Lecciones político-estratégicas de la baja del terrorista tunecino Anis Amri en Italia

Publicado: 2016-12-23   Clicks: 3136

     Enseñanzas político-estratégicas de la baja del terrorista tunecino Anis Amri en Italia

     La muerte por acción de la policía local, en Milán-Italia del tunecino Anis Amri, sindicado de ser el autor material del ataque terrorista contra un concurrido espacio comercial en Berlín, deja muchos puntos de reflexión político-estratégica acerca de los planes, los objetivos, las tácticas, las técnicas, la estructura organizativa de las células de ISIS y desde luego de los retos  de contraterrorismo que deben afrontar y revaluar las autoridades políticas, policiales, militares y en general la comunidad de inteligencia occidental.

    Los hechos indican una vez más, que los organismos de seguridad occidentales, no han alcanzado óptimos niveles de eficiencia para vigilar las actividades de los jihadistas potenciales y actuales, primordialmente, porque no se sigue con rigor, el discurrir del plan estratégico de los fundamentalistas islámicos, al parecer es insuficiente la labor de inteligencia sobre las madrasas y mezquitas asentadas en Europa, en las cuales se enquistan imanes radicales, así como las cárceles y  los suburbios donde habitan comunidades musulmanas.

    Pese a que los autodenominados musulmanes moderados promulgan a menudo que el islam es amor y que el terrorismo islamista no es su línea de fe, resulta evidente, que estos líderes religiosos y sus círculos cercanos, tampoco hacen mayor cosa por evitar la presencia de radicales y por lo menos no hay certeza probada, de que ellos hayan delatado ante las autoridades la presencia de los radicalistas en sus congregaciones. Obras son amores y no buenas razones, reza el antiquísimo adagio español.

    El drama de los emigrantes producto del desplazamiento masivo hacia el primer mundo que genera la violencia en los países afectados por las guerras y el terrorismo islámico en el Medio Oriente y el Norte de África, carga intrínseca la altísima probabilidad de la infiltración de jihadistas entre los desplazados.

   La creación de células radicales islamistas anti-occidentales, en contraste asentadas en países occidentales, es un proceso que inició desde la teoría qutbista de la guerra santa contra infieles y apóstatas, diseñada en Egipto por los hermanos musulmanes desde la década de 1950 y multiplicada por sus seguidores en el planeta.

    Esto indica, que el problema ya tiene varios años en el Viejo Continente, y que en la medida que los medios de comunicación y las redes sociales amplían las facilidades de comunicación, los yihadistas aumentan la posibilidad de reclutar suicidas, o enviar terroristas a cualquier parte del planeta.

    El extenso recorrido de Anis Amri en pocos días por Polonia, Alemania, Francia e Italia donde murió hoy, después de lo sucedido en Alemania hace dos días, indica que el suceso ni es fortuito, ni obedece a supuestos lobos solitarios radicalizados de la noche a la mañana, ni que las autoridades europeas pueden cantar victoria, pues la guerra sigue y los terroristas son estimulados a cometer mas acciones similares o peores, cada vez que muere uno de ellos, presentado en los campos de entrenamiento yihadista como un nuevo mártir.

    En vida de Osama Bin Laden, al Qaeda entrenó un millón de yihadistas en Afganistán y Pakistán, con el visto bueno y apoyo logístico de los servicios de  inteligencia pakistaní y saudita. Isis nació de las células de Al Qaeda enviadas a Irak después de la invasión norteamericana de 2003.

     El resto de células de Al Qaeda se diseminaron por el planeta con la tarea de difundir la yihad, reclutar adeptos, construir bases logísticas de apoyo, establecer objetivos estratégicos, y desde luego impulsar la doble moral, de los extremistas islámicos que además reciben el coro de los islámicos moderados, que la doctrina del profeta es de amor y no de guerra. Algo equivalente al argumento de los comunistas “defensores de la paz”, es decir que hacen su guerra de clases por la paz.

     Estas células durmientes como las denominó Osama Bin Laden, son las encargadas de facilitar las armas, las municiones, el transporte, las comunicaciones y los contactos en cada país a los yihadistas, con quienes elaboran los planes. No hay tales lobos solitarios. De remate, y ante la obcecación de los cabecillas de ISIS por construir el califato en tierras de la antigua Mesopotamia, alto porcentaje de las células durmientes de Al Qaeda se pasaron a ISIS. Y esas son las que están actuando de manera permanente en la actualidad.

    El trasiego histórico del yihadismo en Túnez es amplio, complejo y de larga data e inicia con el odio contra Occidente derivado de la desangrante colonización francesa a este país. Que después la Primavera Árabe surgida coincidencialmente en Túnez, el país haya entrado en supuesta apertura democrática y tolerancia multi-religiosa, no es barrera válida para impedir que se multipliquen los yihadistas asentados desde hace décadas en Túnez y con lazos concretos con el partido Enahda.

     Prueba de ello es que a pesar de que la prensa internacional de Occidente, califica a Túnez como el modelo de democracia en el Norte de África, en el terreno, es de este país de donde más salen militantes para Al Qaeda, Isis, Al Nusra, y los sunitas palestinos.

    La guerra civil en Siria, el complejo conflicto en Irak, la violencia y el caos en Libia, las lealtades a ISIS de los yihadistas africanos vecinos del lago Chad, la inestabilidad en Egipto, la masacre saudita en Yemen y la guerra fría entre Arabia Saudita e Irán son estimulantes pragmáticos y estructurales para el fortalecimiento del yihadismo, como forma de presencia política del islam radical en los cinco continentes.

    En síntesis, el terrorismo es la guerra del nuevo siglo. Así, el presidente entrante Donald Trump recibe un escenario con altas probabilidades de mayor violencia yihadista en el orbe, y como cabeza visible del país que lidera la seguridad y el orden mundial mediante soluciones integrales en todos los campos, tiene la obligación moral y ética de concitar la acción colectiva de la ONU contra la guerra del nuevo siglo, sincronizar acciones combinadas con China, detener el desmesurado apetito geopolítico ruso, y poner en cintura a los populistas en su patio trasero, pues de lo contrario el terrorismo islámico seguirá avante.

     Por su parte Alemania como cabeza visible de la Unión Europea, y como reciente afectado se ve forzada a revisar la tolerante política de migraciones de musulmanes, atender los justos reclamos de sus connacionales respecto a su laxitud y gasto de recursos alemanes en solucionar problemas que su país no ha causado, a la par con el liderazgo de toda la comunidad de inteligencia europea en la búsqueda, localización y neutralización de redes yihadistas, en la fuente de la agresión, no en otros escenarios antiinmigrantes.

El coronel Luis Alberto Villamarín Pulido es analista de asuntos estratégicos, autor de 31 libros acerca de los conflictos internacionales, la geopolítica, la seguridad y la defensa nacional, cinco de ellos relacionados con el terrorismo islámico titulados Martes de HorrorNarcoterrorismo la guerra del nuevo siglo, Conexión Al Qaeda, Primavera Árabe e Isis-Estado Islámico. Además tiene en preparación la obra titulada Geopolítica del Terror.

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