Una dura lección para el mundo y obviamente para Colombia, lección que no es nueva en la historia.
Los pésimos gobernantes conducen las sociedades a los fracasos, los errores, y las tragedias colectivas.
La seguridad nacional debe ser preocupación permanente del mando militar, pero ante todo del poder civil.
Trapacero, mentiroso, calculador y eludiendo problemas legales por corrupción, Benjamín Netanyahu apareció como salvador de la grave crisis política que armaron por parejo él y los demás dirigentes de los principales partidos políticos israelíes.
Luego regresó al poder apoyado por una especie de pacto histórico, acompañado por retrógrados ortodoxos, que dividieron el país con el argumento de que se debe manejar la justicia para lo que convenga a Netanyahu y no al interés general
La decepción y el desgano corrieron entre los reservistas y entre los airados liberales israelíes.
Aprovechando la crisis muy grave en Israel, Irán siguió apoyando con armas a Hamás, armas que entran por la península del Sinaí, el Mediterráneo, y las fronteras con Siria, Líbano y Jordania, sin que la poderosa inteligencia israelí las detecte.
Los islamistas están en guerra contra Israel y el mundo libre.
Eso indica que no se debe bajar la guardia, ni perder el foco sobre lo fundamental.
En contraste, Netanyahu ha estado más preocupado de mantenerse en el poder con su símil de Pacto Histórico, que en prever la seguridad del Estado más amenazado del planeta.
En la guerra la sorpresa ocurre cuando no se aplica el principio de la seguridad, algo que sabe muy bien la inteligencia israelí, por demás experta en determinar la capacidad de más probable adopción del adversario.
Pero la política egocentrista de Netanyahu y sus halcones, se centró en Cisjordania y los colonos israelíes de allá, es decir dónde hay votos y respaldos.
Grave error de seguridad nacional integral porque descuidó Gaza.
Obviamente la retaliación será sangrienta y perderá mucho Palestina, pero los muertos israelíes ya no revivirán, ni los sobrevivientes superarán el síndrome de la demoledora y suicida incursión Palestina de hoy.
En términos generales, una vez más los garosos e insaciables dirigentes políticos causan males a sus propios pueblos.
Los días de Netanyahu en el poder parecen estar contados. Israel entró no en un nueva guerra, sino en otra sangrienta etapa de su historia, con la complicación de las divisiones, odios y pasiones que despertó la cuestionada alianza que subió a Netanyahu y radicalizo la sociedad.
Los necios repiten lo mismo… diría Einstein
Teniente coronel Luis Alberto Villamarin Pulido
Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional
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