas o geoeconómicas que las generan.

      A manera de ejemplo, el período de entreguerras ocurrido en las décadas de 1920 y 1930 en Europa, estuvo colmado de ansiedades y tensiones que por su naturaleza desembocó en otra guerra. La terminación de la Segunda Guerra Mundial marcó el comienzo de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. E inclusive, a pesar del colapso de la Unión Soviética, es posible que la Guerra Fría no haya terminado; puede que todavía esté en curso como lo están demostrando los hechos derivados de la invasión rusa a Ucrania.

      Después de ocho semanas de invasión, existe la posibilidad real de que ninguno de los gobiernos logre lo que desea. Quizás, Ucrania no pueda expulsar por completo a las fuerzas rusas del territorio que han tomado desde que Moscú lanzó la invasión en febrero de 2022. Es probable que Rusia no logre su principal objetivo político de controlar a toda Ucrania. Tales realidades inferirían que en cambio de una resolución definitiva, sobrevendría un ciclo de guerras rusas en Ucrania.

       Escudriñando realidades

       Así las cosas, el tiempo podría correr a favor de Rusia. Una guerra prolongada producto de la arrasadora invasión rusa, que transite de meses a años de duración, podría convertirse en una situación favorable para Moscú. Ucrania quedaría devastada como país, Occidente enfrentaría años de inestabilidad en Europa y la constante amenaza de un desborde bélico impredecible.

       Pero también se sentiría a nivel mundial una guerra a largo plazo, situación que provocaría hambrunas e incertidumbre económica. Así mismo, una guerra prolongada en Ucrania corre el riesgo de erosionar el apoyo a Kiev por parte de las sociedades occidentales, que no están bien posicionadas para soportar conflictos militares, incluso los que ocurren en otros lugares.

       Las sociedades occidentales posmodernas y comercialmente orientadas, acostumbradas a las comodidades propias de un mundo globalizado en tiempos de paz, podrían perder interés en la guerra, a diferencia de la población de Rusia, que la máquina de propaganda de Vladimir Putin ha agitado y movilizado como una sociedad en tiempos de guerra.

       Aunque se justifica que Estados Unidos y sus aliados trabajen por una rápida victoria ucraniana, los dirigentes políticos occidentales también deben prepararse para afrontar una guerra prolongada. Las herramientas políticas a su disposición, como la ayuda militar y las sanciones, no cambiarán en relación con la duración de la guerra.

      Independientemente de la trayectoria de la guerra,  el máximo apoyo militar para Ucrania es esencial. Las sanciones dirigidas contra Rusia, especialmente dirigidas al sector energético, conducirían a cambios en el cálculo ruso con el tiempo, y parecen ser adecuadas para disminuir a largo plazo, la eficiencia de la maquinaria de guerra rusa.

      El desafío clave reside en la naturaleza del apoyo a la guerra dentro de los países que respaldan a Ucrania. En esta era de redes sociales y de emotividad basada en imágenes, la opinión pública puede estar sujeta a oscilaciones. Para que Ucrania tenga éxito, requiere apoyo firme de la opinión pública mundial. Este enfoque dependerá de un liderazgo político hábil y paciente de Estados Unidos y la OTAN.

       Planear para combatir a largo plazo

       En términos concretos, Putin tiene muchas razones para no poner fin a la guerra que inventó contra Ucrania. Está lejos de alcanzar sus objetivos claves. Durante las primeras ocho semanas, las unidades de maniobra de su ejército, no se han avanzado en el ámbito estratégico, para que Rusia fuerce la capitulación de Ucrania, o para derrocar al gobierno ucraniano.

       Los fracasos rusos han sido humillantes y públicos. Al retirarse abruptamente de los alrededores de Kiev, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, recibe a visitantes extranjeros en la capital y se reabren las embajadas de algunos países.

       El hundimiento del buque de guerra ruso Moskva, por misiles disparados por fuerzas ucranianas, es otro ejemplo muy visible de las vergüenzas militares de Rusia en la hasta ahora errática campaña militar de invasión y barbarie contra civiles inermes.

      Putin ya ha pagado alto precio por esta invasión, porque cualquier futuro acuerdo de paz que no obtenga grandes concesiones de Ucrania sería desproporcionado para Putin y para la misma Rusia, debido a las bajas de soldados muerto y heridos en combates, la pérdida de material de guerra, intendencia y comunicaciones militares; además, del aislamiento internacional que ha experimentado Rusia.

      Se sobreentiende, que al movilizar a los rusos para la guerra, argumentando conflictos simbólicos como la Gran Guerra Patriótica de la Unión Soviética contra la Alemania nazi, es obvio de deducir que Putin no se conformará con una paz sin gloria militar a su favor.

      Aunque la guerra ha sido un error estratégico para Rusia, Putin probablemente fracasaría políticamente si admitiera que se equivocó y comprometió a Rusia en un grave problema. Antes de invadir a Ucrania, todavía Rusia tenía fluida relación diplomática y comercial con Europa y Estados Unidos.

      Por su parte, Ucrania era un estado no alineado formalmente con la OTAN, y estaba salpicado por muchas divisiones políticas internas y vulnerabilidades para robustecer la democracia. En Europa, no había planes inminentes para expandir la OTAN en ninguna dirección. Pocas semanas después, la invasión rusa en Ucrania ha destruido la relación del Kremlin con Europa y Estados Unidos.

       La actual situación podría devastará la economía rusa con el tiempo, mientras empujaría a Ucrania más hacia Europa. Además, Finlandia y Suecia probablemente se unirán a la OTAN este verano. En resumen: Luchando en una guerra para evitar un supuesto cerco occidental orquestado por Estados Unidos, en contraste, Rusia ha solidificado la OTAN y fortalecido los lazos transatlánticos. Así será más difícil para Putin reducir sus pérdidas en Ucrania.

      ¿Cómo aprovecharía Rusia el tiempo en esa guerra de desgaste?

       Putin puede recurrir a una guerra de desgaste, que tendría varias ventajas para Rusia. Si llegara a ser derrotado, aplazaría la derrota mediante una larga guerra, e inclusive entregaría a su sucesor, un conflicto condenado al fracaso. Desde otra perspectiva, una larga guerra también juega con algunas de las fortalezas innatas de Rusia, porque le daría tiempo para reclutar y entrenar a cientos de miles de nuevos soldados, lo que podría cambiar el resultado de la misma.

       Si la guerra demora años, el ejército ruso podría reconstruir sus fuerzas mermadas, condicionado a que el presupuesto estatal se mantenga estable, es decir, si continúan los pagos de energía de Europa y otros lugares.

       Visto de otra manera, si la guerra se prolonga, Rusia tampoco necesita victorias en el campo de batalla para ejercer presión sobre Kiev. La argumentación sería, que el Banco Mundial ha evaluado las pérdidas del PIB de Ucrania en 2022 en un 45%. La ruina económica de Ucrania es uno de los resultados importantes y decisorios, pero en contraste, menos visibles, de la guerra.

        Así las cosas, una guerra de desgaste podría ayudar a Putin a ejercer presión sobre la OTAN, en especial si el apoyo a Ucrania comienza a decaer en Occidente. Putin y sus asesores directos, que son muy pocos, ven a las democracias occidentales como inestables e ineficientes, y puede estar apostando porque ocurran transiciones políticas en Europa o Estados Unidos a medida que la tensión de la guerra crece con el tiempo.

       Si Donald Trump es reelegido en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024, intentaría llegar a un acuerdo con Rusia, inclusive a expensas de la OTAN.

        Una victoria de Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas del 24 de abril también abriría puertas a Putin en Europa. Como dictador convencido de que su control del poder es eterno, pueden darse el lujo de apostar al juego largo. Por lo menos, por ahora cree que puede. El triunfo de Le Pen en Francia, podría ayudar a Putin a presionar a la OTAN, especialmente si el apoyo a Ucrania comienza a decaer en Occidente.

       Sin apresuramientos mientras el desangre crece

       Desde su orilla, Ucrania también tiene muchas razones para no poner fin a la guerra mediante un alto el fuego prematuro atada a los términos impuestos por los rusos. Su ejército se ha desempeñado con éxito táctico reconocido en todo el planeta. Frente a un ataque no provocado por el Kremlin, las fuerzas ucranianas rechazaron a Rusia en el norte y el noreste del país.

      Rusia perdió la batalla por Kiev y no ha podido avanzar más allá de la ciudad sureña de Mykolaiv hacia Odessa. En una actualización de la doctrina táctica de la batalla aeroterrestre, Ucrania ha demostrado en el campo de batalla, que la tenacidad y la moral, aumentadas por drones y armas antitanque modernas, pueden fortalecer las capacidades defensivas de un ejército.

      Hay posibilidades de que Rusia pierda guerra. Por lo tanto, Ucrania tiene la oportunidad de resolver la guerra en mejores términos, sin caer en las concesiones que quiere Moscú obtener de Kiev.

       Como está el ambiente geopolítico y estratégico ocho semanas después de iniciada la invasión, sería inaceptable para el gobierno de Kiev, no luchar por mejores términos, mediante nuevos avances en el campo de batalla y el rechazo de la ofensiva de Rusia en el este de Ucrania.

       En el teatro de operaciones se han complicado las negociaciones diplomáticas para lograr alto el fuego. Rusia ha atacado a pobladores civiles e infraestructura civil en toda Ucrania. Ha cometido crímenes de guerra y atrocidades, incluida la violencia sexual generalizada y la deportación de ciudadanos ucranianos a Rusia.

      Es una guerra contra el pueblo ucraniano. Cualquier parte del territorio ucraniano que Rusia mantenga es una ocupación viciosa. El gobierno de Zelensky no puede aceptar tales atrocidades contra su propia población y mucho menos dentro de su territorio. Un alto el fuego prematuro en los términos impuestos por los rusos, forzaría a que Ucrania entregara parte del territorio que Rusia ha tomado ilegalmente desde 2014.

       Abriría el boquete para que Rusia se apodere de una porción más grande del Donbas que la parte que Rusia acordonó en 2014, y posiblemente también incluiría a las ciudades de Kharkiv y Mariupol. También, Rusia buscaría mayores concesiones sobre el estatus militar de Ucrania.

       En teoría, Zelensky ya ha aceptado que Ucrania no se uniría a la OTAN. Pero desarmar y desmilitarizar las fuerzas de defensa ucranianas limitaría la soberanía nacional en documentos y sobre el terreno. Así, Rusia podría reiniciar más tarde la guerra contra un ejército ucraniano “desmilitarizado” para terminar con creces la expansiva tarea que comenzó el 24 de febrero de 2022.

        Naturalmente, cualquier concesión hecha por Kiev a Moscú, tendría que ser respaldada por la población ucraniana, que está pagando con sangre la terrible guerra, máxime que un trato con el diablo puede percibirse como peor que ningún trato.

        Zelensky ha unificado al pueblo ucraniano y reunido apoyo internacional para Ucrania. Las banderas ucranianas son omnipresentes fuera de sus fronteras. El gobierno y la población se han acercado más en identidad de propósitos, y el país está más unido que antes de la guerra.

        Zelensky puede convencer a los ucranianos de un acuerdo negociado. Pero deberá presentar un acuerdo con términos que sean aceptables para todos. Esas condiciones, que permiten a Ucrania salvaguardar la mayor parte posible de su soberanía, integridad y seguridad, probablemente dependan de más avances en el campo de batalla de Ucrania.

       Los costos de un final rápido de esta guerra podrían ser mucho más altos para Ucrania que para Rusia. Para que Rusia pusiera fin a la guerra en los términos de Ucrania correría el riesgo de desafiar el orgullo de un dictador. Para Ucrania, apresurarse a aceptar los términos rusos pondría en peligro el bienestar de sus ciudadanos y su existencia como Estado independiente.

       No obstante, una guerra a largo plazo plantea muchos desafíos políticos para Ucrania, pues tendrá que mantener viva su democracia e intacto su sistema político. Las próximas elecciones presidenciales en Ucrania están programadas para la primavera de 2024, cuando también se llevarán a cabo elecciones presidenciales rusas.

       Es de suponer que las elecciones de Rusia serán falsas y las de Ucrania serán reales

        Un camino espinoso y largo

      Prolongar la guerra en Ucrania traería profundas consecuencias para Europa, que no estaría completa, libre y en paz. Contendría dentro en su interior una zona de guerra cargada con la amenaza de escalar. El éxodo de refugiados ucranianos continuará y, con el tiempo, es posible que los inmigrantes decidan establecerse en Europa de forma permanente.

      Aunque los ejércitos de Rusia no están en condiciones de avanzar hacia Polonia o las repúblicas bálticas, una línea de peligro correrá de norte a sur, en una región mucho menos estable que la Cortina de Hierro de la era de la Guerra Fría, exigiendo nuevos métodos de defensa por parte de la OTAN.

Una guerra a largo plazo en Ucrania también traería consecuencias a escala global. Si se afianzara, sin duda exacerbaría el hambre mundial, dado que Ucrania y Rusia son importantes productores de alimentos como el trigo y otros cereales.

      La hambruna es una palanca de la inestabilidad global. En África y Medio Oriente, poblaciones aparentemente distantes de Ucrania se encontrarían en crisis políticas. Se interrumpirían los sueños de una salida adecuada de la pandemia de COVID-19, en un escenario en el que han comenzado a surgir discrepancias en torno a la respuesta internacional al conflicto.

       Muchos países ven un doble estándar en la recepción entusiasta de los refugiados ucranianos por parte de Occidente y en el castigo de Rusia. Solo 37 países han impuesto sanciones a Rusia, mientras que en el seno de la ONU, 141 países han condenado la invasión, discrepancia que muestra que no todos los miembros de la comunidad internacional están de acuerdo como se concibe la invasión rusa a Ucrania.

       Ucrania está pagando con sangre esta terrible guerra.

       A medida que la guerra se prolongue y crezca el historial de barbarie rusa, las sanciones se acumularán y los precios de materias primas como el petróleo seguirán aumentando. Los efectos económicos se sentirán en toda Europa.

       Por lo tanto, cuanto más dure la guerra, el apoyo a Ucrania puede agotarse. En consecuencia, las voces que exigen que Ucrania acepte un alto el fuego a toda costa podrían volverse más fuertes. Sangrientos conflictos como la guerra civil en Siria que se desvaneció de la vista, demuestran que una guerra sin fin puede convertirse en una molestia para las sociedades cómodas y distraídas, recibiendo poco más que abandono con el tiempo.

       Los dirigentes políticos occidentales deberían asumir este desafío de manera proactiva y explicar por qué el apoyo a Ucrania, no es solo altruista sino fundamental para la seguridad europea y para el futuro de las sociedades libres. Esta campaña en apoyo de Ucrania no será gratuita. Pero si Putin gana en Ucrania, se animará a expandir el perímetro de la agresión rusa.

       El objetivo final de Ucrania es inequívoco. Es la preservación de la independencia y la soberanía de Ucrania. Esto es lo que el país se merece y lo que Europa necesita para su propia seguridad. Si Ucrania prevalece, su soberanía sentaría un precedente crucial para el avance de un orden internacional estable y liberal.

       Bajo ningún punto de vista, Estados Unidos y Europa deberían empujar a Kiev hacia un acuerdo negociado. Pero, tampoco deberían bloquear un acuerdo si Zelensky puede encontrar uno aceptable para él y la población ucraniana. Algo, que puede surgir solo después de años de lucha. Mientras tanto, los líderes estadounidenses y europeos deben explicar a su público lo que está en juego, para los ucranianos y para el mundo, en esta guerra.

        Sin tener en cuenta el tiempo que se alargará la guerra derivada de la invasión rusa a Ucrania, lo cierto es que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, deben prepararse para respaldar a los ucranianos durante un prolongado periodo.

Teniente coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional

www.luisvillamarin.com

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