La fortaleza de carácter del Presidente Uribe

Publicado: 2007-10-10   Clicks: 2803

 

Por coronel Luis Alberto Villamarin Pulido

Escritor estratega

Publicado el 10 de Octubre 2007 10:33 PM en el Diario El Tiempo de Bogotá Colombia 

http://www.eltiempo.com/blogs/analisis_del_conflicto_colombiano/2007/10/La-fortaleza-de-carcter-del-Pr.php

     Álvaro Uribe Vélez es el hombre de los guarismos superlativos en la historia de la política colombiana. Quizás después del Libertador, no había habido otro mandatario que desplegara tanta fortaleza de carácter, dinamismo y energía, para gobernar a pesar de los audaces ataques de sus enemigos y detractores.

     A la envidia por excelencia “deporte nacional”, los enemigos de Uribe le han sumado todo tipo de bajezas, escudados en el argumento de la oposición o de la justicia. Con contadas excepciones de unas pocas “salidas de piedra”, Uribe ha demostrado su grandeza personal, intelectual, moral y patriótica para callar la boca de los insidiosos.

     No hay en los anales de Colombia, otro presidente tan popular y con tanta credibilidad como el. Cinco años después de haber asumido la presidencia, conserva mas del 70% de la popularidad, que ni siquiera gozaron sus antecesores en el primer año de gobierno. No es descabellado afirmar que si el próximo 28 de octubre hubiera elecciones presidenciales y Uribe presentara su candidatura, ganaría de nuevo y con resultados tan abrumadores  o superiores a los anteriores.

     Sin embargo, los mediocres, los envidiosos, los rastreros, aquellos que hablan de oposición porque les carcome el virus de la politiquería en pos de recuperar cargos burocráticos para manipular electorado; lo atacan, lo hieren, lo calumnian y le endilgan cercanía con los “paramilitares” fenómeno del cual, también son muy responsables los politiqueros. Sea por acción u omisión.

      Por una parte, los terroristas del M-19 tienen parte de la culpa de la aparición de las autodefensas ilegales, pues producto de las barbaridades que cometieron al lado de las Farc, el Eln y el Epl, contra la población civil; los ganaderos, industriales y comerciantes, se vieron forzados a defenderse de una agresión que sobrepasaba los límites de las capacidades del Estado. Igual sucede con los comunistas que apadrinan la violencia revolucionaria desde 1961 y ahora se hacen los de la vista gorda con el cuento que el Partido Comunista Clandestino de las Farc no es el mismo Partido Comunista tradicional.

      A manera de ejemplo, si cuando Gustavo Petro trató de descalificar a las Farc por los actos terroristas, de inmediato surgieron las voces solapadas del Polo Democrático que comulgan con las Farc; como será con el partido comunista que desde siempre ha nutrido con cuadros la ideología subversiva, con miembros de la Juco las filas de las guerrillas urbanas y las redes de apoyo logístico en las ciudades, asi como los contactos en el exterior con diversos movimientos de izquierda que respaldan la acción armada y la “combinación de formas de lucha continental contra el imperialismo yanqui”.

     Pero por otra parte también son responsables los politiqueros tradicionales, que de acuerdo con el vaivén de los acontecimientos o se han hecho los de la vista gorda con el fenómeno “paramilitar” o han hecho publicidad oportunista para combatirlos.

     Lo curioso es que mientras los terroristas desmovilizados del M-19, los “camaradas” y los politiqueros, por parejo son expertos en criticar con saña, en despotricar y en sembrar la inquina, ninguno de estos tres grupos tiene obras concretas para mostrar en torno a la mejoría del nivel de vida de los colombianos, o por lo menos proyectos sólidos en desarrollo.

    Todas sus actuaciones giran en torno a atacar a Uribe y hablar de paraísos de bondades si ellos gobernaran. En realidad lo que les interesa es sacar del gobierno al presidente Uribe o a quien este de turno, con el ambicioso objetivo de utilizar a sus anchas y para su beneficio las mieles y componentes del poder.

    Pero lo peor del asunto es que la desinformación se convierte en gran aliada de los tres grupos enunciados. Es increíble que todavía haya quienes crean que Hugo Chávez actúa de buena voluntad pese a la evidente cercanía que tiene con las Farc. O que para que los terroristas liberen a los secuestrados es necesario despejar zonas extensas. O que Uribe es el culpable de que estén secuestrados como pretenden hacer creer las Farc y sus correligionarios.

     Desconocer las verdaderas intenciones del adversario es el primer paso hacia el suicidio colectivo, máxime, cuando ni siquiera se ha identificado a ese adversario y de manera socarrona se piensa y se cree que la agresión de las Farc y su partido político es una acción circunstancial contra las Fuerzas Armadas, o una guerra personal contra el presidente Uribe, en la cual los demás colombianos no tienen nada que ver, verbigracia, cuando periodistas, “analistas” y politiqueros se refieren a la “población civil ajena al conflicto”.

      Pero la fortaleza del presidente Uribe radica en que no ha perdido el norte de la guerra contra el terrorismo comunista y la barbarie de las Auc. Naturalmente que ha cometido errores que han impedido que su proyecto se concrete. Por ejemplo, los continuos nombramientos de ministros de defensa civiles inexpertos y sin credibilidad dentro de las tropas y la opinión pública en general, es un lunar que ha hecho que el desangre se prolongue por falta de estrategia integral y de objetivos nacionales a largo plazo.

     Otro error suyo, fue la escogencia del actual Ministro del interior cuyo liderazgo y capacidad de concertación son mínimos. Al mismo tiempo, en la política exterior le ha faltado mayor contundencia del ministerio de Relaciones Exteriores para que los embajadores y cónsules, cuenten al mundo la realidad del conflicto colombiano y se neutralice la favorabilidad que tienen las Farc en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y algunos sectores del PT brasileño.

    Y desde luego hay otros errores, pero la capacidad de trabajo, el talante, la visión de estadista y su fortaleza para soportar los embates de sus enemigos cargados de bajezas, hacen del presidente Uribe un líder superior a sus antecesores, sin reemplazo concreto a la vista y con posibilidades de un tercer periodo. No por lo que puedan decir las por siempre cuestionadas encuestas, sino por lo que piensa la gente común y corriente hastiada del terrorismo guerrillero, la barbarie de las Auc y las patrañas de los politiqueros.

Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

Analista de asuntos estratégicos

www.luisvillamarin.com

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