Los líderes políticos colombianos requieren si ó si, saber de estrategia y geopolítica

     Tras la debacle política, organizativa y moral del cuestionado mandato de Gustavo Petro, urge y surge la necesidad para quienes pretenden gobernar a Colombia a partir de 2026, no solamente pensar o enfocarse en la consecución de votos para ganar y recuperar el poder, razón que parecería ser la única intención de estos personajes, materializada en la constelación de candidatos sin ninguna visión como estadistas-estrategas.

      Los problemas estructurales de Colombia son de contexto geopolítico y estratégico por razones claras y concretas. Nada de lo que sucede dentro de nuestro país es aislado de la realidad hemisférica o mundial. La marcada incompetencia y débil cadena de liderazgos de quienes entregaron el poder en bandeja de plata a Gustavo Petro, es parte del problema, por lo tanto, ni ellos ni sus camarillas aportarían nada a la solución. Tal vez prolongarían la agonía.

     Hay quienes aseguran que es muy positivo que haya decenas y hasta centenas de personas con aspiraciones presidenciales, porque eso es muestra de democracia. Vamos por partes.

    Primero, si es conveniente que no sean siempre las casatas politiqueras permeadas por vicios degenerativos de la conducción del Estado.

     Segundo, es negativo porque indica que es tan atrayente el manto de desorden institucional que la rapiña, el desgreño administrativo, el clientelismo, la corrupción, y la repartija de cargos, nóminas o contratos, priman sobre la idoneidad y los proyectos de Estado.

     Tercero, crecen la polarización, el populismo, el oportunismo que al final se convierten en caldo de cultivo y multiplicación exponencial del cáncer de la eterna corrupción y olvido de los dramas del pueblo colombiano, al que sin excepción todos los politiqueros actuales y potenciales dicen defender.

     Cuarto, Sin criterio político-estratégico dentro de un marco geopolítica, que conciba la dinámica política como la conducción del Estado hacia el bienestar colectivo con base en la seguridad y el desarrollo, a partir del fortalecimiento interno para lograr prospección internacional, ni uno, ni diez, ni cien candidatos como es la actual realidad colombiana resolverán nada.

      Quinto, lo anterior infiere que el cuello de botella está en los partidos políticos, que al no tener disciplina interna, ni estructura organizacional, ni identidad de propósitos y objetivos nacionales a largo plazo, caen en el facilismo y la descomposición, amparada por demás por las leyes vigentes, que facilitan a cualquier lenguaraz crear y aceitar la maquinaria de un pequeño partido de garaje, del cual puede sacar muchos provechos personales y hacer parte de la corruptela, con el falso argumento de que se participa en democracia.

     Síntesis: Excelente que haya muchos candidatos para que surjan propuestas novedosas, pero contrario sensu, pésimo que no haya partidos serios que los canalicen y que al final sean máximo cuatro partidos serios y estructurados los que los presenten.

     De las carnavalescas montoneras sin rumbo, ni objetivos, ni organización, hay un trecho muy corto para llegar al caos, la corrupción y la violencia matizada de atraso y pobreza. Candidatos y partidos sin visión geopolítica de Estado, son mas de lo mismo que ha sumido a Colombia en la desgracia eterna de la corrupción y el populismo.

      Luis Alberto Villamarín Pulido

     Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional