Deserciones guerrilleras y bajas en combate

Publicado: 2007-08-27   Clicks: 2101

 

      Por Coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

     Escritor-estratega

     Publicado  el 27 de Agosto 2007 2:30 PM en el Diario El Tiempo de Bogotá Colombia

     http://www.eltiempo.com/blogs/analisis_del_conflicto_colombiano/2007/08/Deserciones-guerrilleras-y-baj.php


      Después de un riguroso análisis estadístico basado en cifras operacionales, entrevistas a exintegrantes de diversas cuadrillas de las Farc y documentos incautados por las tropas entre 1989 y 1991, quedó claro que al año cada grupo de las Farc pierde en promedio el 35% de sus integrantes, sumados los desertores, los muertos en combate, los capturados, los “licenciados”, los lisiados de guerra y los enfermos.
      Si se revisan las estadísticas actuales, el promedio de bajas administrativas y de combate, sucedidas en las filas de las Farc, se mantiene similar al de hace 18 años, con algunas pequeñas diferencias de forma pero no de fondo que induzcan a pensar que lo crónico del conflicto va a variar a corto o mediano plazo.
     Hace dos décadas no existía el plan de reinserción, ni las autodefensas ilegales eran tan numerosas, fenómenos que surgieron a partir del crecimiento matemático y geométrico de las farc financiadas con el narcotráfico.      

      Pero, si se evalúan con rigurosidad las estadísticas, el espíritu ofensivo del Ejército se ha mantenido durante ese periodo, no obstante la falta de objetivos nacionales concretos y la ambivalencia de los gobiernos de turno para enfrentar la guerra. En síntesis: La mentalidad ofensiva del Ejército es algo inherente a la institución y no una consecuencia de la orientación política de los gobernantes de turno para conducir la defensa nacional.
      Con ligereza se afirma que el presidente Uribe incrementó la mentalidad ofensiva de las tropas. Eso no es cierto. Lo que hizo el presidente Uribe fue poner la cara al problema y hacer lo que no hicieron sus antecesores:  Decirle al país y al mundo que la agresión comunista armada es un ataque sincronizado de terrorismo y propaganda política para instaurar una dictadura totalitaria en Colombia.
     Además, Uribe recordó a los colombianos que el Ejército es la institución pilar de la democracia por ende merece el respeto y la admiración sepultados durante la débil presidencia de Andrés Pastrana, cohonestada por los genuflexos generales Fernando Tapias y Jorge Mora, quienes para mantenerse en sus cargos rodeados del boato burocrático del poder, satisficieron los caprichos personales de Pastrana y de paso permitieron que se mancillara el honor del Ejército, al entregar la sede de un batallón al arbitrio de los terroristas y confabularse con el presidente para tolerar la existencia de la zona de distensión, plagada de desmanes y flagrantes violaciones a la constitución que los tres funcionarios enunciados juraron defender.
      Unos y otros se disculparon con el argumento que Colombia necesitaba la paz. Es evidente que Colombia necesita la paz, y ojalá sea cuanto antes, pero eso no significa que se entregue la soberanía como se hizo en el Cagúan y se mancille la honra de Colombia y del Ejército al permitir la convivencia de los terroristas en una zona del delito, sin emplear la armas de la república para restaurar el orden, cuando era mas que evidente que las Farc estaban jugando con la debilidad de carácter del presidente, los impreparados ministros de Defensa y los dos generales mencionados.
      Tampoco se puede decir que es gracias al presidente Uribe que se está ganado la guerra. Los resultados operacionales positivos, han sido el producto del sacrificio de miles de soldados mal remunerados, medianamente dotados, con limitaciones logísticas e insuficiencia de comunicaciones. Lo preocupante del asunto es que la situación táctica, es decir el análisis del poder relativo de combate está igual que hace unos años. Simplemente las Farc pasaron a la retirada estratégica, rehuyeron del combate frontal, ordenaron la guerra de guerrillas y volvieron al empleo del tiempo a su favor, a la par con el minucioso desarrollo de las células del partido comunista clandestino dedicado al silencioso trabajo de construir bases y corredores de movilidad para que las cuadrillas tengan apoyo logístico sobre las 30 ciudades estipuladas como prioritarias en la ofensiva final de las Farc.
       En ese orden de ideas, las bajas y capturas de cabecillas de cierto nivel, han sido factores coyunturales, pero no estructurales para el desenlace del conflicto. Esto indica y apunta a demostrar lo que siempre hemos dicho: Ni las bajas en combate ni las deserciones en la guerrilla, equivalentes al 35% de su fuerza, alteran la balanza del poder relativo de combate, pues mientras subsistan la corrupción y la falta de objetivos nacionales traducidos en estrategias integrales de Estado, el partido comunista y las Farc, seguirán encontrando el terreno abonado para reclutar incautos, echar leña a la hoguera y encender las pasiones de la guerra.
       Obviamente que la respuesta militar se debe mantener e incrementar inclusive sobre la retaguardia estratégica del secretariado de las Farc, como ha sido la intencionalidad del presidente Uribe, pero a la vez es necesario que todo vaya de la mano con un plan estratégico coherente de desarrollo socio-económico, para que no haya desempleados listos para ingresar a las guerrillas, el narcotráfico, las autodefensas o la delincuencia común, ni para que los comunistas tengan un argumento a su favor para nutrir su ejército particular.
      Es necesario romper el cerco mental actual. Si las operaciones militares no van de la mano con respuestas sociales, las bajas en combate de guerrilleros no solucionan el problema, sino que lo prolongan el drama crónico de la barbarie. Pero para ello se necesita que todo el gabinete ministerial trabaje con los gobernadores y alcaldes en torno a objetivos medibles y verificables centrados en la solución del problema.
      Así por ejemplo la cartera de educación debe educar para la convivencia y la mentalidad positiva de construir y no de destruir. La cartera de Comercio Exterior de la mano con la de Relaciones Exteriores y las universidades en estudios llevados a la práctica del posicionamiento de los productos colombianos en el exterior. El Ministerio de Desarrollo enfocado en buscar el aumento del consumo interno de todos los productos, bienes y servicios que produce el país. Y así sucesivamente todos de la mano, trabajando en aras de la unión, el desarrollo y la erradicación de la violencia.
     Mientras cada quien sea una isla aparte, y cada alcalde mande en su año, la guerra seguirá siendo crónica, porque el 35% de las bajas y deserciones guerrilleras no serán suficientes para arreglar el problema. Y lo que es peor: Si las Fuerzas Militares erradicaran militarmente a las guerrillas, pero pervivieran los problemas estructurales actuales de corrupción, ineficiencia e islas apartadas, el problema volvería a nacer. Entonces diríamos que como hoy, el enorme sacrificio de los soldados solo sirvió para sostener en la burocracia a unas castas politiqueras, miopes e inferiores al reto histórico.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
www.luisvillamarin.com

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