¿Es la inminente expansión de la OTAN, la consecuencia de un error estratégico de Putin?

Publicado: 2022-07-03   Clicks: 650

Cumbre de la OTAN en Madrid puntualizó acciones frente a Rusia

      Sin duda, uno de los objetivos estratégicos de Vladimir Putin tras invadir a Ucrania era cambiar el equilibrio del poder militar frente a Europa. También es cierto que Putin logró ese objetivo, pero al contrario de la manera que pretendía hacerlo efectivo.

       A cambio de fortalecer geopolíticamente a Rusia y hacer retroceder a la OTAN a sus fronteras de la era soviética, ahora el Kremlin enfrenta una alianza militar europea más unida, desde cuando se produjo la desintegración de la Unión Soviética a finales del siglo XX; más decidida a frenar el revanchismo ruso y de remate, con Suecia y Finlandia, dos importantes países del norte de Europa, en proceso de alcanzar membresía formal en la OTAN.

      Prueba de ello, es que en desarrollo de la cumbre de la OTAN en Madrid a finales de junio de 2022, el camino parece haber quedado despejado, para que la ya poderosa alianza militar, se expanda al incluir en sus filas a dos naciones de importante valor geoestratégico.

      No obstante, en el desarrollo de los planes y proyectos para contrarrestar la ambición geopolítica de Putin y disuadirlo para suspenda la agresión contra Ucrania y el vecindario, Estados Unidos y sus aliados deben consensuar al detalle, lo que realmente buscan que sea la alianza, y lo que implica incluir a Suecia y Finlandia.

       El epicentro de esta alianza, escrito en el Artículo 5 de la carta fundacional de la OTAN, compromete a cada uno de sus miembros, a salir en defensa de cualquier miembro, que sea agredido por un actor geopolítico externo.

      Responder satisfactoriamente a algunas de las preguntas existenciales de la OTAN, implica convencer a los ciudadanos estadounidenses de que ampliarla, justifica los costos potenciales, habida cuenta que según sólidas encuestas de opinión, la población estadounidense estaría dividida en partes iguales, en torno a la decisión de ir a la guerra, en defensa de un miembro existente de la OTAN, agredido por una fuerza exterior a la alianza.

      Téngase en cuenta que algunas expansiones de la OTAN, sucedidas después de la caída del muro de Berlín, se han producido después de intensos debates en el Congreso de Estados Unidos, con legisladores que han planteado preocupaciones válidas sobre dicha alianza.

       Uno de los temas de debate, es por ejemplo: si su requisito de consentimiento unánime se ha vuelto difícil de manejar con docenas de naciones como miembros con derecho a voto. Otras preocupaciones, incluyen el costo de los despliegues militares estadounidenses., aunque, a diferencia de la adhesión de naciones más pequeñas con ejércitos de menor potencialidad, Suecia y Finlandia aumentarían significativamente el poder de combate de la OTAN.

       Otros críticos de la OATN, han cuestionado si el artículo 5 de la carta fundacional, que declara que un acto de agresión contra un miembro es un acto contra toda la alianza, priva al Congreso estadounidense, de su función constitucional legítima de declarar la guerra.

      Si bien es cierto que sin la guerra desatada tras la violenta invasión rusa a Ucrania, también es poco probable que Suecia y Finlandia hubieran experimentado la urgencia de protección por parte de la OTAN.

      Aunque ambas naciones son miembros de la Unión Europea, en la práctica, Suecia no ha librado una guerra durante 200 años, mientras que Finlandia ha conservado durante varias décadas una posición política de no alineación militar.

        Sin embargo la ambición geopolítica rusa cambió dichas posiciones. Ambos gobiernos enviaron inmediatamente suministros y armas a Ucrania. Las encuestas de opinión en Finlandia y Suecia cuando comenzó la guerra encontraron fuerte apoyo popular a sus respectivos gobernantes para unirse a la OTAN ―65% en Finlandia y 57% en Suecia―.

Para el efecto, suecos y finlandeses naciones con democracias fuertes, cuyo requisito previo es esencial para obtener la membresía, tienen ejércitos fuertes que podrían integrarse con efectividad a las operaciones de la OTAN.

       Pero es preciso aclarar que la membresía en la OTAN no es automática. Todo nuevo estado miembro requiere el consentimiento unánime de los estados miembros existentes en el momento de iniciar la formalización del ingreso. En el caso específico de Estados Unidos, la expansión de la OTAN requerirá el apoyo de por lo menos 67 senadores.

        Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha dicho que espera que los Finlandia y Suecia sean admitidos con prontitud, especialmente porque Turquía retiró sus objeciones en la sesión del 27 de junio de 2022. Igualmente se debe tener en cuenta que Suecia y Finlandia, forman parte de la Asociación para la Paz de la OTAN, es decir que ya gozan de una especie de estatus de miembro asociado.

       Igualmente es importante tener en cuenta que la discusión para elaborar un nuevo concepto estratégico para la alianza en la cumbre de Madrid, se centra sobre una OTAN más grande y más fuerte para la próxima década.

        Para 2021, ese documento estaba preparado para centrarse más ampliamente en atender la eventual amenaza militar de China contra Europa, el cambio climático y la seguridad cibernética: sin duda prioridades importantes, pero que forzadas por las circunstancias de modo tiempo y lugar que desató la invasión rusa contra Ucrania, forzaron a que la alianza se concentre en su misión principal de salvaguardar la libertad y la seguridad en Europa por medios políticos y militares.

       La estrategia actualizada en la cumbre de Madrid, también aborda con suficiente profundidad, nuevas formas de guerra, las cuales incluyen la inteligencia cibernética y artificial hasta la desinformación.

       Los cambios estratégicos para la geopolítica de la OTAN ayudarán a los estados miembros europeos a centrar su atención en las amenazas a la seguridad que enfrenta el continente, y también apuntarían que todos los miembros deben pagar su parte justa.

        Durante las últimas dos décadas, los presidentes estadounidenses se han apoyado en la necesaria seguridad de Europa para invertir más en la propia defensa. Y aunque los estados miembros de la OTAN tienen el objetivo de invertir en defensa, el equivalente al 2% de sus respectivos PIB, sin embargo, pocas naciones alcanzan ese umbral moderado, situación que pro razones obvias, genera la sensación de que los estadounidenses han estado subsidiando la defensa europea y liberando a esos gobiernos a gastar más dinero en cosas como generosas prestaciones sociales.

        A tal punto, que Donald Trump, no se equivocó al reprender públicamente a los socios de la OTAN, por no asumir con mayor responsabilidad su parte, en la financiación de la defensa europea por medio de la poderosa alianza trasatlántica.

        Pero el significado de la falta de inversión militar de Europa en la previsión de su defensa, quedó claro cuando los tanques y las piezas de artillería rusas comenzaron a rodear a Ucrania. Así, apenas pocos días después de iniciada la guerra en Ucrania, el gobierno de Alemania anunció que aumentaría su presupuesto militar en 105 mil millones de dólares, una inyección de dinero efectivo muy necesaria para una fuerza de combate que había sido descuidada durante mucho tiempo, porque en apariencia no veían la necesidad de tener un ejército fuerte”.

       Por otra parte, aunque inicialmente, el gobierno ruso advirtió de graves consecuencias si Finlandia y Suecia se unen a la alianza, y dejó entrever probables despliegues de tropas adicionales en la región del Báltico, por el momento, el Kremlin ha dado señales, de que está resignado a la ampliación de la OTAN en los dos países citados.

        En el tablero geoestratégico, Finlandia y Rusia comparten una frontera de 1300 kilómetros, y la península de Kola es la sede de la Flota del Norte de Rusia. Así mismo, San Petersburgo, la segunda metrópolis más grande de Rusia, está ubicada a solo 160 kilómetros de la frontera con Finlandia.

       La situación es de cuidado, porque desde hace varios años, Rusia viola el espacio aéreo de sus vecinos y lleva a cabo fulminantes ciberataques. Probablemente Putin razona que los dos países han estado estrechamente integrados a la OTAN durante mucho tiempo, incluso si no llegaran a ser miembros formales.

       En esencia, Suecia y Finlandia traerán importantes aportes modernos y tropas altamente profesionales a la OTAN, y equipos diferenciales para el combate tales como submarinos y aviones de combate. No se puede soslayar, que Finlandia está ayudando a construir el F-35, un avión de combate de próxima generación, como parte de un consorcio que incluye a los Estados Unidos y otras naciones.

       En el terreno y sin aún haber sido aceptadas formalmente en la OTAN, las fuerzas finlandesas y suecas, ya realizan ejercicios con tropas de la poderosa alianza trasatlántica, y gran parte del equipo es interoperable. Además, desde hace meses, ambas naciones están dedicadas a combatir la desinformación que sale de Rusia.

        Así las cosas, no es necesario ponerse del lado de Vladimir Putin, o respaldar sus ambiciosas acciones, para comprender por qué un líder ruso estaría preocupado por su seguridad, frente a una alianza militar que se expande aún más hacia la frontera del país.

       Pero desde la otra orilla tampoco se puede olvidar la larga lista de provocaciones rusas, materializadas en interferencia electoral en Estados Unidos, Gran Bretaña y España; invasiones militares a Trasnitria, Chechenia Crimea y Georgia; y una campaña de asesinatos con armas químicas, por nombrar solo algunas.

       Por ende, Rusia es una amenaza real para Europa, y lo es tan aguda, que incrementó en pocos meses, el deseo de finlandeses y suecos de buscar protección en la OTAN, lo cual es totalmente comprensible.

       La ambición expansionista geopolítica de Putin en Ucrania está cambiando el equilibrio de seguridad de Europa frente a Rusia, aunque no de la manera que él imaginó. Por lo tanto, en este trascendental momento, la OTAN debe analizar seriamente no solo cómo disuadir a Rusia, , su propósito y su disposición a compartir realmente esa carga.

       Esta es la realidad en blanco y negro de un anunciado pero no bien evaluado timonazo de la dinámica geopolítica contemporánea, que por su naturaleza impone acciones inmediatas, coacciones de paz armada y mucha sindéresis por parte de los mandatarios de Rusia y Occidente, para no desencadenar otra guerra mundial.

       Teniente coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

      Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional

     www.luisvillamarin.com

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