Por Luis Alberto Villamarín Pulido
*Publicado en Edición N° 77, revista ECOS del Cuerpo de Generales y Almirantes de Colombia, marzo de 2024
A lo largo de la historia colombiana, las relaciones civiles-militares han sido complejas, debido a la persistente desinstitucionalización, instigada por polarizaciones partidistas y consecuentes intenciones para ideologizar la seguridad. Agobiados por efectos de la violencia fratricida, gestada por ellos mismos, altos dirigentes conservadores y liberales, entregaron transitoriamente el poder a las Fuerzas Militares en 1953.
Para sorpresa del país, en tan solo cuatro años, no exentos de tormentas políticas y múltiples dificultades, el gobierno militar del general Gustavo Rojas Pinilla, logró lo que los dos partidos tradicionales colmados de iluminados gobernantes nunca lograron, porque mientras el primer mundo se industrializaba, aquí se atizaban los odios fanatizados culminantes en violencia sectaria.
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