Publicado el día 30 de noviembre de 2005 en el Diario El Espectador
Reproducido en la página web de la Fuerza Aérea Colombiana
http://www.fac.mil.co/?idcategoria=5600
Circula por nuestras librerías un libro con el mismo título de esta nota, escrito por el coronel retirado Luis Alberto Villamarín Pulido, el cual merece ser leído, porque en forma acertada se recogen y analizan en él algunos hechos de los últimos 25 años. Comienza el libro mencionando otra publicación de la economista italiana Loretta Napoleón, titulado Yihad y presentado en julio de 2004 en el Forum de Barcelona. La analista citada concluye que a la fecha existe un choque entre un sistema dominante, el capitalismo, y otro emergente, el cual está promovido por intereses económicos y políticos coincidentes entre: extremistas religiosos, narcotraficantes, vendedores de armas y amigos de la riqueza fácil. Estos enemigos de las democracias nos retan la estabilidad y la seguridad con sus conflictos sin enfrentamientos directos y de bajo costo en medio de la caótica incomprensión de los afectados.
El autor estima que en 1992 militaban en las Farc unos 11.000 efectivos. En la actualidad se aproximan a los 22.000 guerrilleros. Están debilitados, mas no derrotados. Los efectivos de las AUC todavía rondan hoy los 16.000 y su desmovilización próxima se ve más clara que su reincorporación a la vida civil. Estima, asimismo, que la producción de estos grupos se avecina a las 600 toneladas de coca y a unas 7 de heroína por año. Y calcula, finalmente, que estos grupos recibieron el año pasado cerca de 4 mil millones de dólares por drogas, extorsión y secuestro. Se calcula que en el exterior viven siete millones de colombianos, el 60 por ciento de ellos se exilió por culpa del narcoterrorismo. Entre nosotros perviven dos millones de desplazados. Estas cifras coinciden aproximadamente con las de Villamarín.
El fortalecimiento de los grupos alzados en armas ha corrido en paralelo, concluye el libro, con la incapacidad de los últimos gobiernos, salvo el del presidente Uribe, para articular una estrategia para combatirlos. Y en paralelo, así mismo, corre la indiferencia de los países consumidores para combatir su consumo, para declararlos terroristas y para rechazarlos de sus paraísos fiscales.
La magnitud de las cifras anteriores nos permite sospechar cuán lejos nos hallamos de poder marginarnos de este negocio. No está en nuestras manos lograrlo solos, sin la participación de la comunidad internacional. El narcoterrorismo desquició nuestras instituciones, la justicia en particular. Personalizó la política para corromperla. Ha distorsionado los precios de la propiedad raíz. Nos tiene enfrentados con todos los países vecinos. Está revaluando el peso colombiano en forma azarosa, así reprendan al señor gerente del Emisor por reconocerlo. El dólar superbarato figura como causa fundamental del fracaso de la apertura de Gaviria y Hommes. Y ojalá no se convierta la revaluación en marcha en la lápida del TLC del presidente Uribe.
Por El Espectador