Dadas las circunstancias del recrudecimiento de la guerra y de la inclusión de Venezuela, Ecuador, Brasil, Bolivia, Niaragua, Francia, Suiza y España, en un eventual acuerdo humanitario, es evidente que las Farc asesoradas por Chávez quien a la vez sirve de mediador, van a emplear la actitud coercitiva de pedir el reinicio de las calculadas conversaciones para ganar espacio y reconocimiento político.
Como es de suponer los terroristas preplanean llegar a esa mesa de conversaciones, no a negociar nada sino a poner el Estado contra la pared, a aplicarle una supuesta responsabilidad de culpa por el fracaso de anteriores diálogos y a jugar con la buena fe de los colombianos.
Por esa razón es importante que los equipos negociadores del gobierno leguen a esa mesa con una agenda y unos planteamientos definidos sobre puntos cruciales como los siguientes:
- A las mesas de diálogo no se va a hablar por hablar ni a jugar a las dilataciones. Se va a concretar una agenda de temas para resolver dentro de unos plazos definidos con objetivos precisos, que culminen con la desmovilización de las estructuras armadas de las Farc y la plena identificación de las células del partido comunista clandestino.
- Los terroristas deben renunciar al uso de las armas, entregar todo su equipo y armamento, devolver todas las fincas y semovientes que se han robado, pagar las compensaciones a las familias de las personas que han asesinado, pagar a los municipios los daños que han causado durante las acciones de terror, y responder penalmente ante los jueces de la república por los actos de barbarie.
- Deben concentrar en los sitios determinados para la desmovilización a todos los miembros de las milicias bolivarianas, las guerrillas urbanas, los testaferros y los integrantes del partido comunista clandestino.
- Deben entregar con destino al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, todas las propiedades, sobrantes de cuentas bancarias, caletas con dinero y documentos financieros que posean.
- Deben someterse a las responsabilidades políticas que se desprendan de sus actos y confesar ante una comisión de la verdad, la autoría intelectual y material de todos los crímenes cometidos. Solo podrán participar en política los miembros de las Farc que no estén inmersos en delitos de lesa humanidad.
- No habrá negociación en medio de la guerra. No podrá haber ninguna cuadrilla ni estructura guerrillera fuera de las zonas de concentración. Está concentración incluye al frente internacional y a las redes logísticas asentadas en Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia, Panamá, Guyanas, Centroamérica, México y el Caribe
- El partido comunista colombiano deberá clarificar su posición y relación con las Farc. A partir del inicio de las negociaciones las Farc deben renunciar a la combinación de las formas de lucha.
- Debe quedar claro desde el principio que las guerrillas comunistas no representan ni a la población colombiana, ni a ningún sector en particular. Se trata de desmovilizar una organización terrorista y reinsertarla a la vida civil.
- Los guerrilleros de las Farc deberán entregar las rutas, posesiones y demás elementos relacionados con las redes de narcotráfico que manejan.
- Las Fuerzas Militares no deben ser negociables. El hecho que se desmovilicen los terroristas, no quiere decir que se debe reducir el pie de fuerza militar, pues primero no se puede poner en el mismo plano a un soldado con un bandido, y, segundo, por mandato constitucional y situación geopolítica, la nación necesita para su defensa un ejército permanente.
No se puede volver a caer en el error de “pastranizar” las conversaciones con las Farc, porque ya es hora que Colombia salga del atolladero, que haya inversión de capitales en todos los sectores de la economía, para que el Estado se dedique a gobernar, es decir a resolver los problemas sociales mas sentidos como vivienda, salud, empleo, educación, seguridad y bienestar de todos los colombianos a partir de una sólida estrategia integral de desarrollo sostenible.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
www.luisvillamarin.com
Analista de asuntos estratégicos