Análisis del conflicto colombiano
Con actitudes propias de dictador tropical, el pintoresco presidente venezolano, todos los días gana espacio y cercanías de desorientados en todos los países latinoamericanos, sumados a las simpatías que despierta en algunos sectores de opinión en el Viejo Continente. Manipulado por Fidel Castro, quien equivale para Chávez como el Jacobo Arenas de Tirofijo, el folclórico mandatario del vecino país, ha recuperado a pasos agigantados el terreno que había perdido la izquierda armada en Latinoamérica.
Solo los necios o los ignorantes, pueden afirmar lo contrario. Desconocer la gravedad del problema para la seguridad latinoamericana o hemisférica, es asumir la actitud del avestruz. El locuaz llanero venezolano, constituye una seria agresión contra Colombia y el vecindario, estimulado en el ego por el dictador cubano y concelebrado por la izquierda que desea el retorno de la guerra fría entre capitalismo y comunismo, con la lejana aspiración de la universalización de la dictadura del proletariado.
El detonante está encendido y a la carga explosiva se unieron los gobiernos oportunistas de Uruguay y Argentina. Entretanto el gobierno brasilero comulga con las mismas ideas y procedimientos, pero de manera inteligente y calculada guarda silencio cómplice. Lo cierto es que después de la preeminencia alcanzada por Chávez, el entorno político latinoamericano ya no es el mismo.
Las Farc y el Eln, hallaron verdaderos santuarios de refugio en territorio venezolano. Las autodefensas trasladaron parte de la guerra fuera de las fronteras colombianas. Las redes de narcotraficantes encontraron nuevas rutas de entrada y salida de alucinógenos, así como de insumos por las selvas venezolanas y brasileras. La guerra sicológica, motor de la guerra de guerrillas y de la insurrección marxista-leninista, adquirió perfiles insospechados. Prueba de ello son los encendidos discursos patrioteros de Chavez y la aparición de la promarxista cadena televisiva Telesur.
Hasta los terroristas del M-19, ya desmovilizados e incrustados en la política legal volvieron a utilizar el lenguaje obsesivo y venenoso de los años setenta. Con ocasión del aniversario del holocausto del Palacio de Justicia, uno de los cabecillas de esa agrupación delictiva desmovilizada, de apellido Petro, lanzó toda clase de improperios y regresó al cuento de la seguridad nacional, el Pacto de Santa Fé y demás vocablos propios de aquella época aciaga en que Moscú, La Habana y Pekín, augearon el baño de sangre en Latinoamérica. Lo peor es que igual que ocurre con las ejecutorias de los expresidentes y exministros de hacienda, ahora los colombianos terminamos de culpables y los responsables de la tragedia eximidos.
Y todo ese renacer de la izquierda revolucionaria armada, tiene una razón simple y llana: El turbulento ascenso de Chávez al poder, matizado por la incapacidad funcional de los dirigentes democráticos venezolanos, para removerlo del cargo o lo que es mas grave, para reemplazarlo. No se ve a ningún dirigente conocido capaz de remplazarlo. La corrupta casta política que gobernó a Venezuela durante tantos años, sumada a la inoperancia de las Fuerzas Militares, incapaces de defender los intereses de su nación para ceder el espacio a la dictadura cubana y sus fuerzas de seguridad dedicadas al reclutamiento, son dos vectores vergonzosos del actual esquema político venezolano.
La actitud desafiante con rasgos de espectáculo circense, en que Hugo Chávez reta con groserías y patanerías incluidas, tanto al gobierno como al pueblo de los Estados Unidos, reflejan el elevado grado de incultura política en que está sumido Venezuela, además del efecto dominó que genera esto entre los desesperados y desorientados vecinos. Por otra parte, el fenómeno indica la carencia absoluta de liderazgo en casi todos los países de Latinoamérica.
Los anuncios de la cercanía comercial e ideológica con los musulmanes, así como la eventual construcción de una planta nuclear, de una fábrica de armas chinas, la organización de cientos de milicias comunistas armadas, la compra de 100.000 fusiles a Rusia, las constantes capturas de guerrilleros colombianos que a menudo cruzan la frontera, las evidencias cada día mas claras de la cercanía ideológica de Chávez con los terroristas latinoamericanos, la simpatía manifiesta del Palacio de Miraflores con los movimientos indígenas politizados, las agresiones verbales tanto del señor Chavez como de su bocón vicepresidente Rangel, son coyunturas de una sola estructura: La estabilidad latinoamericana pende de un hilo. De no ponerse punto final ahora, mas adelante la situación empeorará.
Nadie puede descartar que en un arrebato de patrioterismo desafiante a los Estados Unidos, el dictador cubano estimule a Chávez para que agreda militarmente a Colombia, situación a la que las Farc se sumarían. No es una suposición vaga generalizada. Es el producto de evaluar las probabilidades. En todas las guerras internacionales, se pasa de la agresión verbal a los hechos, con la circunstancia agravante que los agredidos no dan crédito inicial a la amenaza. Asi ocurrió con Hitler, con Stalin, con Mao Tse Tung, con Fidel Castro, con Khadaffy, con Hussein y con Osama Bin Laden.
Es hora que las Naciones Unidas y la OEA, pongan tatequieto al asunto, pues además de bocón Chávez es agresivo. Y como no hay quien le contradiga, cree en su elevado ego, que tiene a muchos amedrentados y a otros alinderados.
Autoengañado por este falso orgullo, es capaz de acometer alguna locura con consecuencias impredecibles. Desconocer esta realidad es hilar grueso, e ignorar la naturaleza de las guerras. Por tales razones el comunismo chavista tiene algo de pintoresco, pero mucho de realidad.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de Asuntos Estratégicos
New York, USA.
El coronel Luis Alberto Villamarín es analista de asuntos estratégicos especialista en temas de defensa nacional, contraterrorismo, geopolítica, estrategia e historia colombiana, en torno a los cuales ha publicado cerca de 30 libros y mil artículos que son referentes para elaboración de tesis y trabajos académicos en universidades de diversas partes del mundo para pregrados, postgrados y doctorados. Para leer los escritos del coronel Villamarín, haga click aquí.
