El Comercio Indicador de las Nuevas Economías

Publicado: 1987-10-04   Clicks: 2078

              Análisis del Conflicto Colombiano              

            Capitán Luis Alberto Villamarín Pulido

      Publicado en la Revista Avante de Ingenieros Militares  el 4 de octubre de 1987

 

      Para grandes y chicos el manejo interno de las economías se ha convertido en piedra angular de la proyección de sus gobiernos. Ningún Estado es ajeno al grave problema del desempleo, o la recesión económica. En el ámbito del comercio, la industria y las finanzas, se hacen toda clase de análisis tendientes a establecer doctrina para salir del cuello de botella, pero ella no se ha podido concretar.

     El comercio depende de la industria. Antes las grandes empresas manejaban ampliamente el vaivén de los flujos laborales, en razón a su poder directo sobre los movimientos comerciales.

Hoy la microempresa ha cambiado de concepto. Cobra auge la creación de nuevos empleos, el crecimiento económico con menores tasas de interés y reducción de los porcentajes de inflación en los campos de transporte, el servicio público, las finanzas, las comunicaciones,  los  seguros y el comercio.

A nivel mundial la sobrevaloración del dólar ha ocasionado un asombroso déficit comercial en Estados Unidos, obligándolos a trazar estrategias de acción directa para que los programas proteccionistas y de bienestar social no redunden en permanente dependencia del Estado por parte de los gobernados.

      La industria y el comercio, al igual que las obras de desarrollo, exigen el tratamiento procesal de la administración: dirección, planeación, ejecución, supervisión y control de calidad. Jamás se podrían esperar resultados positivos en empresas que no sigan los pasos correctos dentro de la teoría administrativa.

      En este campo las naciones altamente industrializadas llevan estadísticas impactantes: hacen cálculos del comercio a gran y pequeña escala, con base en la actual tasa de nacimientos y en la potencialidad económica de la población dentro de dos o tres décadas, concluyendo que la programación de proyectos, es vital en los planes de desarrollo de las naciones más atrasadas.

     Los retos de la cibernética y alta tecnología son tan espectaculares que parecen opacar la capacidad manual del hombre. El nivel de funcionamiento en ocasiones ensombrece sus capacidades físicas.

     Por ello se necesitan sistemas ágiles y flexibles del binomio producción-mercadeo, para fusionar la alta tecnología con métodos fabriles artesanales.

     Pero, las grandes concepciones requieren minucia en su ejecución. Las estrategias directas implicar la revisión sustancial del proceso productivo para provocar ajustes ascendentes en el comercio, sin incurrir en la inundación desmedida o la inutilidad de los productos.

     No puede haber ruedas sueltas  en este proceso. La educación del futuro trabajador urge la orientación adecuada, para que su desempeño social encuadre dentro de las políticas económicas del Estado, que desde luego no pueden ser de cuatrienios sino a largo plazo.

     En anteriores escritos hemos recalcado la importancia de la microempresa y la necesidad del retorno al campo para abrir nuevos horizontes a la economía colombiana. No son presunciones aventuradas. Es el resumen de cotejar y analizar los excelentes resultados de su amplia cobertura en otras sociedades.

      La agricultura por si misma genera multiplicidad de empleos desprendidos de la explotación de la tierra y los flujos comerciales. Pero para que hayan niveles ideales de acción, se necesita hacer un alto en el camino para determinar metas por alcanzar no inferiores a una década.

     A mediados de los años sesenta nació el proteccionismo de los gobiernos con las empresas fabriles y comerciales en varios países. Es una medida de corte liberal orientada a aliviar o resolver internamente los problemas derivados del desempleo, la decadencia industrial, la restricción a las importaciones y el subsidio a las exportaciones, para asó evitar fluctuaciones excesivas producto de la sobrevaloración del patrón monetario internacional y desde luego, estabilizar la propia economía.

     En ese orden de ideas, las guerras intestinas de los países del Tercer Mundo se reflejan en sus economías. Los atentados terroristas contra los oleoductos, la destrucción de puentes, el derribamiento de torres eléctricas causan caos económico. Como consecuencia de la recesión puede crecer el contrabando, los productos nacionales  se encarecen y la inflación se expande, lo cual infiere que la intimidación del terrorismo comunista apunta a ganar la guerra económica al mundo libre.

    Por ende, urge que los gobiernos democráticos planeen, programen y controlen métodos comerciales mas justos que libres. Con precisión, organización y orden prevaleciente, para contrarrestar la inundación de productos en los mercados, ligados a políticas claras de préstamos para desarrollo con incentivos y manejables para la pequeña y mediana industria.

     Ejecutar estrategias tan ambiciosas, obliga a diseñar tácticas sencillas que comprometan a cada industrial y comerciante con el convencimiento que la sobrevaloración de la moneda de un país equivale a subsidiar importaciones y penalizar las importaciones.

      Debido al flagelo subversivo Colombia podría ingresar en esa órbita coligada con la fuga de capitales, el narcotráfico y el mercado negro de dólares. Y a esto se añade la inexperiencia colombiana en programar y ejecutar estrategias a largo plazo.

     Países como Alemania, Taiwán, Corea del Sur, han salido adelante, gracias a la dedicación de sus pobladores para cumplir los objetivos de la estrategia. A ello suman la reciente industrialización que incrementó su producto interno, la superproducción industrial y la exportación de manufacturas copando los mercados más activos y conformando poderosas organizaciones comerciales multilaterales.

     Entonces, los grandes retos exigen soluciones similares. La idea de comercios multilaterales es pródiga en cooperación mutua y estímulo al consumo interno, porque evita superávit productivo que inunde mercados y regula las complejas reglas de oferta y demanda.

     Las autopistas de información facilitan el auge de la programación global. El comercio es punto central en ese esquema de azarosa industrialización, cuando es mas necesario que nunca estabilizar la relación triangular producción-costo-beneficio y aliviar los daños causados por prácticas injustas como la inundación de productos a precios inequitativos.

     Aunque la producción automatizada es incapaz de realizar pulimentos estéticos la demanda masiva cambió calidad por cantidad y urgencia cercana al consumo. Este y otros temas son recurrentes en la historia moderna de la industrialización. Por ejemplo, el tamaño del Estado incide en las finanzas. La ideología de corte liberal pide un estado grande que controle los vaivenes y estimule el flujo comercial sobre el precepto que la propiedad privada debe existir al servicio de la sociedad en general.

     Entretanto el socialismo inspira un Estado unívoco, autoritario, totalitario y férreo, que súper controla el comercio, la industria y las finanzas, mediante un sistema de gobierno en el que el hombre pierde la libre iniciativa sometido a directrices estatales con total inoperancia de sus capacidades productivas.

     Las contradicciones nacidas de los dos sistemas económicos aportan generosas enseñanzas a los economistas para que tracen las proyecciones. Se busca gobernar países modernos y dinámicos. Se hacen revisiones a las políticas salariales, pero el proceso aún no es perfecto.

     El comercio fue la primera forma económica organizada de la antigüedad. Inició con el trueque, transitó por diversas etapas, hasta llegar al avanzado campo de la computación manejada por el hombre. El comercio originó la revolución industrial y sirvió para que años mas tarde el marxismo-leninismo dividiera la humanidad en dos clases sociales.

      Así la guerra revolucionaria comunista contra el mundo libre contempla amplias áreas de influencia. Todos los métodos son útiles y valederos para los marxistas. No hay barreras éticas o morales que impidan su ambicioso empuje o el apetitoso deseo de universalizar la dictadura del proletariado.

    Los objetivos de esta guerra contra el mundo libre son sicológicos, políticos, económicos y militares. El aparato político de la subversión armada maneja con habilidosa pericia la situación, tergiversando la finalidad de los propósitos, con amañada estrategias que disfrazan su objetivo central. Si los comunistas hablan de paz en realidad buscan cualificar su proceso de guerra.

     Conocedores de la fuerza que tiene entre la población civil el sistema de comercio capitalista, las guerrillas comunistas no escatiman esfuerzos para torpedearlo e incrementar el descontento social con velados argumentos.

    El reto para los financistas occidentales es de grandes proporciones y el resultado dependerá de las decisiones que se tomen y la oportunidad con que se actúe, para contrarrestar los ataques contra el capitalismo y las democracias.

     Estrategias nuevas, dinámicas ágiles y oportunas, harán del comercio el principal indicador de las nuevas economías. Pero este no solo es la esperanza del Tercer Mundo para salir del subdesarrollo. El campo es la esperanza para América Latina. Inclusive los ecologistas catalogan este continente como la esperanza alimentaria del planeta.

Mientras tanto las cooperativas y las microempresas constituyen herramientas adecuadas para solucionar problemas básicos de comunidades desfavorecidas, que por su contextura pueden ser caldo de cultivo para la subversión.

Es necesario organizar la comunidad desde la vereda hasta la gran nación para producir alimentos con estrategias diseñadas a largo plazo. Falta una institución o una persona que rubrique el proyecto de hacer más productivo el terreno y un modo de vida mas justo para los colombianos.

     Es inconcebible que en pleno siglo XX haya personas que viven en niveles de atraso  similares a los padecidos por muchos habitantes del  planeta durante la época medieval.

     En conclusión, el comercio es la tabla de salvación, siempre y cuando se programe y se relacione con la microempresa, el cooperativismo, el retorno al campo y la improrrogable organización comunitaria.

     Bibliografía

  1. Revista Perspectivas Económicas No. 54, Comercio Internacional Nuevas Orientaciones, página 3.
  2. Dominick Salvatore, Fuentes de Nuevo Proteccionismo.
  3. Clayton Geutter, Igualdad de derecho a los mercados.
  4. Harold Malongren, Negociación de las Reglas Internacionales para el Comercio.
  5. Lugar, Richard, Equilibrio del comercio libre y el proteccionismo.
  6. Ruiz Novoa Alberto, El Subdesarrollo es un estado mental.
  7. Landazábal Reyes Fernando, Conflicto Social.

 

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