Traición del gobierno Trump al pueblo kurdo y vergüenza militar estadounidense

Publicado: 2019-10-06   Clicks: 3378

Desde hace varios siglos, las conveniencias políticas personales de quienes están en lo más alto del poder han repercutido en avergonzamientos de las tropas que representan a esos mandatarios, y en traiciones contra los pueblos aliados que los son leales. Por lo tanto, la absurda decisión de Donald Trump de dejar a los kurdos sirios a expensas de ISIS, de los rusos, de los sirios pro Assad, y de los turcos que quisieran desaparecer a todos los kurdos del planeta.

Ante las cámaras de diversos medios de comunicación internacionales, los dirigentes kurdos sirios han exteriorizado que se sienten traicionados por la Casa Blanca, que a pesar de la elevada cuota de sangre que puso este valiente pueblo para erradicar a Isis de Siria, queda a la deriva y a expensas de “operaciones cubiertas de la CIA”, no contra los enemigos de los kurdos, sino contra los “enemigos de Estados Unidos”, el presidente Trump les dio la misma medicina de Nixon, Ford y Carter a los cambodianos en Indochina después de la guerra del Vietnam, o la de Obama a los kurdos iraquíes después de derrocar a Hussein y retirar las tropas estadounidenses de Irak.

En ese mismo sentido, los comandantes de las fuerzas de élite conocidas como los boinas verdes, exteriorizan desde el anonimato un tremendo halo de vergüenza por la absurda intención del presidente Trump, quien a todas luces está utilizando esta oportunista retirada de las tropas de su país, como un elemento distractor y pacifista frente a la grave acusación por la que lo investigan los demócratas en la Cámara, y como una manipuladora maniobra publicitaria de su gestión, para buscar más votos en su campaña reelectoral.

De paso Rusia y China obtienen enormes ganancias geopolíticas y geoestratégicas sobre la vital región para la paz del mundo. A manera de ejemplo de la gravedad de la traición a los kurdos sirios se cita que en 2018, los comandos terrestres estadounidenses estaban operando en conjunto con las fuerzas kurdas en un puesto avanzado en el oriente de Siria, cuando fueron atacados por columnas de tanques del gobierno sirio y cientos de mercenarios rusos, situación que obligó al Pentágono, a apoyar los combates de sus fuerzas terrestres con bombarderos estratégicos B-52. El ataque fue detenido.

En ese momento, tal operación, en medio de la campaña liderada por Estados Unidos contra el Estado Islámico (ISIS) en Siria, demostró a Putin hasta qué punto la Casa Blanca estaba dispuesta a proteger a los kurdos sirios, su principal aliado en el terreno. Naturalmente en ese momento n había periodo preelectoral, ni la Pelosi le había abierto la actual investigación a Trump.

Tal y como temían algunas tropas y algunos analistas políticos, la próxima oleada de órdenes de Washington, sacará a las tropas estadounidenses del norte de Siria por completo, lo cual fue confirmado por el secretario de Defensa, Mark T. Esper, quien en contraste reconoció que el gobierno turco había ignorado la petición de la Casa Blanca para detener la desigual y criminal ofensiva contra los kurdos sirios.

Prueba de la errónea decisión geopolítica y estratégica de Trump, es que los soldados de las Fuerzas Especiales del Ejército estadounidense, se mudaron hacia posiciones distantes de la frontera turco-siria, mediante una retirada silenciosa que confirmó la capitulación de los Estados Unidos ante el ejército turco y los intereses conjuntos de Rusia, Irán, y Siria de desatar una arrasadora ofensiva para posesionarse de las áreas controladas por los kurdos del norte de Siria.

Inmediatamente se retiraron los soldados estadounidenses, los kurdos se trasladaron al norte para tratar de reforzar a sus compatriotas que luchan contra la ofensiva de Turquía, cuyos gobiernos los cataloga como aliados de los terroristas kurdos turcos del PKK. Apostados detrás de las trincheras construidas con sacos de arena, impotentes los soldados estadounidenses observaron los afanes de sus aliados kurdos. Las órdenes provenientes de Washington son claras. Dejen a los kurdos que luchen por sí mismos.

Estas órdenes contradicen la estrategia desarrollada por el ejército estadounidense en Siria durante los últimos cuatro años, especialmente cuando se trataba de los combatientes kurdos, conocidos como Y.P.G., cuyos aportes de sangre y gallardía fueron esenciales para expulsar al Estado Islámico desde el noreste de Siria.

 Desde las valerosas batallas para recuperar la ciudad kurda de Kobani en 2015, los kurdos combatieron contra el Estado Islámico en el ahora difunto califato físico del grupo terrorista en Manbij, Raqqa y en las profundidades del valle del río Éufrates. No obstante, como consecuencia de esta decisión, las Fuerzas Democráticas Sirias, o S.D.F., como allí se llama a los kurdos y sus combatientes árabes aliados en el terreno, se están quedando atrás.

Las fuerzas especiales estadounidenses y otras tropas habían establecido lazos estrechos con sus aliados kurdos, viviendo en los mismos complejos polvorientos, compartiendo comidas y peligros comunes. Lucharon hombro a hombro, y en muchas ocasiones ayudaron a evacuar a los kurdos muertos y heridos del campo de batalla.

Como parte de las medidas de seguridad de cuyo cumplimiento no se puede confiar en la seriedad turca y rusa, Estados Unidos negoció para reducir las tensiones con las tropas turcas, las fuerzas kurdas acordaron retirarse de la frontera, destruir fortificaciones y devolver algunas armas pesadas, pasos que demuestran que no representan una amenaza para el territorio turco, pero en la práctica, tales concesiones los convirtieron en vulnerables cuando Turquía lanzó su ofensiva, además de que quedan en la mira de ISIS.

Con esta cuestionable decisión Trump parecería no entender que sus aliados quedaron a expensas de mayor violencia a la ya vivida en la región, que en lugar de disminuir los conflictos en el Medio Oriente y que de remate, Rusia y por extensión China e Irán que son enemigos declarados de Estados Unidos se posicionarán de gran parte del control geopolítico del Medio Oriente y que de repeso, los kurdos que son el único aliado táctico, estratégico, operacional y geopolítico de la Casa Blanca difícilmente apoyarán a futuros gobiernos estadounidenses en las inevitables guerras que vendrán en la zona.

E Israel, será forzada a realizar muchos ataques de guerra preventiva o defensa estratégica. Más gasolina al fuego, sintetizada en una traición a los kurdos y una vergüenza para las tropas estadounidenses que habían logrado extraordinaria empatía humana y operacional militar con el valeroso y sufrido pueblo kurdo, que reclama su Estado, como una realidad geopolítica y que en aras de lograr ese objetivo, apoyaron a la potencia norteamericana, esperando la misma lealtad de los apoyados, quienes en contraste los dejaron solos.
 

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
www.luisvillamarin.com
Especialista en defensa nacional, geopolítica y estrategia

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