Los recientes fracasos político-militares en los departamentos fronterizos de Nariño y Arauca, como consecuencia de sendos ataques de las Farc ameritan serios análisis y urgentes decisiones de fondo:
1. Es evidente que los terroristas de las Farc continúan escondidos en Ecuador y Venezuela, protegidos por los gobernantes de los dos países vecinos, y hacia esos territorios se replegaron los atacantes.
2. Ya ha transcurrido tiempo suficiente para que el Congreso de la república exija resultados concretos a Santos, quien con artilugios ilusionó a más de nueve millones de electores con el argumento que continuaría la línea estructural de la seguridad democrática, pero ya en el cargo ha hecho todo lo contrario.
3. También es oportuna la situación coyuntural para replantear la necesidad de entregar el ministerio de Defensa a un militar activo o un oficial de la reserva activa, pues para ese cargo en las circunstancias actuales se necesita a alguien que conozca de estrategia, de geopolítica, de inteligencia militar y sobre todo que entienda el Plan Estratégico de las Farc.
4. La gravedad de la situación implica que el Presidente Santos deje a un lado su actitud pantallera y figurona. Que se olvide de meter la nariz en el conflicto palestino-israelí gastando el presupuesto en politiquería a su favor, y que se dedique a buscar la paz en Colombia y a emplear la Cancillería en la difusión ante el mundo de quienes son los narcoterroristas de las Farc, y a instaurar las demandas internacionales contra las Farc y sus cómplices así se llamen Lula, Correa, Chávez, Fidel Castro o la Kirchner.
5. Lo sucedido obliga al alto mando militar a actuar sin dilaciones. Así como debe rodar la cabeza del ministro de Defensa que igual a sus antecesores civiles no dio la talla para este cargo,; también deben ser llamados a calificar servicios los responsables de estos dos fracasos; adelantar respectivas investigaciones, elaborar los análisis autocríticos para diseminarlos en todas las unidades; enviar instructores de lanceros a reentrenar las unidades comprometidas en seguridad de puntos fijos; replantear la dotación de esas unidades, incrementar las actividades de inteligencia militar y acción sicológica, etc.
6. Es inconcebible que al mismo tiempo que los terroristas asesinan a 19 soldados y dejan heridos a otros 13; roban gran cantidad de armamento y causan la sensación que el “fin del fin” fue una bufonada; el presidente Santos anda subido en su ego y minimiza el asunto; la canciller siga de paseo por cuenta del erario público; el neófito ministro de Defensa siga en el cargo; y las tropas continúen sin sentir ni el respaldo político ni el jurídico.
7. Mas inconcebible resulta aún que el ministro Vargas Lleras a quien le fascina disfrazarse de militar, e inclusive ostente el inmerecido grado de teniente o capitán de la reserva profesional, inmerso en la politiquería y la estulta arrogancia que lo caracterizan, dude que las tropas que a diario mueren por mantener ineptos como el en la burocracia oficial no tengan el derecho universal al fuero militar.
En síntesis el problema se circunscribe a la carencia de visión estratégica del gobierno nacional; al inexistente patriotismo de Santos y sus ministros; a la politiquería rampante; al abandono jurídico al que están sometidas las tropas; a la inadecuada selección de aspirantes a oficiales en la Escuela Militar y a la indiferencia del pueblo colombiano, que se entera de las muertes de 19 héroes en dos días y continúan impávidos, sin exigir resultados al gobierno nacional, al Congreso; y claro está a los magistrados y jueces que viven en la nebulosa, como sucedió con la aberrante decisión de una sala de la Corte que consideró que los computadores de Raúl Reyes no son pruebas válidas en los procesos contra los cómplices de las Farc o sea los miembros del Partido Comunista Clandestino (PC3).
Así no se puede ganar ninguna guerra.