General Jesús Arias Cabrales, general Jaime Uscátegui y coronel Alfonso Plazas Vega deberían estar en la mesa de conversaciones en La Habana

Publicado: 2014-01-19   Clicks: 3524

      El general Jesús Arias Cabrales, el general  Jaime Uscátegui y el coronel Alfonso  Plaza Vega deberían estar en la mesa de conversaciones en La Habana, para poner sobre el tapete la suerte de cientos de oficiales y suboficiales sindicados con base en falsos testigos, pruebas espurias, intereses de avarientos “bufetes”  de abogados y en general toda la maquinaria que encarna la guerra jurídica contra las Fuerzas Militares, que por partida múltiple favorece la rapacidad de estos “abogados”, la ineptitud de algunos fiscales, jueces y magistrados venales, y el interés estratégico del narcoterrorismo comunista contra Colombia.

      El general Arias Cabrales, el general Jaime Uscátegui y el coronel Plazas Vega, simbolizan a los militares sindicados de delitos que no cometieron, por razón de su servicio a la patria, la búsqueda de la esquiva paz y la defensa de las instituciones, que hoy los  han dejado al garete, en la picota pública, con el honor mancillado y sus nombres como comidilla de los cómplices de los terroristas y de los idiotas útiles de oficio, que abundan en todos los escenarios.

     Las poco claras conversaciones de paz en La Habana, demandan que Colombia esté mejor representada, que los mudos que acompañan a De la Calle no solo estén allí sentados para escuchar diatribas y agresiones calculadas de las Farc y para llevarle la corriente a la desmedida ambición reelectoral de Santos, sino que defiendan a Colombia y a sus abnegadas Fuerzas Militares.

     Para nadie es un secreto que las Farc solo buscan legitimación política, ganar espacio hacia el gobierno de tránsito del socialismo del siglo XXI, y el premio mayor, que es la desarticulación mayoritaria de las Fuerzas Militares, único escollo que no han podido vencer, en su carrera por el poder orientada por la combinación de todas las formas de lucha, aprobada en la Novena Conferencia del Partido Comunista Colombiano a la cual asistió Jacobo Arenas en nombre de las Farc y del Comité Central de los camaradas”.

     Las Farc no han pensado ni contemplan la entrega de armas, ni la desmovilización de sus terroristas. Están en sintonía con lo que decía Jojoy: “Las armas no nos las dio nadie, entonces tampoco tenemos  porque devolverlas”, y segundo, sin las armas no hay nada que les garantice el cumplimiento de todas las imposiciones unilaterales que han hecho y harán, a las que de manera increíble Santos llama “negociar con dignidad”.

      Las Fuerzas Militares no tienen representante en La Habana. Allí está el general Mora nombrado a dedo, sin ningún proceso cualitativo ni democrático para llegar allá, y sin que preexistiera un acuerdo estratégico mínimo de las organizaciones de la Reserva Activa para haber escogido a quien conociera el plan estratégico de las Farc, tuviera más capacidad de gestión en la Comisión Negociadora, asesorara con más claridad y sobre todo tuviera carácter y amor institucional, algo que francamente no se ha visto en este caso.

     Mora fue escogido para representar a los militares en la mesa, sin ser el personaje más significativo de la institución, pues en su cómoda carrera no se le responsabilizó ni juzgó, por estruendosos fracasos militares como San Juanito, Pavarandó, Juradó, Granada(Antioquia), El Dorado (Meta), Coreguaje, Andes-(Antioquia), Gutiérrez (Cundinamarca) etc..

     Hay quienes no cargan a sus espaldas tantos fracasos militares, conocen mejor a las Farc y tienen más carácter para decir las cosas y defender a las instituciones, pues los demás negociadores del gobierno, solo están empeñados en que Santos se reelija, les siga pagando los costosos y lujosos viajes, los nombre en nuevos cargos burocráticos con la reelección, y así seguir en el círculo vicioso de siempre.

     En cambio, personas como el General Arias Cabrales, el general Uscátegui, y el coronel Plazas, que no solo comandaron operaciones exitosas contra los terroristas de todas las pelambres, que no cargan a cuestas el pesado fardo de fracasos operacionales como los enunciados en el caso de Mora y que de remate son víctimas de asqueantes componendas jurídicas en su contra, son ciudadanos insignes, que por sus aportes a Colombia y por el bagaje profesional que tienen, de seguro pondrían los puntos sobre las íes, y desenmascararían de una vez por todas la dimensión del narcoterrorismo comunista.

     Por desgracia, en Colombia la prensa, el gobierno nacional y la academia, continúan enfrascados en vender a la luz pública, la idea que la guerra es un problema entre militares y  bandidos, y, que la paz es un asunto entre el presidente de turno y los cabecillas de los grupos terroristas, que además favorece la imagen política de presidentes y mediocres negociadores de turno.

     Dentro de esa absurda lógica, el resto del país es “población civil ajena al conflicto”. No se tiene en cuenta que los bandidos nutren sus cuadrillas de esa población civil ni que por la guerra de poder entre una élite de aristócratas autoconvencidos de un derecho divino al solio de Bolívar, contra una manada de criminales de todas las pelambres que se autoadjudican el mote de luchadores por el pueblo, esa sociedad civil “ajena al conflicto” es la más damnificada en todos los sentidos.

     Y en este caso, sigue ajena, esa masa civil que es la inmensa mayoría de colombianos que sin tener senderos claros, soportamos el robo descarado del erario por parte de los corruptos que pululan alrededor de la élite aristocrática con fines electorales, y la violencia narcoterrorista de los comunistas armados y desarmados; pues de manera arbitraria, dos minorías negocian la paz:

     Por un lado, los politiqueros que necesita Santos para sus fines personales egocéntricos, y por el otro los jefes de las bandas armadas del Partido Comunista.

     En el medio de todo ese desorden político-estratégico, las Fuerzas Militares con el Ejército a la cabeza, ponen muertos y heridos, exponen a sus mejores hombres al escarnio público por torvas intrigas jurídicas de los terroristas, sus cómplices y los oportunistas; las familias de los militares padecen en silencio el drama de la guerra; muchos hogares se deshacen por orfandad, viudez, traumas sicológicos, problemas judiciales, o por la misma dinámica del conflicto que envía a un soldado a combatir al Putumayo o el Caquetá, y después de dos o tres años de guerra sin tener derecho a compartir con su familia, es enviado al Urabá, o al Magdalena Medio, o el Guaviare, y el desafortunado círculo vicioso continúa.

     Sin duda, esta mesa de conversaciones en La Habana, pantallera para las Farc y politiquera egocéntrica para Santos, debe dar un viraje hacia la verdadera paz que necesita Colombia.

     No a la catarata de imposiciones unilaterales del terrorismo comunista, no a las patrañas y leguleyadas de los comunistas armados y desarmados por medio de Ong´s que en la práctica reflejan ser el Partido Comunista Clandestino de las Farc; no con negociadores nombrados a dedo y sin estrategia diferente a trabajar por la reelección de Santos, no con el sacrificio de las tropas que hasta las utilizan para hacer marchas políticas el 9 de abril y para disfrazar al hijo de Santos de soldado.

      Por eso para comenzar a reorientar el rumbo de esta mesa, antes que naufrague la nave del Estado colombiano, es necesario llevar a las conversaciones, a personas como el general Arias Cabrales, al general Jaime Uscátegui y al coronel Plazas Vega, para que con su experiencia como patriotas, su conocimiento del país, su exitosa carrera militar y su dramática experiencia de ser víctimas de la guerra integral del comunismo terrorista contra Colombia, pongan los puntos sobre las íes, reorienten a los desfasados negociadores de Santos y le expliquen al país, que para ganar el pulso en los diálogos, es necesario primero conocer al adversario, segundo derrotar su estrategia, y tercero tener un plan estratégico coherente para someter a la justicia a los bandidos, no que ellos sometan el Estado a cumplir su modelo de gobierno chavista y la desnaturalización de su principal escollo que son las Fuerzas Militares.

 

     Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

      Analista de asuntos estratégicos

       http://www.luisvillamarin.com

 

Reciba gratis noticias, articulos y entrevistas

* indicates required

Maintained and Created by: { lv10 }

LuisVillamarin.com, 2015©