Editorial N° 40 Por intransferible responsabilidad de partidos políticos y congreso de la República,
Colombia carece de objetivos nacionales y políticas de Estado.
Por ende, tampoco hay Ley orgánica de Defensa y seguridad nacional. Desgracias no vienen solas. Desde 1991 han rotado por ministerio de Defensa, profesionales nombrados a conveniencia del gobernante de turno, desconocedores del tema, alejados de realidad nacional, pero, casi todos convencidos que alcanzaron un trampolín presidencial.
Ausencia de políticas de Estado, falta de idoneidad e incompetencia profesional de sucesivos ministros de Defensa, hizo metástasis con Iván Velásquez Gómez, nombrado intencionalmente por Gustavo Petro, para que con sesgo ideologizado antimilitar, creencias marxistas y odio contra la iniciativa privada, le ayude a destruir la institucionalidad, promoviendo necesario caos político interno. Hechos hablan solos.
Fuerza Aérea en tierra, porque Petro busca premio Nobel de paz, no quiere actualizar capacidad de combate, e instrumentaliza guerra Israel-Hamás. Helicópteros rusos MI17 de apoyo a operaciones militares, paralizados porque al parecer referido dúo, pretende maniatar capacidad estatal de combate contra terroristas.
Problemas logísticos para mantenimiento y actualización de equipos tecnológicos y fusiles, porque para Petro y cómplices continentales del socialismo del siglo XXI, es rentable legitimar a Hamás con otra versión del drama humanitario en Gaza.
Entretanto, en lugar de cumplir deberes impuestos por la constitución y las leyes colombianas, partidos políticos y congreso encarnizados en rapiña de contratos, clientelismo, corruptelas y candidatos para el 2026, Manipuladores azuzan e incitan que altos mandos militares se manifiesten contra el gobernante, mientras, miles de instrumentalizados usuarios de redes sociales replican esas exigencias o descalifican idoneidad profesional y moral de algunos generales de la república. Seamos claros: Colombianos debemos reclamar por tan grave situación, a partidos políticos, congresistas, y organismos de control.
Con vehemencia y sin consentir disculpas marrulleras, por graves fallas derivadas de inexistentes objetivos y políticas de Estado, para la seguridad y defensa nacionales.
Ni policías ni soldados eligieron a Petro. Tampoco son responsables, que no haya oposición política seria, ni mucho menos que sobreabunden empresas comerciales de votos y no instituciones constructoras de democracia, bienestar, seguridad y desarrollo.
La misión del Ejército, es defender la soberanía, la independencia y la integridad territorial; proteger a la población civil y los recursos privados y estatales, en aras de preservar el orden constitucional de la nación.
Exijamos a quienes deben actuar, pero están sacando provechos personales de la grave crisis. No ahondemos el problema, trasladando responsabilidades que no corresponden a los mandos militares. Les habló Luis Alberto Villamarín Pulido
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