Muerte de Osama Bin Laden en Pakistán ratifica teoría de combatir la fuente de la agresión

Publicado: 2011-05-09   Clicks: 3307

 

      Análisis del terrorismo internacional

     La muerte de Osama Bin Laden tras una sorpresiva operación aeroterrestre lanzada desde Afganistán hasta 120 millas adentro del territorio pakistaní, puso una vez más en primer plano, la teoría de la Defensa Activa en el escenario geoestratégico mundial, la diplomacia, la doctrina militar antiterrorista y el entorno político internacional.

    Asimismo, resaltó la trascendencia de efectuar operaciones tácticas de connotaciones político-estratégicas contra santuarios terroristas protegidos por gobiernos que dicen ser amigos, pero que con actos solapados y diplomacia hipócrita, constituyen la fuente de la agresión.

     Producto de una sincronizada labor de inteligencia estratégica sobre los planes globales de Al Qaeda, inteligencia táctica sobre el modus operandi del círculo cercano de Osama Bin Laden; e inteligencia técnica con satélites, aerofotografías y dispositivos electrónicos; en 40 minutos un grupo de Fuerzas Especiales de los Navy-SEAL desembarcó sobre el objetivo, dio de baja al terrorista, extrajo el cadáver del lugar y recuperó los computadores, discos duros, archivos electrónicos y otros documentos del enemigo No. 1 de Estados Unidos.

     No obstante el alborozo que la noticia generó entre los habitantes de Estados Unidos, algunos asuntos ambivalentes, relacionados con la información pública en torno a la contundente operación, generaron especulaciones, y suspicacias mediáticas.

    A esto se sumaron críticas posiciones de mandatarios antiyanquis, como Chávez, Correa y Evo Morales, quienes cobijan terroristas dentro de sus países y por razones obvias, se oponen a la praxis de la Defensa Activa, cuando el Estado agredido no cuenta con la solidaridad y apoyo del país donde se refugian los terroristas, y por ende, no le queda otra opción que atacar el santuario terrorista con base en la sorpresa y el secreto.

     Igual que en el caso de la muerte de Raúl Reyes en Ecuador, donde vivía con la plena y consciente complicidad del presidente ecuatoriano Rafael Correa; Osama Bin Laden vivía en Pakistán con la venia de funcionarios de los servicios de inteligencia, y desde su cómodo escondite dirigía la estrategia integral de más de 150.000 células durmientes de Al Qaeda diseminadas en 65 países del mundo.

     En consecuencia, si los computadores de Raúl Reyes desataron tormentas diplomáticas en el hemisferio latinoamericano, es previsible que los computadores, memorias electrónicas, videos, documentos y fotografías de Osama Bin Laden generen fuertes roces frente a los intereses de Israel y Estados Unidos en el Medio Oriente, el Norte del África, el Asia Meridional y el Asia Central, debido a que desenmascararán a los cómplices de Al Qaeda y su modus operandi.

     Trasiego de la teoría de la Defensa Activa

    La Defensa Activa es una línea político-estratégica de acción ofensiva, concebida dentro del esquema de Defensa y Seguridad Nacional propio o en apoyo de un aliado, para anticiparse  a un ataque de un potencial agresor, o para golpear centros de comando y control enemigos, destruir sus elementos de maniobra, inutilizar la Fuerza Aérea en tierra; o dentro de la lucha contra el narcoterrorismo, golpear santuarios terroristas y dar de baja a sus cabecillas protegidos por gobiernos con ideologías afines a los extremistas.

    En operaciones de guerra regular, la Defensa Activa pretende privar al enemigo de los recursos necesarios para el combate tales como la capacidad aérea, el fuego de artillería o los depósitos de abastecimientos. Y en operaciones de guerra irregular o de contraguerrillas, busca eliminar a los cabecillas de los grupos terroristas, para desarticularles el comando y control, y propiciar la desmovilización de las cuadrillas.

     Así lo hizo Estados Unidos para mantener la integridad territorial y la seguridad de sus ciudadanos,  al sacar tropas del continente americano para llevarlas a combatir y ganar dos guerras mundiales en el teatro de operaciones europeo.

     Con base en esa experiencia, desde su nacimiento como Estado independiente, Israel  ha recurrido a la teoría y praxis de la Defensa Activa, al atacar la fuente de la agresión, definida en Fuerzas Regulares de hostiles Estados musulmanes vecinos, o de terroristas islámicos financiados por gobiernos antiyanquis, algunos jeques petroleros y falsas organizaciones humanitarias.

   A diferencia de las desgastantes experiencias de tropas estadounidenses en Vietnam, Corea, Centroamérica, Irak y Afganistán, o de intervenciones sostenidas de la CIA en lugares de importancia geopolítica para los intereses norteamericanos; Israel ha perfeccionado las técnicas de comandos aeroterrestres entrenados para conducir sorpresivas operaciones contra inminentes agresores; catalogadas por sus dirigentes como acciones válidas de autodefensa para prevenir males mayores contra la nación judía.

    Como resultado de esto Israel es referente en operaciones de inteligencia contraterrorista y operaciones de Defensa Activa. Su historia militar acumula cientos de operaciones especiales en la Franja de Gaza, en Cisjordania, o en países vecinos contra células terroristas o planes bélicos de sectores hostiles dentro de la comunidad árabe, que no aceptan la existencia del Estado israelí en el Medio Oriente. Ni siquiera en el planeta.

    Por ejemplo, el bombardeo preventivo contra Egipto y Siria en 1967, para inutilizarles en tierra su poderío aéreo, antes que lanzaran la guerra de los Seis Días y la Operación Entebbe realizada en Uganda en 1976, son dos acciones emblemáticas de Defensa Activa.

    Mediante una cinematográfica incursión aeroterrestre realizada a miles de kilómetros de su país, comandos israelíes apoyados por agentes del servicio de inteligencia conocido como El Moshad, rescataron sanas y salvas a más de un centenar de personas que habían sido secuestradas por terroristas palestinos en un vuelo aéreo y luego llevadas a Uganda, donde los secuestradores contaban con la complicidad del gobierno dictatorial de Idi Amín Dadá.

   Estimulado por la experiencia israelí, en 1979 el gobierno de Jimmy Carter ordenó el fallido rescate de varias decenas de ciudadanos estadounidenses secuestrados por fundamentalistas shiítas en la sede de la embajada norteamericana en Teherán.

   Tal fiasco obligó a estrategas y científicos a pensar en otros métodos operacionales para actuar sobre objetivos de alto valor y los refinados medios tecnológicos y logísticos para realizar cinematográficas misiones de comandos frente a la amenaza narcoterrorista, con alto riesgo para sus vidas y para la estabilidad de la paz en el mundo.

    Como primer ensayo de la nueva estrategia, cuatro años más tarde, en 1983 Ronald Reagan ordenó una operación especial en la isla de Grenada en el Caribe, con el propósito de deponer a un gobierno títere de la dictadura cubana.

    Por su parte, en 1982 las Fuerzas de Defensa Israelíes atacaron objetivos de retaliación y objetivos de oportunidad en territorio libanés, donde terroristas de Hizbolá financiados por el gobierno iraní, asentaron las bases de apoyo a la Organización para la Liberación Palestina dirigida por Yasser Arafat para atacar a Israel.

    Empero, los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y los subsiguientes en Madrid y Londres, pusieron una vez mas de manifiesto que la agresión de de Al Qaeda contra Occidente no es parcial ni circunstancial, sino que  es total y la desarrollan células fanatizadas dispersas en 65 países.

    La guerra de una coalición internacional en Afganistán para deponer el régimen dictatorial talibán y atacar la fuente de la agresión dirigida por Al Qaeda, fue el primer paso de Defensa Activa, dado por la Otán en su conjunto para combatir al terrorismo internacional en sus guaridas principales.

    Con base en esos criterios y debido a la nula cooperación del gobierno ecuatoriano de Rafael Correa para combatir el terrorismo comunista en Latinoamérica, en marzo de 2008 tropas colombianas efectuaron una milimétrica incursión con bombardeo de ablandamiento sobre una guarida de las Farc en territorio ecuatoriano y dieron de baja al terrorista Raúl Reyes.

   Ofendido porque el presidente Uribe no le avisó de la operación, para que él hubiera traicionado a Colombia y advertido a los terroristas que se fueran de allí; Rafael Correa rompió relaciones diplomáticas y tergiversó el asunto, con el argumento que no fue un ataque contra las Farc sino una agresión contra la soberanía Ecuador, discurso que aún sostiene para evitar que la evolución de los hechos lo conduzca ante la Corte Penal Internacional o una corte Federal de Estados Unidos, por apoyar grupos terroristas.

    En síntesis, en todos los casos de operaciones de Defensa Activa, juegan papel importante la inteligencia estratégica y la voluntad política de los gobiernos agredidos por el terrorismo o sus enemigos naturales.

    Todas las acciones de Defensa Activa son producto de pacientes labores de búsqueda y proceso de la información, acopio de datos, manejo de informantes, conocimiento de las fortalezas y debilidades del adversario; refinado nivel de entrenamiento de las tropas ejecutantes y disposición de la más alta tecnología bélica del momento.

   Por esas y otras razones más, el tema de la Defensa Activa es discutido y analizado con lupa en los centros de estudios estratégicos y las altas consejerías gubernamentales.

  Sus decisiones y acciones bélicas van más allá de los efectos normales de operaciones regulares contra enemigos actuales o potenciales, debido a que contienen connotaciones político-estratégicas internacionales y pueden poner en vilo la estabilidad de la paz en el región afectada, el hemisferio o el mundo, de acuerdo con los intereses que afecten, como en el caso particular de la muerte de Osama Bin Laden en la frágil paz del Asia Central y el Asia Meridional con extensión del narcoterrorismo contra la civilización occidental.

    Liderazgo político y efectividad militar

    Toda operación ofensiva de Fuerzas Especiales contra la fuente de la agresión dentro del marco de la Defensa Activa, alcanza nivel político-estratégico, y, configura el más alto reto para la concepción de defensa y seguridad nacional  para cualquier gobernante y sus Fuerzas Militares. En todos los casos, el liderazgo de unos y otros es puesto a prueba.

    Si aciertan pasan a la historia como líderes con visión superior. Pero si fallan,  son y serán referente histórico negativo por muchos años. A la soledad del mando, en la era de las comunicaciones se suma la incidencia mediática, que no solo publica los hechos al instante de haber sucedido, sino que especula, critica y cuestiona todos los detalles de la operación.

    A ello se suma con negativa incidencia, la reacción política y marrullera de gobernantes desleales, que además de cobijar a los terroristas, fingen dignidad de vitrina y se escudan en la normatividad legal internacional, para camuflar el pecado que los acusa por la complicidad con los terroristas, y el eventual envío ante tribunales de justicia internacional.

     Con argucias, estos gobernantes trasladan la responsabilidad de los hechos a quien en uso del legítimo derecho de la defensa, actúo para evitar que los enemigos de su país siguieran el curso de un complot.

    Tal es la semejanza de sucedido con la muerte de Raúl Reyes en Ecuador y la de Osama Bin Laden en Pakistán: En ambos casos los respectivos gobiernos ocultan a los terroristas, pero de dientes para afuera, aparentan cooperar en la lucha contra el narcoterrorismo.

    Por estas razones Álvaro Uribe y Barack Obama repuntaron en popularidad. Con serenidad y firmeza, ratificaron ante el mundo que los objetivos e intereses nacionales están por encima de las buenas relaciones diplomáticas, derivadas de la hipocresía y la felonía de quienes se alían de manera subrepticia con los enemigos del país.

    Tanto en el bombardeo a Raúl Reyes como en el desembarco helicoportado sobre la mansión de Bin Laden, pesaban dos fracasos político-estratégicos anteriores, que por aparte, ponían en vilo la gobernabilidad de Uribe y Obama. En Colombia había fallado el intento de rescatar unos secuestrados en poder de las Farc Antioquia y en Estados Unidos pesaba el dramático recuerdo de la caída del helicóptero Black Hawk en Somalia.

     Ambas decisiones eran de vida o muerte. Por ende, demandaban liderazgo político y efectividad militar, acumulación de voluntad y decisión con base en criterios que deberían ser permanentes, diseñados por una escuela de pensamiento geopolítico, una línea de conducta estratégica operacional, claridad en los conceptos de defensa nacional, visión estratégica global y habilidad táctica en el lugar del combate.

    No es gratuito alcanzar objetivos tan importantes y tan trascendentales para la supervivencia de los Estados agredidos por el narcoterrorismo. Es el resultado de un estructurado trabajo en equipo.

    Las dos operaciones comparadas son el reflejo del intenso, estricto y exigente  entrenamiento de las Fuerzas Especiales rurales de Colombia y los Navy-Seals de Estados Unidos.

    Hasta el punto que el Team-6, unidad que realizó la exitosa operación contra Bin Laden, es un grupo del que muy pocas personas conocen sus identidades y lugares de residencia y que a pesar de la presión mediática de Correa para conocer los detalles de la Operación Fénix con el propósito de entregarlos a sus socios de las Farc, se conserva lo esencial del secreto de la operación.

      Conocimiento del Plan Estratégico del grupo terrorista

     Con la inmersión en el narcotráfico de los grupos terroristas Farc, Al Qaeda, Eta, e Ira, las acciones de terrorismo aislado pasaron  a segundo plano, mientras que el narcoterrorismo se convirtió en la guerra del nuevo siglo, con la característica conexa que islamistas radicales y grupos armados marxistas desarrollan  tácticas y estrategias de guerra irregular, para instaurar sistemas totalitarios, enemigos irreconciliables de la democracia y el capitalismo simbolizado por Estados Unidos.

    En ese orden de ideas, después del 11 de septiembre de 2001, las acciones de todo grupo narcoterrorista contemporáneo ubican la guerra revolucionaria en el nivel político-estratégico, debido a que atacan la retaguardia estratégica de los Estados afectados, golpean objetivos sensibles para la vida nacional e internacional, y causan impacto mediático para presionar al gobierno atacado a ceder a sus pretensiones.

     En conclusión, las acciones terroristas son interdependientes con un plan preconcebido para operar en diferentes ambientes, reemplazar cabecillas muertos y ganar legitimidad política.

      Al Qaeda lo denomina Bojinka. Y las Farc lo llaman el Plan Estratégico. Para el efecto, las dos organizaciones terroristas gravitan su accionar en torno al narcotráfico, tráfico de armas y lavado de activos.

     Y, cuentan con la complicidad de  gobiernos antiyanquis y organizaciones no gubernamentales de aparente carácter humanitario, o de supuesta independencia político-ideológica, que en realidad son organismos de fachada para legitimar el terrorismo a largo plazo y financiar las acciones violentas de las células narcoterroristas.

    Por lo tanto, los objetivos de  retaliación o de oportunidad determinados en acciones de Defensa Activa, apuntan a desarticular el Plan Estratégico del adversario al propinarle golpes tácticos de connotaciones político-estratégicas.

    Desde luego, este tipo de acciones producen escozor a quienes ven afectados a sus cómplices o experimentan retrocesos prácticos en el desarrollo de los proyectos complementarios e integrales con el plan estratégico de los terroristas.

    Por esa razón el Foro de Sao Paulo invoca de manera permanente la necesidad de la paz en Colombia con la consecuente legitimación de las Farc; y, los “pacifistas internacionales” amigos de Al Qaeda propugnan por el retiro de las tropas de la Otán de Afganistán y por qué Estados Unidos retire a los agentes de la CIA apostados en Asia Central, Asia Meridional y Medio Oriente.

     Impecable ejecución táctica atada al trabajo de inteligencia militar

     La muerte de Osama Bin Laden fue el corolario de una intensa actividad de los organismos de inteligencia estadounidenses, combinada con la tecnificación operacional de las Fuerzas Especiales que realizaron la incursión aerotáctica sobre el objetivo terrestre de más alto valor estratégico en la lucha internacional contra el narcoterrorismo.

     Según los informes publicados por medios de comunicación, la operación inició con la confesión de un terrorista recluido en Guantámano acerca de la existencia de un mensajero personal de Osama Bin Laden, que se movilizaba por Pakistán y Afganistán para transmitir a las estructuras subalternas, las instrucciones y orientaciones político-estratégicas de la dirección de Al Qaeda. Así Bin Laden evitaba usar teléfonos, internet o cualquier otro medio de comunicación que pudiera ayudar a detectarlo.

    No obstante, los datos suministrados por los talibán detenidos en Afganistán y llevados a Guantánamo, la CIA no tenía información precisa acerca de la ubicación de los cabecillas de Al Qaeda, diferente a la que permitió en 2007 ejecutar intensos bombardeos con sofisticadas  aeronaves, sobre la región montañosa de Tora-Bora en límites de Afganistán y Pakistán, donde suponían que Osama Bin Laden estaría presente, para coordinar el entrenamiento y envío de células terroristas para cometer atentados suicidas en Europa, Australia, Indonesia y Estados Unidos.

   El nombre del mensajero de Bin Laden era la única pero remota posibilidad existente para llegar al cabecilla. Tras un trabajo sostenido de inteligencia técnica y de infiltración en los servicios de inteligencia pakistaníes proclives a Al Qaeda, el estafeta fue ubicado en la ciudad de Peshawar.

   Logrado el primer paso del complejo y paciente trabajo de inteligencia, el mensajero-terrorista fue seguido hasta la mansión de Osma Bin Laden construida desde 2004, en Abbottabad cerca de la principal Academia Militar de Pakistán, dentro de un barrio habitado por militares activos y retirados pakistaníes, en el que dadas las medidas de seguridad, era imposible que no supieran que allí se escondía Bin Laden o por lo menos algún delincuente de alto perfil. Lo demás son suposiciones y beneficios de duda inaplicables al caso específico.

     Inteligencia electrónica con tecnología de punta y principios de la guerra

    A sabiendas que el Servicio de Inteligencia Pakistaní (ISI) cobija terroristas talibán y miembros de Al Qaeda, y por ende no es confiable; con singular paciencia, sin escatimar detalle los servicios de inteligencia estadounidense, utilizaron costosa a tecnología de punta, para confirmar por todas las fuentes y medios posibles, la presencia de Bin Laden en la mansión.

      Combinaron fotografías satelitales, equipos de escucha y cámaras en miniatura con capacidad de filmar o tomar imágenes fijas a través de paredes de concreto, rastrearon líneas telefónicas, correos electrónicos, e idearon diferentes métodos de observación humana sobre el objetivo, hasta determinar que además de los extraños moradores que de vez en cuando daban la cara al vecindario, había un extraño “paseante” que nunca salía de la vivienda.

      De esa forma, poco a poco mediante el sistema de matrices, el equipo encargado de ubicar a Bin Laden corroboró que esa era la guarida donde permanecía escondido, que solo los  mensajeros salían de la casa, que dos de sus esposas vivían allí pero mantenían perfil bajo y que era hora de actuar.

    La información obtenida en Abbottabad surtió el trámite burocrático de rigor y permitió  a los Navy-SEAL, construir una maqueta similar a la casa de Bin Laden, para entrenar muchas veces la incursión,  la acción en el objetivo y la extracción de las tropas con el material incautado y el cadáver del terrorista abatido.

     Entretanto los helicópteros que transportarían las tropas fueron dotados con equipos ultramodernos  para eludir el control de radares y equipos de inteligencia técnica pakistaní. Después de refinar detalles y evaluar todos los pros y contras, incluida la eventual respuesta militar del Ejército pakistaní, 24 comandos entraron sobre el objetivo a bordo de dos aeronaves acondicionadas con aspas que reducían el ruido normal de los Black Hawk y otras dos permanecieron en vuelo estacionario listas a apoyar cualquier situación de conducción táctica inesperada.

      Pese al imprevisto percance de uno de los dos helicópteros que llegaron hasta la casa de Bin Laden, la misión continuó. La acción en el objetivo fue contundente y decisiva. No hubo vacilaciones para eliminar al enemigo más buscado por Estados Unidos y autor intelectual de múltiples masacres terroristas en el planeta.

      Un breve examen de algo que amerita otro escrito específico, indica que en la baja de Bin Laden se cumplieron todos los principios de la guerra incluido el apoyo de la crítica opinión pública estadounidense, pues la imagen de Barack Obama creció en forma matemática y geométrica con inusitada celeridad.

      Las tropas lograron el objetivo principal: Dieron de baja al terrorista más buscado del mundo. Realizaron una maniobra adecuada:  Fue una perfecta operación aeroterrestre en ambientes de guerra irregular. Economizaron fuerzas: Solo 24 comandos actuaron sobre el objetivo.

      Hubo Unidad de Mando: Dirección político-estratégica sincronizada y ejecución táctica milimétrica. Dejaron la masa en la reserva. Fue acción netamente ofensiva y sin vacilaciones.

      Por último combinó Seguridad con medidas estratégicas y tácticasde contrainteligencia; Sencillez por la concepción audaz y precisa del asalto helicoportado, y, Sorpresa por la hora, los medios tecnológicos utilizados, la concepción táctica de la maniobra y la audacia de ingresar al corazón de Al Qaeda y al epicentro la inteligencia pakistaní cómplice de Bin Laden.

      Resultados de la misión

    Además de la muerte de Bin Laden, Al Qaeda se quedó sin secretos estratégicos y sin comunicación con su máxima estructura, debido a que también cayeron los hombres de confianza y los mensajeros más cercanos al jefe terrorista.

      Los contenidos de los computadores y demás documentos incautados en la mansión son un tesoro informativo para la CIA, en igual proporción a lo que significó para Colombia la incautación de los computadores de Raúl Reyes y Jojoy.

    Aunque por obvias razones Bin Laden instruyó a sus células subalternas para actuar en caso de su muerte y continuar la acción terrorista sostenida contra Occidente, es lógico que los demás cabecillas se sienten inseguros en Pakistán, perdieron el control directo de sus estructuras, están temerosos de comunicarse por  el riesgo a ser detectados y golpeados; y, se debe haber desatado una cacería de brujas y desconfianza sin precedentes entre los servicios de inteligencia pakistaníes para localizar al traidor que ayudó a ubicar a Bin Laden.

     Aunque es innegable que Al Qaeda recibió un fuerte golpe con la muerte de Bin Laden, también es cierto no ha sido ni derrotada, ni destruida, ni sus estructuras armadas van a renunciar a la guerra frontal y al radicalismo islámico contra el enemigo infiel occidental, porque este credo es parte de una cultura, una filosofía y una línea de pensamiento sunita extremista, soportado en las teorías del Salaffismo, el Wahabbismo y el ala radical de la Hermandad Musulmana, que todavía cuentan  con muchos adeptos entre los musulmanes del mundo entero.

     En el ámbito geoestratégico internacional, cobra fuerza la necesidad de los gobiernos actuales a unirse como un todo en la lucha contra el narcoterrorismo con acciones concretas y efectivas, so pena de quedar matriculados como cómplices, por acción u omisión.

     Por lo tanto, es una tarea inherente para la ONU, asumir el liderazgo para comprometer a todos los Estados Asociados en la guerra contra el narcoterrorismo.

      De lo contrario, se repetirán muchas veces este tipo de operaciones no autorizadas por los gobiernos cómplices del terrorismo, con las consecuentes tensiones diplomáticas, políticas y geoestratégicas.

     La explicación es sencilla: para que algo se repita, basta con que haya sucedido, y, las condiciones están dadas para el efecto.

        Conclusiones

  1. El narcoterrorismo fortaleció la necesidad de aplicar la teoría y la praxis de la Defensa Activa. Si la ONU no actúa rápido y con efectividad, en lo sucesivo los gobiernos de los países comprometidos en la guerra contra el narcoterrorismo encararán problemas de tensiones pre beligerantes e inclusive beligerantes con los Estados pro terroristas, que por marcado odio contra Estados Unidos y el capitalismo occidental promueven, cobijan o patrocinan grupos narcoterroristas.
  2. Pakistán está en el ojo del huracán con los contenidos de la documentación incautada en la mansión de Bin Laden. Los secretos de la red Al Qaeda, sus ramificaciones, contactos, finanzas, sistemas operacionales, planes y pruebas que los lleven a estrados judiciales, van a comprometer seriamente al gobierno pakistaní y sus servicios de inteligencia (ISI).
  3. India y Afganistán resultan ganadores con estos hallazgos porque garantizan no solo la presencia de tropas norteamericanas en la zona, sino el apoyo de ingente ayuda militar para combatir el terrorismo, con la consecuente reacción de Pakistán, que se verá forzada por las circunstancias o a aislarse de Estados Unidos y Occidente, o, a combatir el terrorismo y depurar sus servicios de inteligencia. Inclusive, si la situación se complica, puede conducir a un golpe de Estado en Islamabad.
  4.  La notificación es global para Al Qaeda y los demás grupos terroristas. El gobierno de Estados Unidos los buscará y los dará de baja en cualquier parte del planeta. No habrá ni concesiones, ni recato financiero para las operaciones, ni limitaciones en uso de tecnología de punta, ni falta de decisión político-estratégica.
  5. A diferencia de lo que muchos analistas suponen la muerte de Bin Laden no es el final de la lucha contra el narcoterrorismo, sino el punto de partida de una nueva guerra contra las células terroristas de todas las pelambres, que va a significar nuevas acciones de los extremistas y respuestas cada vez más contundentes de los agredidos. Hay guerra para rato, máxime que media el fundamentalismo religioso entre los grupos islámicos radicales y la intransigencia marxista-leninista en el narcoterrorismo comunista.
  6. La cualificación de tropas élite, entrenadas para realizar inimaginables acciones contraterroristas, se aleja de la ficción del cine y se acerca a la realidad del mundo contemporáneo. Todos los países afectados por el narcoterrorismo y sus vecinos geográficos están obligados a replantear la orientación y capacitación de sus tropas para conflictos bélicos potenciales, incluyendo como prioridad el combate contra grupos terroristas irregulares y escurridizos.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

Obras del coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

 

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