Presidente Santos, pare ya la payasada de La Habana, o RENUNCIE

Publicado: 2014-12-02   Clicks: 3597

    Análisis del conflicto colombiano

   La historia política de Colombia ha sido y parece que por décadas seguirá siendo, una tragicomedia, que exige sin dilaciones que aparezca alguien con pantalones bien puestos y que a la vez le quepa el país en la cabeza, para que cambie el accidentado rumbo del destino nacional.

     Esta columna pide al presidente Juan Manuel Santos, que por una sola vez genere un acto válido y creíble de su gobierno, y que en consecuencia, detenga la payasada de La Habana, o que sea sensato y renuncie al cargo para el que evidentemente no estaba preparado.

    Es inconcebible y tragicómico, que mientras Santos sale ante los medios de comunicación a proponer sandeces como la de declarar el narcotráfico delito político, con la obvia intención de blindar a los terroristas de las Farc; la respuesta de estos bandidos sea decirle que el proceso de paz no se puede reiniciar de buenas a primeras, que para hacerlo Colombia tiene que seguir soportando más imposiciones unilaterales a Humberto De La Calle y los mudos que lo acompañan en Cuba, pero que por arte de magia se convierten en locuaces expositores cuando llegan a Colombia a sublimar a Santos.

    Y lo más grave de todo, que a pesar de que las Farc demuestran por enésima vez que no conversan en Cuba para desmovilizarse, sino para robustecerse gracias a la miopía político-estratégica de la contraparte, Santos soporte estos desplantes y siga cañando con el cuento chino de la paz, sin concretar todavía que es lo que el cómo mandatario entiende y categoriza como paz, pese a que para las Farc, la única paz posible es cuando Colombia esté regida por una dictadura comunista. Y punto.

     Parafraseamos al terrorista Timochenko para decirle desde la orilla de la dignidad colombiana: “seamos serios Santos”. Y le agregamos de la propia cosecha: No juegue más con el destino de Colombia ni con la dignidad del pueblo colombiano, ni con la lealtad de las tropas, ni con la buena fe de quienes engatusados con su cuento chino de la paz, lo reeligieron inmerecidamente a un cargo que según usted mismo, no debe haber reelegidos.

     Presidente Santos: Analice y actúe con base en lo que vio durante en su reciente paseo politiquero a Europa y cópiele a la Canciller Angela Mérkel lo que a usted le ha faltado con las Farc: CARÁCTER.

     No permita más que los criminales farianos hagan lo que les da la gana con la farsa de la paz y con la falsa esperanza del fin de la guerra del país contra la sistemática agresión del narcoterrorismo comunista. No haga más publicidad barata con su calculada intención de ser laureado con el Premio Nobel de Paz. O lo que es peor, creer que como alternativa su bancada de congresistas de bolsillo, le armaran el tinglado para una nueva reelección, porque los pueblos como seres vivos también se cansan y por algún lado sacan a flote las impredecibles consecuencias de las dificultades.

     Evite que la estúpida polarización que crece a diario debido a su falta de claridad frente al embeleco en que lo metió su hermano Enrique, conduzca a mayores males para el país. Por un solo momento reflexione en la sangre que deraman los soldados y policías que lo cuidan, en las innumerables víctimas civiles del terrorismo comunista que practican las Farc y el Eln, o la morbosidad sanguinaria de los hampones de las bandas criminales; solo con la absurda finalidad de sostenerlos a usted, los de su élite y a cientos de politiqueros (-corruptos muchos de ellos-) en los cargos de la burocracia y la inoperancia crónica, con el errado criterio que dizque ustedes son los representantes de la democracia, en un país anestesiado por la indiferencia, la apatía y la vergüenza histórica.

      Como todos los mortales, un día usted saldrá de ese inmerecido cargo, envejecerá, enfermará y pasará al olvido como  ocurre con todos los expresidentes mediocres. En pocos años usted será como Belisario Betancur, César Gaviria, Ernesto Samper o Andrés Pastrana, personajes de poca credibilidad, a quienes ni siquiera invitan a consultarles opiniones serias, porque como dijera el filósofo Montaigne, el hombre pasa como las sombras, y en su caso particular solo será recordado por su vanidad, su egocentrismo, su falta de foco en el destino del país y por haber permitido a las Farc que se burlaran de los colombianos después de asesinar la vida en primavera.

      Por estas y muchas más razones, presidente Santos: Detenga esa payasada de La Habana, o dele coherencia a su planteamiento de la inconveniencia de reelegir presidente y RENUNCIE al cargo, porque usted no ha sido suficientemente capaz de gobernar a Colombia.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

www.luisvillamarin.com

Analista de asuntos estratégicos

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