Percepción geopolítica de 17 años de la guerra contra el terror

Publicado: 2018-09-23   Clicks: 2548

       Percepción geopolítica de 17 años de la guerra contra el terror

    Como parte de la Octava Jornada Académica del Centro de Geopolítica Colombiana, en conversatorio realizado en la ciudad de Bogotá Colombia, el  21 de septiembre de 2018, elcoronel de la reserva activa del Ejercito Nacional y presidente del Fundación,  efectuó una exposición analítica acerca  de los 17 años acumulados de la política anti-terrorista internacional de la Casa Blanca, denominada  la guerra contra el terror iniciada desde la época de la administración de George W Bush.

    Martes de HorrorEl expositor inició por señalar que el 11 de septiembre de 2001, la dinámica del llamado orden mundial sufrió un sorpresivo giro, cuando 19 terroristas integrantes de la red sunita Al Qaeda, secuestraron cuatro aeronaves comerciales en Estados Unidos para atentar con ellas a manera de misiles artesanales, contra los centros del más alto nivel del poder nacional de la potencia norteamericana. Dos aviones impactaron contra las Torres Gemelas, otro impactó contra el Pentágono en Virginia y el cuarto fue derribado por los pasajeros que de manera corajuda enfrentaron a los terroristas en pleno vuelo y sin saberlo impidieron que fuera estrellado contra la Casa Blanca en Washington.

    Considera el expositor que en 2018, es pertinente hacer una evaluación geopolítica integral a la política de guerra contra el terror, puesto que han transcurrido 17 años desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, y a la vez hace una comparación histórica de sucesos trascendentales en la vida de la Unión Americana, cuya ocurrencia ha diferido por lapsos de más o menos 17 a  18 años, verbigracia:

       La primera guerra internacional de Estados Unidos después de su independencia de Inglaterra  y la posterior anexión de parte del territorio mexicano, fue la guerra contra España  ocurrida en 1898. Coincidencialmente 17 años después, el presidente Woodrow Wilson aceptó enviar tropas estadounidenses a combatir una guerra internacional en territorio europeo, situación que además de incluir a Estados Unidos entre los ganadores de la Primera Guerra Mundial, complementó la potencialidad universal que habían iniciado a consolidar a comienzos del siglo XX con la victoria sobre España y la incursión en el Lejano Oriente desde el teatro de las Filipinas.

     Diecisiete años despúes de haberse inmiscuido en la primera gran guerra europea, inició para Estados Unidos la era Roosevelt en 1933, con el ascenso al poder de Franklin Delano Roosevelt quien gobernó tres periodos e inició un cuarto, lapso durante el cual el país superó las crisis económicas de los años 30, y proyectó a la nación como la potencia más fuerte que haya existido en toda la historia vivida por la humanidad hasta la fecha.

     Por lo tanto, este periodo de Roosevelt también coincide con 17 años contados desde la Gran depresión iniciada en el bienio 1928-1930 hasta el segundo semestre de 1945, cuando Estados Unidos emergió como el principal ganador de la segunda guerra mundial, y se convirtió en el “policía del mundo”.

     Curiosamente hay 17 años de diferencia entre la fecha de la victoria estadounidense en la Segunda Guerra Mundial y el año de 1962, cuando la administración de John F. Kennedy aceptó la   inmersión formal de tropas estadounidenses en la Guerra de Vietnam, contra las fuerzas comunistas indochinas.

         Pero también hay un lapso de 17 años contabilizados desde la inmersión de Estados Unidos en la Guerra Vietnam en 1962, y las sonadas crisis geopolíticas internacionales de 1979, año en que se produjo el triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua alentada por Cuba y la Unión Soviética; la invasión de tropas soviéticas a Afganistán lo cual originó a mediano plazo la multiplicación del yihadismo; y la revolución teocrática de los ayatolás en Irán, que cambió el mapa geoestratégico del Medio Oriente.

    Por otra parte, la historia mundial también totaliza 17 años contados desde el retiro de Vietnam 1974, y la nueva inmersión de Estados Unidos en una guerra internacional, esta vez en la primera guerra del Golfo 1991, destinada a obligar a Saddam Hussein de Irak que desocupara las zonas petrolíferas kuwaitíes ocupadas por sus tropas.

    Asimismo, se pueden contabilizar 17 años desde la Primera Guerra del Golfo en 1991 dirigida por el presidente George Bush padre, hasta el año 2008, cuando los electores estadounidenses votaron por Barack Obama, dando por terminada prácticamente la era Bush en la política de ese país.

    De contera, hay otra coincidencia de trascendencia geopolítica mundial que totaliza 17 años, dentro de la política exterior de Estados Unidos. En 1984 el entonces presidente Ronald Reagan anunció al mundo que su país estaba desarrollando un ambicioso programa de guerra espacial denominado la Guerra de las Estrellas 1984. Diecisiete años después  la gran potencia que había anunciado tener capacidad para defender militarmente el espacio sideral sufrió los demenciales ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001

     Con base en las anteriores precisiones geopolíticas, históricas y de coincidencias cronológicas que podrían ser anecdóticas, pero que indican lapsos definidos para historiar y hacer análisis estratégicos, el conferenciante hizo algunas comparaciones de cómo era la situación geopolítica mundial en 2001 cuando ocurrieron los ataques terroristas del 11 de septiembre y como eses puntos han variado 17 años después en 2018.

    A comienzos del siglo XXI Estados Unidos era el país dominante en el firmamento del poder mundial, pues hacía una década se había caído el Muro de Berlín, se había desintegrado la Unión Soviética, no había otra potencia nuclear que igualara al coloso norteamericano y en esencia las grandes economías giraban alrededor de las acciones comerciales e industriales estadounidenses.

      Por esa época comenzó a hablarse en los entornos geopolíticos de las economías emergentes denominadas BRIC (Brasil-Rusia-India y China), y aunque en realidad China venía inundando el mundo comercial legal e ilegal con productos de mala calidad y baratijas comerciales desde hacía casi dos décadas, la solidez de la economía estadounidense heredada de la era Reagan parecía no tener contrapesos.

     Diecisiete años después, en 2018, Estados Unidos sigue siendo la primera potencia económica y militar del mundo, pero ya las diferencias con sus competidores son cortas y riesgosamente imprevisibles. Rusia y  China dejaron de ser economías emergentes, adquirieron preponderancias en el campo militar, se entrometieron en conflictos regionales, y hoy son verdaderos dolores de cabeza para la política exterior y la seguridad internacional de la Casa Blanca y el Pentágono.

      Rusia desató la guerra en Chechenia, alebrestó el yihadismo en el Caucaso, invadió a Ucrania, terció con violencia en la guerra civil de Siria, auspicia a la teocracia iraní, apoya a los huthíes chiitas en la guerra civil de Yemen, tiene el mas poderoso sistema de espionaje y sabotaje electrónico del mundo, se inmiscuyó en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, y tiene a una punta de lanza en Latinoamérica con las dictaduras cubana, nicaragüense y venezolana.

         Por su parte China llega  a 2018, con la ambiciosa expansión comercial de su nueva ruta de la seda, dueña de una ingente cantidad de bonos de deuda pública del tesoro de Estados Unidos, con una poderosa flota aeronaval que amenaza la estabilidad en el pacífico, se robó un amplió tramo de mar territorial en aguas internacionales donde construyó unas islas artificiales con fines militares, apoya de frente al régimen desafiante de Norcorea y ha declarado la guerra comercial a Estados Unidos en respuesta a las medidas proteccionistas que asumió el presidente Donald Trump.

     Aunque en 2001 había movimientos terroristas islámicos sunitas  que atacaban a Israel u operaban en algunos países europeos, o eran apoyados por Ghadaffy desde Libia para reclamar daños causados por las potencias europeas durante el coloniaje, el grupo terrorista islámico más visible era Hizbolá, creado por la teocracia iraní y asentado como punta de lanza en El Líbano.

     Los organismos de inteligencia tenían información clara acerca de los salafistas que habían combatido en Afganistán contra los soviéticos y los que combatieron en las guerras de los Balcanes a finales del siglo XX pero no percibían que miles de células entrenadas por Osama Bin Laden con la complicidad talibán en Afganistán, estaban en progresiva incrustación en todo el planeta.

    Todo esto pese a los ataques yihadistas contra el USS Cole en Yemen, los atentados contra las embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenya, el derribo del helicóptero en Somalia, y el ataque terrorista de 1993 en los sótanos de los torres gemelas en New York.

      Diecisiete años después de los ataques terroristas a las torres gemelas y en pleno ejercicio de la guerra contra el terror, Hizbolá sigue intacto como milicia paralela de gobierno en El Líbano y es una amenaza permanente para Israel en la región y para los países occidentales en el resto del planeta.

     De remate el yihadismo se multiplicó porque los derrocados talibán de Afganistán se convirtieron en células terroristas; Al Qaeda se diseminó por los cinco continentes y la guerra civil iraquí, augeó el nacimiento del sanguinario Estados Islámico-ISIS.

     A comienzos del siglo XXI, los talibán gobernaban con mano de hierro y mentalidad tiránica en Afganistán, al someter a toda la población a los terroríficos dictados de la ley islámica o Sharia. Reconocidos únicamente por Qatar y por Pakistán, los gobernantes talibán violaban a diario todos los derechos humanos de los afganos y habían tolerado la existencia de múltiples campamentos yihadistas de Al Qaeda, que dirigidos por Osama Bin Laden recibían y entrenaban miles de yihadistas, que luego fueron reenviados a sus países de origen con la tarea de continuar el crecimiento de Al Qaeda (La base).

     Conexión Al QaedaA finales de 2018, los talibán Al Qaeda e Isis siguen incrustados en Afganistán y Pakistán, donde son cobijados y entrenados por el poderoso servicio de inteligencia pakistaní (ISI), al extremo que se han entrometido en la disputa de la estratégica región de Kashemir en disputa entre India y Pakistán, han generado muchas fricciones entre dos países que se odian y poseen armas nucleares, y de paso han llevado el yihadismo a Bangladesh, el Cáucaso y China.

      Por su parte a comienzos de 2001  Arabia Saudita expandía el sunismo extremista mediante el envío de imames extremistas entrenados en escuelas coránicas cerca de La Meca, financiaban la construcción de muchas mezquitas y madrasas en el mundo, e importantes miembros de la realeza saudita jugaban a Dios y al diablo enviando recursos a los yihadistas. Uno de los capturados por los ataques a las torres gemelas confesó tener nexos directos con un príncipe saudita. La respuesta oficial saudita fue que ese sujeto tenía antecedentes psiquiátricos en su país.

      A finales de 2018, Arabia Saudita es el principal comprador de armas a Estados Unidos, es enemigo declarado a muerte de la teocracia iraní, ejerce el liderazgo del entorno sunita, sigue entrenando imames extremistas, financia mezquitas en el mundo, aprovecha su potencial petrolero para manipular sus problemas internos y externos, sigue siendo el socio fundamental de Pakistán, y no demuestra claridad contundente contra los yihadistas.

    Entretanto, el servicio de inteligencia pakistaní (ISI) sigue apoyando yihadistas y generando inestabilidad en la región, gracias entre otras cosas a la ingente cantidad de dinero que recibe de fondos sauditas.

    En 2001, Irán comenzaba a hablar de la necesidad de construir un Arco chiita cercano al Mar Mediterráneo que separara  de Europa a los reinos sunitas del Golfo Pérsico. A finales de 2018, la guerra fría entre Irán y Arabia Saudita, es una cruda realidad de impredecibles consecuencias para los vaivenes geopolíticos del siglo XXI, debido a la enrome cantidad de actores geopolíticos comprometidos en el ajedrez geoestratégico que allí se juega.

    A comienzos del siglo XXI estaba en boga el separatismo checheno con el apoyo de la CIA, pero Putin se impuso por medio de la violencia y la intriga política. A finales de 2018, y luego de sangrientas guerras, la rica región de Chechenia hace parte de la Federación Rusa y en la práctica indica que Estados Unidos perdió aliados en esa región, con la circunstancia agravante que una importante proporción de los chechenos son musulmanes sunitas, y hasta ellos ha llegado la instigación salafista para reclutar y formar terroristas.

     Casi al mismo tiempo Rusia invadió a Ucrania y se apropió de otro territorio muy estratégico para la geoestrategia mundial. A finales de 2018, los ucranianos siguen sometidos por la férula de Putin y no se avizora ninguna solución geopolítica clara para ese problema.

     A comienzos del siglo XXI, nacía la Unión Europea con la ambiciosa propuesta de convertirse en los Estados Unidos de Europa, pero la falta de claridad de todos sus miembros y la moral impositiva del Reino Unido, han impedido que ese sueño sea una realidad. Inclusive, ultraconservadores ingleses convencieron a su electorado que votara por el retiro de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit) y lo lograron.

A comienzos de 2001, Latinoamérica era vista como el patio trasero de la política exterior estadounidense.  A finales de 2018, sigue siendo el patio trasero, razón por la cual algunos países cayeron en el populismo comunista, y en casos específicos como Venezuela y Nicaragua, cayeron en la miseria y la violencia.

     A comienzos de 2001, Norcorea era catalogado por la administración Bush como un estado paria y al mundo se vendía la idea que era un régimen dictatorial sanguinario que puso a pueblo a aguantar hambre, pero que tenía aspiraciones de fabricar armas nucleares. A finales de 2018, Norcorea protegida por China y Rusia, que le han aportado tecnología es una potencia nuclear que amenaza la seguridad de Estados Unidos y Latinoamérica.

     Hechas las anteriores precisiones geopolíticas diferenciadas entre 2001 y 20018, consustanciales y coetáneas con el desarrollo de la política estadounidense de combatir el yihadismo, el coronel Villamarín explicó  ¿Qué es la guerra contra el terror?. En breves palabras y la definió como al autorización que dio el parlamento de Estados Unidos al presidente Bush en 2001 para que las Fuerzas Militares y organismos de seguridad persigan a los yihadistas que desde cualquier lugar del planeta atenten contra los intereses estadounidenses.

     Y agregó que esta autorización se prolongó en el tiempo, al punto que en 17 años han pasado tres presidentes por la Casa Blanca y todos han tenido la misma autorización vigente para actuar contra el terrorismo islámico.

    Cover El cartel Farc (I)Vista en forma autocrítica, la guerra contra el terror comenzó  a desarrollarse en forma equivocada, debido al afán de los “halcones” del pentágono de demostrar supremacía bélica sin verificar las capacidades humanas de los yihadistas para eludir al tecnología y organizar dentro de la población civil bases de apoyo a los terroristas.

    De remate, se cometió el grave error de sobre-extender el frente de batalla en dos países con difíciles condiciones topográficas y geohumanas. En lugar de localizar y destruir todas las redes yihadistas escondidas en Afganistán y protegidas por Pakistán, esta búsqueda que era apoyada por la OTAN pasó a segundo plano y se priorizó una innecesaria incursión a Irak, que terminó por llevar a ese país a una guerra civil, trasladar células de Al qaeda a combatir allí contra Estados Unidos, aumentar el reclutamiento yihadista, multiplicar la supuesta invencibilidad de  Osama Bin Laden, dar paso al surgimiento de ISIS y agravar la crisis del Medio Oriente y Norte de África, luego de la Primavera Arabe.

    No obstante, que al incursión de la Otan encabezada por Estados Unidos en Afganistán condujo al derrumbe del régimen talibán, lo cierto es que el yihadismo se multiplicó en el Asia central y se expandió a los cinco continentes.

    Debido a la doble moral del gobierno pakistaní, cuyo poderoso servicio de inteligencia (ISI) protegía a Osama Bin Laden dentro de una enorme instalación militar, el gobierno de Estados Unidos se vio forzado a actuar en territorio de un supuesto aliado y sin su consentimiento efectuar la más audaz de las operaciones aeroterrestres contra yihadistas que hasta la fecha hayan realizado las fuerzas especiales de ese país, hasta localizar y dar de baja al terrorista declarado por la casa Blanca como el delincuente más buscado del mundo.

    Lo crítico del asunto, es que después del ruido mediático desatado luego de la muerte de Osama Bin Laden, ni el gobierno de Estados Unidos dejó de enviar apoyo financiero a Islamabad para supuestamente luchar contra el terrorismo, ni se ven resultados concretos de las Fuerzas Militares pakistaníes para desarticular células yihadistas. De remate ISIS se trasladó de Irak y Siria hacia esa zona, los talibán controlan gran parte de Afganistán dirigidos desde Pakistán, Estados Unidos retiró las tropas de Irak y Afganistán pero forzado por las circunstancias ha debido reenviar cada vez mayor cantidad de asesores y en contraste los atentados terroristas se multiplican en la región.

    Primavera Arabe La Primavera Arabe, surgida por una multiplicidad de factores geopolíticos, condujo a la caida de los regímenes totalitarios en Túnez, Egipto, Libia y Yemen además de incendiar una interminable y sangrienta guerra civil en Siria. En Egipto, los radicales islamistas Hermanos Musulmanes accedieron al poder, lo cual obligó a la CIA a promover un golpe de Estado, cuya consecuencia inmediata fue el aumento de yihadistas en Egipto y su vecindario.

    Entretanto, y como consecuencia de las guerras civiles en Siria e Irak, exintegrantes del derrocado ejército sunita de Sadam Hussein se unieron con yihadistas y crearon un Califato extremista protegido por las células de ISIS, proveniente de todos los continentes. De manera increíble y a pesar de tener el apoyo tecnológico de Estados Unidos en Irak y de Rusia en Siria, los ejércitos de esos dos países pasaron muchas dificultades a lo largo de varios meses para sacar a los terroristas de sus fortificaciones clandestinas en Mosul (Irak) y Raqa en Siria.

     En la medida que creció ISIS y algunas células de Al Qaeda se incrustaron en territorios de origen de quienes entrenó Bin Laden en Afganistán, se multiplicaron audaces ataques  yihadistas en Europa Occidental, Rusia, Norte América y Australia, mediante métodos no convencionales como apuñalar policías o civiles, disparar contra civiles, explotar hombres bomba en lugares concurridos, derribar aviones comerciales con explosivos, arremeter con vehículos contra peatones, etc.

     A la par con las guerras civiles y la violencia yihadista se incrementó el flujo de migraciones masivas con células yihadistas incluidas, acrecentando el drama de refugiados, el odio contra occidente y los riesgos de nuevas y más audaces acciones yihadistas en los países que en contraste reciben y ayudan a esos desplazados; máxime que la Unión Europea y Estados Unidos han endurecido regulaciones migratorias al respecto.

    Narcoterrorismo la guerra del nuevo sigloA lo largo de los 17 años de la guerra contra el terror, ha sido evidente por parte de la conducta de los terroristas, la gravitación conductual alrededor del triángulo fatal compuesto por el Narcotráfico el Lavado de dinero- y el tráfico de  Armas. No hay una sola agrupación terrorista, sea de filiación comunista o islámica, que no gravite alrededor de estos tres aspectos.

    Pese a la intención estratégica inicial de la estrategia para la victoria propuesta por George Bush para combatir la guerra contra el terror, basta con mirar un mapamundi con la ubicación de los focos yihadistas diseminados por los cinco continentes, para deducir que así como Estados Unidos incrementó los medios tecnológicos para atacar con alta precisión campos yihadistas, entre tanto los yihadistas desarrollaron su plan estratégico y actividades tácticas diseminándose en muchas partes y actuando al mismo tiempo, para dar al apariencia de control geopolítico generalizado.

    Indudablemente las técnicas de batalla aeroterrestre han sido efectivas y han reducido riegos de tropas navegando por el terreno sin información exacta, pero  ha sido insuficiente acción diplomática para comprometer a todos los países afectados, pues los conflictos regionales o diferencias por problemas de orden geopolítico impiden que haya coordinación concreta entre los afectados, lo cual favorece a los yihadistas, porque no hay canales efectivos de envío de información procesada de inteligencia para coadyuvar a un potencial afectado.

    En 2001, había algunas luces para desentrañar la complejidad del conflicto árabe israelí, pero las guerras civiles derivadas de la invasión de Estados Unidos a Irak y de la Primavera Arabe, ha dado mas sombras al proceso porque de manera razonable, Israel alega que es imposible que exista un naciente Estado palestino, mientras el vecindario esté asolado por el yihadismo y mientras persistan sectores palestinos asociados con Hizbolá e Irán, empecinados en desaparecer de la faz del planeta al odiado enemigo sionista.

Pese al empleo y utilización en todo el sentido de la palabra de los guerreros kurdos  en favor de los intereses anti yihadistas, la verdad es que el problema kurdo continúa latente y en medio de la complejidad de intereses geopolíticos locales y regionales. Todo indica que el problema se complicará con el paso de los años y generará nuevas guerras.

     Además de la complejidad de Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, en esta misma región Filipinas con una larga trayectoria de conflictos civiles, guerras y violencia Filipinas es otro foco de yihadismo, en un momento en que es gobernado por un autócrata sin escrúpulos, lo cual es combustible para el incendio. Filipinas no vislumbra nada positivo en favor de la guerra contra el yihadismo

     Las guerras civiles en Libia, Siria y Yemen, polarizan cada dia mas a chiitas y sunitas, e incrementan la intervención soterrada de las potencias. Entretanto los yihadistas encuentran caldo de cultivo para reclutar terroristas sunitas, mientras Hizbolá e Irán acrecientan la cantidad de integrantes en sus milicias chiitas, al mismo tiempo que Irán reinicia su proyecto nuclear, supuestamente suspendido luego de un pacto apadrinado por Barack Obama.

Al término de la exposición, el coronel Villamarín presentó las siguientes conclusiones:

      1. La guerra contra el terror encabezada por Estados Unidos ha sido efectiva pero insuficiente. Ha minimizado el problema pero no lo ha resuelto.

        2. Hay una evidente ausencia de compromiso internacional coordinado entre los cuerpos diplomáticos y las agencias de seguridad de los países afectados, situación que de paso facilita el camino a los yihadistas.

      3. Es innegable que el desconocimiento de la esencia geopolítica del problema del terrorismo internacional, que con excepción de Israel, es una constante entre los funcionarios oficiales y los cuerpos diplomáticos de los países afectados por el yihadismo.

         4.  Está comprobado a lo largo de la historia que las soluciones a los problemas geopolíticos son temporales y con el paso de los años  traerán otros problemas a mediano y largo plazo.

        5.  Sin que  la inmersión en la guerra contra el terror, sea la razón específica para que Estados Unidos haya perdido la preeminencia geopolítica que poseía a comienzos del siglo XXI, si es cierto que el manejo acomodado de China y Rusia a los problemas geopolíticos, ha sido decisorio en este proceso.

        6.  Respecto a ¿Cómo afecta a Colombia la incompleta acción de la guerra contra el terror?, el expositor afirmó que la dinámica del orden mundial es como una máquina colmada de piñones, en la que si un solo piñón no engrana bien, el resto de la maquinaria funcionará mal.

     Al existir comunidades musulmanas en los límites con Venezuela y en las Antillas, es altamente probable que los odios entre chiitas y sunitas se multipliquen en este territorio, con la circunstancia agravante, que en Colombia hay propiedades judías que podrían ser blancos de atajes yihadistas de cualquiera de las dos líneas.

      Los colombianos que viajan como turistas o viven en países afectados por el yihadismo, también pueden ser víctimas de los ataques terroristas.

     El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es especialista en defensa nacional, estrategia y geopolítica. Autor de 36 libros y mas de 1600 artículos de su especialidad es de lejos uno de los hispanoparlantes que mas  ha estudiado y que mejor conoce la dinámica de las formas de terrorismo internacional actuales. Terrorismo islámico y terrorismo comunista.

      

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