Pensar y actuar solamente en procesos electorales, forma antiética política y eterna corrupción

Publicado: 2024-03-27   Clicks: 79

     Editorial N° 41

     Ética política o conducta humana relacionada con nociones del bien y el mal, para ejercer cargos públicos, infiere que por carencia de objetivos nacionales y ausencia de políticas de Estado, en Colombia abundan partidos y movimientos políticos, que sin excepción, enfatizan ganar votos no militancia durante periodos electorales, y casi ningún esfuerzo en planes estratégicos, programas, proyectos y políticas de gobierno, medibles y verificables.

      Ninguna crisis política severa, verbigracia la que padece actualmente Colombia, es casualidad. Cruda realidad: Cuestionado gobierno Petro ha hecho metástasis de descomposición moral, ética, programática y organizacional de dirigencias políticas anteriores. No hay partidos ni movimientos políticos estructurados sobre propósitos comunes para bienestar colectivo de la nación, que encarnen programas de integración al desarrollo armónico, soportados con políticas de Estado que a su vez garanticen seguridad multidimensional e integral.

      Sobreabundan desconocimiento de nuestra prospección geopolítica, burla colectiva y consentida de la carta política, desbarajuste institucional a favor de intereses personales disfrazados con elucubraciones que somos la democracia más sólida del continente, presidencialismo extremo, corrupción en el congreso e ineficiencia de altas cortes, pobreza estructural de la justicia y pésimo enfoque ideologizado izquierdista y asistencialista en educación pública. Cáncer que asecha el cuerpo estructural país-nación-Estado, surgido de inexistente ética política, traducida en afanes electoreros para ocupar cargos como sea, sin fundamentación de quienes los alcanzan ni proyectos por desarrollar.

      Todo se vale en campañas para ganar, incluyendo compra de conciencias, componendas, pactos en la sombra entre caciques, ambiciones desmedidas de candidatos salvadores que en cada elección se dan silvestres, y otras perlas, afincadas en extrema ignorancia política del pueblo colombiano, ajeno a su destino estratégico, pero eternamente predispuesto a polarizar y confrontar hasta extremos de violencia atroz, contra adversarios políticos.

      Manipulados si, por caudillismos instigadores, ansiosos de imponer intereses personales, no proyectos ni ideales políticos estructurados. 200 años de vida republicana estancados en paila ardiente de pasiones banderizas recicladas. Panorama actual indica que repetiremos nefasto esquema en 2026, a menos que libre y soberanamente construyamos un proyecto diferente, impregnado ética política transformadora. En menos de dos años habrá elecciones.

     No replantear rumbo nacional, es caer en perversos juegos de Petro y causantes de su triunfo. Colombia exige ideas y acciones transformadoras. No más de lo mismo. Manos a la obra.

       Les habló Luis Alberto Villamarín Pulido

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