La argucia de pedir a Simon Trinidad en conversaciones Gobierno-Farc, será apenas el primer embuchado del sainete.

Publicado: 2012-09-20   Clicks: 3068

  Análisis del conflicto colombiano

 Al leer el libro con visos totales de panfleto propagandístico, que escribió el comunicador izquierdista Jorge Botero acerca de Simón Trinidad, revisar el Plan Renacer diseñado por Cano, repasar la mecánica de anteriores fallidos procesos de paz con las Farc, verificar la visión político-estratégica del Estado frente al conflicto y comparar todo esto con el Plan Estratégico de las Farc, no cabe la menor duda, que:

    Pedir la presencia de Simón Trinidad en la mesa de conversaciones en Cuba, será apenas el primero de los muchos embuchados que las Farc y sus socios nacionales e internacionales, meterán al descoordinado proceso.

    A esta argucia se suman otras ya reiteradas, por parte de las Farc en anteriores acercamientos con diversos gobiernos. El Partido Comunista y su brazo armado, no quieren la paz concebida como la reinserción civil de los terroristas, ni el sometimiento a la justicia de los autores intelectuales de miles de crímenes cometidos por las estructuras criminales de las Farc contra Colombia.

     Las Farc y sus socios quieren el poder político total para imponer en Colombia una dictadura comunista similar a la cubana o la norcoreana, integrada al socialismo del siglo XXI encabezado por Hugo Chávez.

     Para el efecto acuden a todas las estratagemas posibles en nombre de la paz, presentada de manera tendenciosa y tramposa a muchos colombianos, quienes por desconocimiento de lo que se urde tras bambalinas, pisan el deleznable terreno de aceptar el vocablo paz, sin profundizar en el pedido de los terrorista al respecto, ni los peligrosos alcances del mismo.

     Los periodistas, casi todos ansiosos de la chiva y los premios del gremio, son los primeros en morder el anzuelo, para sin quererlo con algunas obvias excepciones ideológicas proclives,  a la vez servir de multiplicadores o de caja de resonancia al proyecto fariano.

     No hay nada nuevo bajo el sol en esta ronda. Más de lo mismo: Los cuentos propagandísticos de siempre: Que las Farc son un ejército revolucionario, que controlan apartadas zonas, que son estado en gestación, que no secuestran, así se repitan episodios similares al del viaje de Andrés Pastrana al Caguán para pedir la liberación de la hija de un empresario; como al parecer sucedió con el secuestro del hijo de otro empresario, durante los contactos preliminares de los delegados de Santos con los cabecillas de las Farc; que renunciar a las armas es el propósito final de los narcoterroristas pero sin decir cuando lo harán, que se debe dialogar en medio de los tiros, etc, etc, etc.

     Entretanto los mismos izquierdistas que se movieron como serpientes en quema durante el prolongado juicio a Simón Trinidad, para pedir camaradas del Partido Comunista como obvios testigos defensores de la inocencia del terrorista preso en Estados Unidos, continúan en permanente actividad proselitista en universidades, centros de estudio, y hasta quien lo creyera, en sectores demócratas del mismísimo Congreso de Estados Unidos, situación que por razones elementales siempre será negada por unos y otros.

     Las Farc piden que para cesar el narcoterrorismo se acoja toda su agenda y para ello envían curtidos delincuentes con décadas de experiencia en la misma estratagema de supuesta intención de paz, unida por vasos comunicantes con las líneas de acción establecidas en el Plan Estratégico de los terroristas; mientras tanto el gobierno llega a la mesa con negociadores de posiciones ideológicas diferentes.

     Casi todos citados a última hora, sin un plan coherente, sin una agenda precisa, sin el conocimiento suficiente del temario que van a llevar los terroristas a Oslo y La Habana, y sin que existan estudios serios de orden académico, político, sociológico o militar, acerca de cuál ha sido la estrategia precisa de los terroristas, para actuar en consecuencia.

     Sin excepción, los negociadores del gobierno llegan a esta  mesa a respaldar el punto de vista personal y electoral de Juan Manuel Santos, no a desarrollar una estrategia conjunta del Estado colombiano, que debería haber sido construida, a partir de la experiencia de anteriores negociadores, exministros, analistas políticos, militares en retiro, academias militares, universidades y centros de pensamiento político.

     Por lo informado hasta ahora por los medios de comunicación, se infiere que en los acercamientos iniciales primaron el caduco “mamertismo de niño bien”, que desde la primavera de Paris en 1968 circula por las venas de Enriquito Santos, los intereses politiqueros del gavirismo y el samperismo tan cercanos a la casa Santos, la vanidad egocéntrica de Juan Manuel Santos que juega a tres bandas o reelección o Premio Nobel de Paz o Secretaria de la ONU; la calculada labor propagandística del Partido Comunista por medio del Movimiento Bolivariano Clandestino de las Farc, que ahora funge como movimiento político legal con nombre rimbombante, y la eterna desinformación de los colombianos en asuntos de política nacional e internacional.

     Al ritmo con este sainete, metieron baza la dictadura cubana que de promotora del narcoterrorismo en el continente ahora asume la apariencia de mediadora pacifista; la resurrección política de Chávez, la oportunidad para que Correa aparezca como abanderado de la paz, la posibilidad de Noruega para ganar protagonismo mediático o geopolítico, y mucho mas.

     Entretanto, las Farc juegan al engaño del que ya fueron víctimas Humberto De La Calle y Sergio Jaramillo, así como con la seguridad en que de la misma manera, a pesar de su fama de tropero, el general Jorge Mora Rangel que permitió que en San Vicente del Caguán un batallón insigne de infantería colombiana desocupara su sede para que se arriara el pabellón nacional, con  la subsiguiente izada de  un trapo con las insignias de las Farc, esta vez su aparente temple no sea algo más que otra de sus bravuconadas, similares a la del amago de renuncia de todos los generales encabezados por él y por el general Tapias, contra el débil e incapaz presidente Andrés Pastrana, quien en menos de una hora los tranquilizo con frases de cajón en la base de Tolemaida en 1999.

     En síntesis, la única opción que tiene Colombia, para someter a las Farc y concretar la paz en la mesa de negociaciones, es la de las operaciones militares especiales contundentes, similares a las de Jojoy, Reyes, Cano, etc, contra los demás cabecillas, pero claro acompañadas de un plan estratégico de desarrollo socioeconómico en todo el país.

     Esto, para que los ideólogos del Partido Comunista y los cabecillas de las Farc, no tengan mas caldo de cultivo para reclutar nuevos bandidos, ni para que esa macabra sociedad del crimen derivado de la combinación de las formas de lucha, siga con el cuento chino, que la paz se logra cuando se solucionen todos los pedidos de las Farc, según los comunistas armados y desarmados, representantes del pueblo colombiano, al que por contradicción dicen defender pero que en la práctica masacran.

     En ese orden de ideas, la audaz inclusión del nombre de Simón Trinidad entre los negociadores principales, es una más de las miles de baladronadas de las Farc y sus cómplices, que dicho sea de paso, trabajan sincronizados y de manera permanente en pos de sus objetivos…

     Pero, quienes representan a Colombia ni tienen claridad suficiente, ni patriotismo necesario, ni el carácter para encarar el problema. Toda la responsabilidad se traslada a las Fuerzas Militares, que a la postre serán las únicas sacrificadas en este embrollo, al lado del por siempre desconocido pueblo colombiano.

Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

Lea aqui las obras escritas por el coronel Luis Alberto Villamarin

 

 

 

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