
El domingo, la Administración Trump desplegó un portaaviones en el Caribe y anunció que designaría a un grupo venezolano como organización terrorista extranjera.
Por Yan Zhuang
La Administración Trump intensificó su campaña de presión contra Venezuela el domingo al desplegar un portaaviones en el Caribe, anunciar que designaría a un grupo venezolano como organización terrorista extranjera y afirmar que había atacado otra embarcación que, según dijo, traficaba drogas.
Sin embargo, el presidente Trump también dejó abierta la posibilidad de negociaciones, declarando a la prensa que Estados Unidos “podría tener algunas conversaciones” con el presidente Nicolás Maduro de Venezuela.
“Podríamos tener algunas conversaciones con Maduro, y veremos cómo resulta”, dijo Trump en un aeropuerto de West Palm Beach, Florida. Añadió que Venezuela “querría hablar”, pero no dio más detalles.
“¿Qué significa eso? Díganmelo ustedes, no lo sé”, dijo Trump. Cuando un periodista le preguntó si estaba interesado en negociar, se encogió de hombros. “Hablo con cualquiera”, dijo. “Hablo con ustedes”. El gobierno de Trump ha estado reforzando su presencia militar en el Caribe y evaluando opciones para posibles ataques dentro de Venezuela, mientras que sus asesores ofrecen versiones contradictorias sobre sus objetivos.
También ha lanzado 21 ataques conocidos contra embarcaciones que, según afirma, traficaban narcóticos en aguas de Centroamérica y Sudamérica, causando la muerte de al menos 83 personas desde septiembre en una campaña que, según numerosos expertos legales, viola el derecho internacional.
El gobierno de Trump ha declarado que la campaña busca detener el flujo de drogas en la región, pero aún no ha presentado pruebas de que alguna de estas embarcaciones transportara drogas. Además, las conversaciones entre Trump y sus principales asesores se han centrado en derrocar a Maduro. Estados Unidos y sus aliados no reconocen a Maduro como el líder legítimo de Venezuela tras las elecciones del año pasado.
El domingo, la Armada estadounidense anunció la llegada al Caribe del USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande y avanzado del país, acompañado de buques de guerra y aviones de ataque. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó su despliegue en la región el mes pasado. El presidente Maduro ha puesto a las fuerzas armadas venezolanas en alerta máxima.
La llegada del portaaviones refuerza la capacidad militar estadounidense para realizar ataques contra embarcaciones o posibles ataques en territorio venezolano. La fuerza estadounidense en la región ha alcanzado los 15.000 soldados y marineros, la mayor en décadas.
Más tarde, el domingo, las fuerzas armadas estadounidenses anunciaron los detalles de su último ataque en el Pacífico oriental contra una embarcación que, según el gobierno de Trump, traficaba drogas por mar. El ataque del sábado causó la muerte de tres personas.
En una publicación en redes sociales el domingo, el Comando Sur de Estados Unidos afirmó que la embarcación era operada por una "organización terrorista designada" y que traficaba narcóticos en el Pacífico oriental. No presentó pruebas que respaldaran estas afirmaciones. La publicación incluía un video que mostraba el ataque a la embarcación. En una nueva medida para intensificar la presión sobre el presidente Maduro, el secretario de Estado, Marco Rubio, anunció el domingo que el Departamento de Estado designaría al Cártel de Los Soles, un grupo venezolano, como organización terrorista extranjera. Esta designación restringe las transacciones financieras del grupo y de cualquier persona asociada a él.
Rubio afirmó que el grupo está liderado por Maduro y altos funcionarios de su gobierno. Una acusación federal de 2020 imputa a Maduro cargos de narcotráfico relacionados con el grupo. Él ha negado los cargos.